Plaza de Madrid. 1(Novillada el 8 de septiembre de 1941
La muleta en la izquierda. La espada en la derecha. Y el corazón en el centro. Antonio Bienvenida (Don Antonio Bienvenida) cita para el pase cambiado a muleta plegada que heredó de su padre el Papa Negro
"...El torero se sitúa frente al toro con la muleta plegada en la mano izquierda, como el comentado cartucho de 'pescao'. Una vez que se cita al toro con la voz y se arranca, se le quiebra y se le pasa la muleta como si se tratara de un pase de pecho, aunque sin desplegarla..."
ANTONIO SANTAINÉS CIRÉS
Fotografías de La razón Incorpórea
El pase cambiado Popularizado por Antonio Bienvenida, quien lo recibe del Papa Negro y éste, a su vez, lo heredó de su padre, quien se lo había visto hacer a El Gordito. El torero se sitúa frente al toro con la muleta plegada en la mano izquierda, como el comentado cartucho de 'pescao'. Una vez que se cita al toro con la voz y se arranca, se le quiebra y se le pasa la muleta como si se tratara de un pase de pecho, aunque sin desplegarla. Antonio Bienvenida sufrió una cornada gravísima en Barcelona intentando dar este pase.
“La fecha del 18 de septiembre de 1941 quedó grabada con caracteres indelebles en roca viva. Salió a torear Antoñito Bienvenida en Las Ventas de Madrid con Morenito de Talavera y Juan Mari Pérez Tabernero novillos de Antonio Pérez Tabernero. Con el quinto, de nombre Naranjito obtuvo un éxito asombroso. Antoñito Bienvenida le dio tres pases cambiados con la muleta plegada y tal garbo y tanta majeza imprimió en la difícil y arriesgada suerte que no solo produjo un frenesí colectivo sino que dejó a los aficionados de más solera con la boca abierta. En cada cara había una interrogación y cada uno dudaba de lo que había visto. Los madrileños se quedaron sobrecogidos y atónitos como se queda el ánimo ante las grandes creaciones del arte. Lo llevaron en hombros hasta su casa, General Mola 3 (hoy, Príncipe de Vergara)
Finalizaba el año y Roberto Domingo daba los últimos toques a su obra el pase cambiado de Antonio Bienvenida, óleo que se reprodujo luego en carteles murales y sirvió para anunciar la presentación de dicho espada en Barcelona como matador de toros.
[…] Unos días antes de la corrida del día 26 de julio en nuestra ciudad coincidieron en el tren Domingo Ortega y Antonio Bienvenida. Ortega, más cauto, le dijo: “Mira Antonio, tu vas a ser figura, dando el pase cambiado o sin él. Es una suerte muy peligrosa. El público te lo va a exigir siempre, y siempre no se puede dar. No tienes necesidad de darlo”.
Para aquella histórica corrida del 26 de julio de 1942 en Barcelona don Pedro Balañá Espinós echó la casa por la ventana. Doce toros; seis de Buendía (Santa Coloma) y seis de Ignacio Sánchez (Trespalacios) para Manuel Jiménez Chicuelo, Nicanor Villalta, Pepe Bienvenida, Manolete, Pepe Luis Vázquez y Antoñito Bienvenida.
Eran ya las nueve de la noche cuando Antoñito Bienvenida cogió muleta y estoque para matar el duodécimo toro, de Trespalacios. Un toro jabonero claro, de nombre «Buenacara», un buen mozo galgueño y astifino, bronco y con sentido que gazapeaba. Salió el diestro con la muleta recogida en los tercios del diez. Sin darle casi tiempo para citarlo, el toro que tenía marcada tendencia de vencerse hacia los adentros, se le arrancó descompuesto.
Desistió el torero de su propósito. Pepote le advirtió que a este toro no se le podía dar el cambio. Antonio le contestó: «Ya lo sé».
Pero su amor propio y los deseos de triunfar en Barcelona tuvieron más fuerza que la razón. Saliendo esta vez del nueve, dio su carrerita citando de nuevo para el cambio, aguantó mucho Antonio pero el toro fiel a su tendencia se acostó del lado de las tablas, prendió de lleno con el pitón derecho por el vientre a Antoñito Bienvenida y pasándoselo al otro le infirió otra cornada.
Ya en la enfermería, mientras el doctor Olivé Gumá rasgaba el terno del herido, Pepe se lanzó para apreciar la herida y al ver el boquete que aparecía en el abdomen no pudo contener un gesto de horror. Antonio, con una entereza impresionante le dijo: «Pepe, no te asustes que no es nada».
Días después Antoñito prometió: «Volveré a vestir el mismo traje morado y oro, reapareceré en Barcelona, daré el pase cambiado y se lo brindaré al doctor Olivé Gumá».
[…] Y, aquel 12 de octubre de 1942 cumplió su palabra”.
Seis toros de Buendía (Santa Coloma) y seis de Ignacio Sánchez (Trespalacios) para Manuel Jiménez Chicuelo, Nicanor Villalta, Pepe Bienvenida, Manolete, Pepe Luis Vázquez y Antoñito Bienvenida.
Antonio cita a Buenacara para el cambio a muleta plegada. La cogida se presentía por lo que su padre se marchó del callejón y su hermano Pepe le quitó una vez el toro, pero Antonio insistió en citarle de esa forma, muy confiado. Confianza en el triunfo que se refleja en su cara…
Pero el toro, al fin, no obedeció al engaño. El encontronazo es brutal.
El desconcierto ante la evidente gravedad de la cogida, gravedad que se refleja con claridad en el semblante del torero.
Tan brutal como el tremendo boquete que dejó, en la barriga de Antonio, el cuerno de “Buenacara”. El puño del galeno cabe entero dentro de la herida.
El Papa Negro con su hijo Antonio convaleciente
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