sábado, 31 de agosto de 2013

TAURODELTA PRESENTA LA FERIA DE OTOÑO 2013

Taurodelta convoca a los medios de comunicación a la presentación de los carteles de la próxima Feria de Otoño, que se celebrará en la Plaza de Las Ventas del 3 al 6 de octubre, y de la corrida del domingo 13 de octubre, cierre de temporada. La presentación se realizará el próximo viernes 6 de septiembre, a las 12:00 horas, en la Sala Antonio Bienvenida de la Plaza de Las Ventas. Durante esta presentación se dará a conocer también el cartel de la novillada matinal, final del ciclo Camino hacia Las Ventas, que se celebrará el domingo 6 de octubre a las 12:00 horas.
El próximo día 6 de septiembre, desde las 16:00 horas, se inicia el proceso de renovación del abono de otoño de la Plaza de Las Ventas, que se prolongará hasta el día 24, con el siguiente calendario:
Renovación del abono: Del viernes 6 al martes 24, ambos incluidos.
Venta de abonos sobrantes: Del miércoles 25 al domingo 29 de septiembre, ambos incluidos.
Venta de localidades sueltas: Desde el lunes 30 de septiembre.
Horarios de taquilla: Todos los días, desde el 6 de septiembre, de 10:00 a 14:00 y de 16 a 19:00 horas. El viernes 6, sólo en horario de tarde. Los domingos 8, 15, 22 y 28 de septiembre el horario será exclusivamente de 10:00 a 14:00 horas.
En este proceso de renovación no será posible, por la premura de tiempo y la imposibilidad de cumplir los plazos bancarios para este tipo de operación, realizar domiciliación bancaria, por lo que todos los abonados que decidan renovar deberán hacerlo en las taquillas de la Plaza, en las fechas y horarios especificados anteriormente.
Los abonados que renueven su abono podrán beneficiarse de una reducción del 50% en las entradas para la corrida de toros programada el 13 de octubre, cierre de temporada en Madrid. A los que adquieran esta localidad se les obsequiará, además, con la entrada para la novillada sin caballos, matinal, que se celebrará el domingo 6 de octubre.

EMOTIVA CARTA DEL MAESTRO ENRIQUE PONCE A SU ABUELO LEANDRO.



Enrique Ponce ha remitido una emotiva carta a su abuelo Leandro, fallecido ayer a los 100 años de edad. A continuación, reproducimos íntegramente el texto:
Carta de Enrique Ponce a su abuelo Leandro:
Mi abuelo es el punto de partida de mi vida como torero. Quien soy y lo que soy se lo debo a él; a su generosidad por darme todo su tiempo, a su entrega para enseñarme todo lo que sabía, a su apoyo incondicional en los comienzos y en el presente y a su exigencia por sacar de mí lo mejor que había, enseñándome además la mejor lección de la vida: que para cumplir mi sueño no debía olvidarme nunca de, ante todo, ser una buena persona.
Son miles los recuerdos que guardo en mi memoria con él y de él. Tantos viajes, tantas ilusiones, tantos sueños cumplidos y compartidos recordados en nuestro día a día actualmente con especial cariño y emoción por parte de los dos.
Mi abuelo me despertó a los sueños de la vida con el inmenso deseo de hacer realidad un sueño que vivía en su corazón para luego vivir en el mío y hacerlo realidad a través de mi persona pero con el corazón y la afición, siempre, de los dos.
¡Qué importante es la figura de un abuelo en la vida de un niño! ¡Cuánto podemos aprender de ellos! A mí, mi abuelo, me marcó el camino a seguir desde los seis años siendo el espejo donde mirarme y la fuente donde bebí y aprendí todo lo que sé.
Su concepto del toreo siempre fue puro y clásico ante todo. Conceptos que a mí me transmitió y que pienso se reflejan en mi toreo. Me enseñó además, y por lo cual le estoy enormemente agradecido, el respeto a la profesión, al torero y al toro. Son principios básicos que deben ser inculcados a todos los niños que empiezan a querer ser toreros. Una de las cosas más importantes que aprendí de él es que no es suficiente que deseemos los sueños, sino que además hay que trabajar y esforzarse mucho para lograr las metas. Otra de sus lecciones más importantes en mi persona ha sido el enseñarme que además de ser torero hay que parecerlo dentro y fuera de la plaza.
Dios quiera que cuando me toque a mí el maravilloso papel de ser abuelo pueda contagiarle a mi nieto la ilusión por la vida y el ejemplo de un ser humano tan excepcional como ha sido en toda su vida mi abuelo. Siento un enorme agradecimiento a Dios por haberle tenido en mi vida, por haber tenido el privilegio de ser nieto de un hombre tan extraordinario como él.
Gracias abuelo. Por ti soy torero, gracias a ti he conocido la felicidad de ser torero y la satisfacción que me ha proporcionado poder hacerte sentir orgulloso de lo que los dos hemos conseguido juntos. Porque yo soy obra tuya, obra de tu sentir, de tu amor al toreo, de la grandeza y profundidad de tu corazón.
Gracias abuelo, porque soy nieto de un sueño, de tu sueño, de nuestro sueño.
Desde El redondel taurino muestro más sentido pésame al Maestro Enrique Ponce, así como a todos los familiares del fallecido.  Descanse en Paz.


SOLDADITO ESPAÑOL / POR JUAN LAMARCA.



Manolo Bienvenida
Octubre de 1936: Real Mestranza de Sevilla- Magna Corrida Patriótica

En 75 Aniversario de la muerte de Manolo Bienvenida
SOLDADITO ESPAÑOL

Por Juan Lamarca

(Publicado el 20 de Noviembre de 2009)

"..Padre, qué importa que nuestra familia esté peligro, cuando lo que está en juego es la vida de España..."

Así se explicaba el soldado Manolito Bienvenida ante Manuel Mejías Rapela, el Papa Negro.
Manuel Mejías Bienvenida ocupaba el trono del toreo aquel año de 1936, cuando el vil asesinato de Calvo-Sotelo descarga el toque de clarín que espolea a la razón frente a la barbarie, y la patria se divide en dos un 18 de Julio.
Manolo venía de cortar un rabo en Sevilla y dos en Madrid, además de rabo y pata bajo el capotillo de San Fermín, cuando la temporada española se trunca, toreando su última corrida de la España unida en El Ferrol, obteniendo los máximos trofeos.
Era este Bienvenida un héroe del toreo, y así comenzó a forjar su leyenda como héroe de la patria.
Suspendida su corrida en Córdoba por causa del Alzamiento Nacional, marcha al día siguiente a Madrid para unirse a su familia, pero allí todo es horror y terror, como cuenta la biógrafa de la dinastía, María de la Hiz: “Le persiguen como a un conejo”.–Esta noche vendrán a buscarte para darte el paseo –le informan confidencialmente.
Llama al Ministro de Gobernación, pero ya nadie controla nada, y tiene que ocultarse en una casa segura hasta que puede huir a Francia, y desde allí, a Burgos, donde se incorpora al Ejército Nacional ya en Octubre.

El soldadito Manolo Mejías Bienvenida torea en la liberada Sevilla una magna corrida patriótica “A beneficio de la ropa del soldado”, presidida por el general Queipo de Llano, al que le dirige un encendido y vibrante brindis ante un público enfervorizado.
Sobre el fondo bermellón de su muleta apareció un nevado VIVA ESPAÑA, tal que un banderín de enganche de sentimientos patrios. 

Por la noche, a través de las habituales y nada discretas arengas radiofónicas del general, el gesto del mayor de los Bienvenida anidó en el recuerdo de unos y azuzó el rencor de otros.

Manolo se enrola en el frente más activo y peligroso, el del Jarama, demostrando también aquí su valor y su casta, siempre de pie ante el toro de la guerra.–Mientras un hombre quede en pie, un Bienvenida no se tira al suelo –dice el general Sotelo, quien tuvo que arrestarlo en algunas ocasiones para que no se expusiera tanto. ¡Genio y figura!

Con su arrojo, a Manolito le invadía la tristeza: su madre y sus hermanos se hallaban presos por los rojos. Antes, su padre y su hermano Antonio habían logrado huir a Orán alegando que iban a torear a aquella plaza argelina; el esportón con los trajes y el fundón de los estoques que portaban fueron decisivos en la aduana para que la argucia tuviera éxito.

Doña Carmen Jiménez, esposa del Papa Negro, pone en marcha el plan acordado para reunirse con su marido. Llega al puerto de Alicante, con sus niños Ángel Luis, Juanito y Carmen Pilar, y cuando se disponen a pasar el control de viajeros y recorrer la pasarela de embarque son reconocidos por un miliciano iracundo que grita: “¡Estos son de la familia del Bienvenida que toreó en Sevilla!”

Inmediatamente fueron detenidos e ingresados en la prisión alicantina.. El patio de la cárcel era una tenebrosa caja acústica cuyo repetitivo sonido anunciaba el amanecer de cada día, siendo en uno de ellos donde le arrebataran la vida a aquél que ofreció cristianamente su sangre con el ferviente deseo de que fuera la última gota que se derramara.

Tras tensa y vana espera en el puerto de Orán, el patriarca Manuel Mejías Bienvenida logra averiguar días más tarde las desventuras de su familia, iniciando una dura peregrinación por Argelia y Marruecos para llegar a Sevilla y presentarse en capitanía ante el general Queipo de Llano e implorar ayuda para su esposa e hijos, detenidos por los milicianos.
La presencia del soldado Manolo Bienvenida fue ordenada por Queipo a su despacho.
Tras fundirse en un emocionado abrazo con el Papa Negro, éste le reprochó con su fuerte temperamento su clamorosa actuación y brindis en la corrida patriótica de Sevilla, poniendo en peligro la vida de su madre y hermanos.
La gallarda respuesta anudó la garganta del general e hizo aflorar las lágrimas del curtido torero artífice de la gloriosa dinastía.

César Jalón Clarito, con ocasión de un polémico debate sobre la valía de los jóvenes de la dinastía torera, sentenció:–Allá dónde veáis a un Bienvenida estaréis ante un torero.

Por entonces no se vislumbraba que el atributo de heroicidad también fuera propio de esta familia ejemplar. Eran otros tiempos, claro.

De nuevo la sonrisa brota en la faz de los Bienvenida. La familia cautiva en Alicante logra sortear los portones de los chiqueros rojos y llegar a Francia por la frontera de Port Bou.
Con anterioridad, y en varias ocasiones, el Papa Negro, en estado de desesperación, había sido estafado por atender distintos ofrecimientos para liberar a su familia a cambio de dinero.
En la última ocasión se le presentó un hombre misterioso prometiéndole desinteresadamente conseguir la libertad de los suyos si seguía determinadas instrucciones.

Esta persona providencial cumplió su ofrecimiento logrando lo que tantas veces el Papa Negro había implorado a Dios. Este enigmático señor desapareció en el momento del feliz reencuentro familiar y nunca más se supo de él, a pesar de su interés por encontrarle para mostrarle gratitud y amistad.

Ángel Luis Bienvenida solía acabar estos relatos con los ojos vidriosos y el rostro iluminado para decir que el Papa Negro, desde su profunda fe religiosa, siempre creyó que el misterioso hombre, en realidad, fue un Ángel enviado desde el cielo.
Ángel Luis también, como toda su familia.

EL ABUELO LEANDRO FALLECE A LOS 100 AÑOS. POR PACO MORA



"...El llevó a una plaza de toros por primera vez a quien estaba destinado a ser santo y seña del toreo durante un cuarto de siglo..."


El abuelo Leandro 

Por Paco Mora

Ha muerto el abuelo Leandro. El abuelo por antonomasia del toreo. El que ha sido durante toda su vida profesional testigo y guía deEnrique Ponce. Todos los triunfos del fenómeno de Chiva iban dedicados “in mente” a aquel hombre menudo de estatura y de enorme corazón. Conocerlo era quererlo, y verle en un burladero de callejón era por sí solo un poema enamorado al arte de la tauromaquia quintaesenciado en su nieto.

El llevó a una plaza de toros por primera vez a quien estaba destinado a ser santo y seña del toreo durante un cuarto de siglo. Y lo que te rondará morena, porque ese Enrique hoy destrozado de dolor, cuya parte más noble de su torerísimo corazón recibirá sepultura con el del abuelo, tiene cuerda para mucho tiempo a juzgar por la dimensión que está dando este mes de agosto, que hace ya muchos años que lleva su nombre. Sé que el gran torero está pasando por los momentos más tristes de su vida, pero yo, que tantas veces hablé con él, estoy seguro de que la sombra buena del “abuelo Leandro” le seguirá protegiendo mientras se vista de luces y aún más allá. Su sonrisa de hombre bueno y aficionado cabal le hará compañía eternamente. Descanse en paz, y el pésame más sincero a toda la familia a la que con el abuelo se les va lo más entrañable de sus vidas.
***

YIYO: "PALI, ESTE TORO ME HA MATADO" / XXVIII ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE JOSÉ CUBERO, YIYO.




"Pali, este toro me ha matado", fueron Ias últimas palabras de Yiyo antes de morir

Luis Martínez Morcillo
Colmenar Viejo / 31 de Agosto de 1985 / El País

Pali, éste me ha matado fueron las últimas palabras del torero José Cubero, Yiyo, instantes después de recibir la mortal cornada que el toro Burlero le asestó en el corazón. El Pali, uno de los peones de Yiyo, que entraba junto al matador a la enfermería, pudo oir las agónicas palabras del joven diestro. Yiyo, de 21 años de edad, nacido en Burdeos (Francia), pero criado en el barrio madrileño de Canillejas, murió ayer cuando terminaba la faena del sexto toro de la tarde del último festejo taurino que se celebraba en Colmenar Viejo (Madrid). Yiyo salía ya de la suerte de matar cuando el toro le empitonó por la espalda, atravesándole el corazón. Hace tan sólo 11 meses, Yiyo asistió como testigo de excepción a la muerte de Paquirri. En aquella ocasión, el joven diestro madrileño tuvo que rematar al toro Avispado, que acababa de herir de muerte al torero de Barbate. En Colmenar Viejo, la muerte de Yiyo fue fulminante. Entró muerto en la enfermería. Ante las peticiones del público, el presidente concedió al torero muerto las dos orejas de Burlero

El matador de toros José Cubero, Yiyo, toreaba ayer en Colmenar Viejo (Madrid) en sustitución de Curro Romero, que no pudo asistir debido a una lesión sufrida en Linares. Yiyo fue contratado para el festejo de ayer urgentemente en la madrugada del viernes. Fue el sexto toro de la tarde, Burlero, el que córneó gravísimamente al diestro, que murió casi instantáneamente. 
Yiyo le había propinado ya al sexto toro una estocada, a la que había precedido un pinchazo. Al salir del encuentro, el torero se dirigió sonriente al estribo. La faena había sido muy completa y el público pedía, unánimemente, las orejas para el diestro. En ese momento, el toro se arrancó inesperadamente y levantó al torero del suelo por una pierna, para volver a levantarlo cuando se hallaba caído en el suelo. Fue, en ese momento cuando le metió el pitón por la axila izquierda y lo volvió a levantar, manteniéndolo sujeto unos escalofriantes segundos. Yiyo cayó de nuevo con trágica rigidez de muñeco y todos se dieron cuenta de que la cogida era gravísima, pues el torero movió espasmódicamente sus miembros y quedó inerte. El toro, seguidamente, rodó sin puntilla, como consecuencia de la estocada.El Pali, uno de los peones de la cuadrilla, corría por el callejón junto aYiyo, al que llevaban en volandas a la enfermería, cuando le oyó decir sus últimas palabras: "Pali, este toro me ha matado".
En esa angustiosa carrera por el callejón, Yiyo llevaba los ojos vueltos y apagados y una fuerte impresión recorrió los tendidos La celeridad en el traslado, la actitud del torero y las expresiones de sus compañeros parecían anunciar lo peor. Juan Cubero, hermano del matador, que va de banderillero en su cuadrilla, corría por fuera del callejón, al hilo de las tablas, sin apartar los ojos de su hermano en una expresión desolada.

Rabia y lágrimas

Antoñete arrojó el capote con rabia y se cubrió el rostro con la manos, y el matador de toros José Ortega Cano, que presenciaba la corrida, se abrió paso entre el público del tendido y se lanzó al callejón para correr detrás de los que transportaban a Yiyo. Todos estos signos llevaron al público la impresión de que el percance podía haber tenido fatales resultados. Tras unos segundos de estupor, los espectadores pidieron con insistencia las dos orejas para el diestro, que el presidente concedió. La cuadrilla no se hizo cargo de los trofeos, pues todos se hallaban en la enfermería y por los tendidos empezó a correr el rumor de que el torero había fallecido. José Luis Palomar, que completaba la terna de matadores, se dirigió a la enfermería llorando a lágrima viva. También iba llorando su cuadrilla, y Antoñete, apesadumbrado, se incorporó a sus compañeros.

La enfermería fue rodeada inmediatamente por numeroso público, que intercambiaba, nervioso y alterado, funestos presagios con noticias esperanzadoras. "Ha muerto, ha muerto", decían algunos."No, no, está muy grave, pero no ha muerto", respondían otros. Entre los que transmitían noticias optimistas se hallaba un hermano de Antoñete, que aseguraba que Yiyo estaba muy grave, pero que no había fallecido. 
El torero había entrado prácticamente muerto en la enfermería, según el parte facultativo. En sus instalaciones el ambiente era de incredulidad ante lo ocurrido y los íntimos del diestro se abrazaban llorando y repetían, como sonámbulos, "no puede ser, no puede ser". El padre del diestro,que había presenciado la corrida, se encontraba materialmente deshecho, así como sus hermanos. El periodistaAntonio D. Olano trataba de consolar a los familiares, sin poder evitar las lágrimas. Uno de los más afectados era Juan Bellido, Chocolate, mozo de espadas del torero muerto, que lloraba inconsolable y se movía, aturdido, por entre los grupos que se arracimaban en la puerta de la enfermería.

La llegada del juez

En los alrededores de la plaza se congregó una multitud,de unas 2.000 personas, que comentaban las noticias que llegaban de la enfermería, todas confirmativas de la tragedia. La llegada del juez, que acudió a cumplir los requisitos legales de levantamiento del cadáver, fue el dato infalible que convenció a los más incrédulos a creer finalmente en la fatal noticia de la muerte del torero. A pesar de ello, la noticia era dificil de creer para muchos de los presentes. 
El espectáculo había transcurrido con absoluta normalidad: 
Yiyo había hecho una faena larga en el tercero, sin terminar de acoplarse con él, pues el toro era un manso que se iba suelto de las suertes. En el sexto, que embestía con casta, pero con nobleza, hizo una faena muy completa, con algunos muletazos espléndidos, aunque con la frialdad habitual en el infortunado torero. 
Antoñete había dado la vuelta al ruedo en su primero, tras una faena muy de su estilo, en la que destacaron los pases de pecho y en el cuarto, un manso huido, lo hizo pasar por el pitón izquierdo después de unos tanteos sin confiarse. 
José Luis Palomar se quitó de enmedio al tercero, que estaba inválido, e hizo una faena desigual en el quinto, del que se le concedió una oreja.
Cumplidos los trámites oficiales, el cadáver del torero fue sacado de la enfermería en una ambulancia. En ese momento, el gentío que aguardaba en los alrededores de la plaza prorrumpió en una emocionante ovación, como último adiós al diestro.

Los colmenareños quedaron fuertemente impresionados y permanecieron en el exterior del coso, después de partir la ambulancia, intercambiando impresiones y comentarios. Algunas mujeres lloraban.

La opinión general entre los congregados alrededor de la plaza era la de que se deberían suspender los festejos del pueblo. Esa misma noche ya quedaron suprimidos todos los previstos y se adoptó la decisión de que no sonara música alguna en los altavoces e instalaciones de la feria.

Por la mayoría de las calles del pueblo la gente se aproximaba a los automóviles que tenían la radio puesta y escuchaban en silencio y con rostros graves las informaciones de las distintas emisoras.
Enlaces a esta entrada

ÁLCALA DE HENARES 30-08-13 FOTOS DE LA CORRIDA DE TOROS.

Alcalá de Henares (Madrid) 30 de agosto de 2013. Toros de SaboyaJUAN BAUTISTA: Oreja en ambos; FERNANDO ROBLEÑO: Oreja y palmas; JUAN DEL ÁLAMO: Dos orejas y silencio.

                VER FOTOS DE RICARDO RELVAS

EL CHANO SIEMPRE CON LA MISMA AFICIÓN

FOTÓGRAFOS EN EL CALLEJÓN DE PANTALÓN CORTO. SERA DE LA CRISIS?

PASEILLO

TERCIO DE BANDARILLAS A UN TORO NOBLE SIN FUERZA

JUAN BAUTISTA LO ENTENDIO BIEN


UNA OREJA

FERNANDO ROBLEÑO


FERNADO ROBLEÑO



NIÑOS EN EL TENDIDO

UNA OREJA

MÁS NIÑOS

LA PEÑA APLAUDINDO

LA BANDA Y LA NIÑA

JUAN DEL ÁLAMO






TORO APLAUDIDO EN EL ARRASTRE

DOS OREJAS

JUAN BAUTISTA













UNA OREJA


EL MANSO NO SE DEJO TOREAR

OVACIÓN

JUAN DEL ÁLAMO



OTRO TORO MANSO

SALIDA A HOMBROS DE

JUAN DEL ÁLAMO Y JUAN BAUTISTA