jueves, 11 de abril de 2013

LAS CUENTAS DEL GRAN CAPITÁN.







"...El negocio taurino se ha pervertido. Y aunque el cogerente de la empresa Pagés achacó a las figuras del toreo falta de adaptación a la verdadera situación económica del país seguramente hay que repartir las culpas a partes iguales..."

Las cuentas del Gran Capitán



Por Álvaro R. del Moral

A la empresa no le salen los números. La comparecencia de Ramón Valencia ante los medios en el restaurante La Raza reforzó su papel de portavoz y fachada de la empresa Pagés pero, sobre todo, se convirtió en una fábrica de titulares periodísticos. La inmediatez de las redes sociales hizo el resto y la funesta política de bloques, ese contigo o contra tí, llevó el debate virtual y paralelo a un cuerpo a cuerpo entre los que culpan a las figuras de las goteras de su casa y ese neotorerismo incondicional que no admite el más mínimo análisis o matización. En el término medio está la virtud, nos decían de chiquitos. Valencia señaló que la empresa Pagés había perdido la friolera de 96.000 euros en la tarde del Domingo de Resurrección; con el cartel de no hay billetes colgado en las taquillas y las tres máximas figuras del escalafón en el patio de cuadrillas. Y las cuentas, euro arriba o abajo, resultan creíbles aunque el definitivo resultado económico haya que entenderlo dentro del balance general que arroje la temporada en octubre. Pero aquí falla algo y lo hace de raíz, desde hace mucho tiempo.

El negocio taurino se ha pervertido. Y aunque el cogerente de la empresa Pagés achacó a las figuras del toreo falta de adaptación a la verdadera situación económica del país seguramente hay que repartir las culpas a partes iguales. Valencia habló de la perversión del negocio: hay que perder dinero en los buenos carteles para ganarlo en los baratos. Es el mundo al revés pero el empresario no reconoció que es una situación que, en connivencia con los toreros de primera línea, también ha beneficiado durante lustros a la gran patronal taurina. Desde mediados de los años ochenta se fieron alargando artificialmente las ferias en detrimento de las antiguas temporadas posibilitando pingües beneficios a las figuras del toreo, que de alguna manera los generaban indirectamente al constituirse en la única justificación de esos extensos ciclos en los que el billete grande lo lucraban las empresas con la plaza a medio llenar por un abono potente y tres tíos del montón. Se estaban engrosando hasta el límite unos abonos cautivos que el personal se rifaba en los tiempos del derroche, a la postre el torero más taquillero -junto a los santos del lugar- de un cambio de siglo que ha llegado para poner todo patas arriba.

Más cosas. Pero el aire está dando la vuelta y revocando ciertos parámetros que se consideraban inamovibles. El aficionado ya no se ve obligado a retratarse en el turno de abonados -no consigue ninguna ventaja añadida- y puede elegir entre la oferta de la empresa los carteles de su predilección. Ramón Valencia no se anduvo por las ramas y admitió que las medidas puestas en marcha para frenar la sangría de abonos no habían dado resultado: la ausencia de las cámaras, el recorte en cinco espectáculos o el remate de las combinaciones no han logrado doblegar las garras de esta espantosa crisis en las que el empresario quiso cifrar todos los males del negocio taurino aunque la solución del teorema podría no ser tan simple. No nos cambiaremos de epígrafe para ir dando fin a este Observatorio que se interrumpe la próxima semana. Volveremos después de las tardes de albero y ¿sol? en la plaza de la Maestranza. 

Pero antes tenemos que felicitar al maestro Paco Ojeda por esa intensa y emocionante ovación que marcó distancias y refrescó memorias. La recibió el pasado jueves en la sala Antique, que distinguió al genio de Sanlúcar después de hacerse acreedor del I Premio Nacional de Tauromaquia instituido por Cultura. Tampoco podemos dejar pasar el éxito cosechado por Juventud Taurina de Sevilla y los diestros Antonio Nazaré y Jiménez Fortes en la exhibición didáctica de toreo de salón de la plaza del Salvador aunque algunos siguen sin enterarse de nada. Ah, y no olviden sintonizar Radio Sevilla esta noche: hay tertulia taurina.
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