viernes, 4 de diciembre de 2020

 

ARTURO USLAR PIETRI Y SU OPINIÓN SOBRE EL TOREO

(Por: Rafael Dupouy Gómez) 

Arturo Uslar Pietri, el más connotado escritor e intelectual
 venezolano, siempre se manifestó como un gran aficionado
 y entusiasta de la Fiesta Brava. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

La Fiesta Brava, en los tiempos que vivimos, ha sido objeto

 permanentemente de injustificados ataques y absurdas

 descalificaciones, promovidas principalmente por gente que

 desconoce absolutamente lo que encierra el maravilloso mundo

 del toro y su indudable aporte al arte, la cultura, historia y tradición,

 logrando así consolidarse a través del tiempo.     

Por tal motivo, en defensa del espectáculo taurino, comparto con

 los amables lectores una importante nota, al parecer inédita, escrita

 por el Doctor Arturo Uslar Pietri, en donde expresa y manifiesta 

su valiosa opinión sobre el arte del toreo.

Al Doctor Arturo Uslar Pietri, el más connotado escritor e intelectual

 venezolano del siglo XX, lo atrajo intensamente la Tauromaquia. 

Muy pocos conocen la afición taurina que palpitó en el alma del

 insigne escritor, ganador del Premio Príncipe de Asturias de las 

Letras en 1990. Esa faceta ha sido prácticamente desconocida 

por biógrafos, historiadores y estudiosos de su vida íntima.

A continuación, su importante y muy valiosa opinión sobre el toreo: 

"El arte del toreo es, ciertamente, un arte muy calificado y 

también la supervivencia de un arcaico rito religioso, una mezcla

 de danza mortal, de culto prehistórico al gran animal totémico y 

de  experiencia de la vecindad de la muerte, que ha alcanzado 

en sus grandes intérpretes una calidad creadora. Tiene mucho 

que ver con el sentido del ritmo, con la sensibilidad plástica,

 con una presencia simbólica de formas y colores, y una 

inminencia trágica en suspenso continuo, lo que implica una 

condición única de la vocación de sentir, crear, arriesgar y 

expresar, que va más allá del gesto teatral.

No es de extrañar que los grandes toreros, terminado el 

corto verano de su gloria popular, no hallen fácil acomodo

 para su temperamento. Algunos han desembocado en otras

 preocupaciones y experiencias. Pienso en el Belmonte casi

 filosófico de sus años de retiro, en el Ortega que iba a oír 

a su homónimo Don José y que escribió algunas de las 

cosas más inteligentes que se han dicho sobre el toreo. 

Hubo, también, el caso revelador de Sánchez Mejías y su teatro.

Ahora es el caso de Sebastián Palomo Linares. 

Sebastián pinta, pero sin maestro ni aprendizaje de taller,

 sino por impulso de su propia condición, con colores y 

formas que busca y que halla en su sensibilidad. Lo que hace

 no se parece a ningún modelo y tiene tanto carácter personal 

como el que tuvo en la plaza.

La visión que el torero tiene del toro será para siempre su visión

 del mundo, de la que no podrá evadirse nunca".

Arturo Uslar Pietri, Caracas, 1991.

El Doctor Arturo Uslar Pietri, celebró en varias ocasiones su 

cumpleaños en Madrid, porque coincidía con la Feria de San Isidro.

 Muchas veces se le pudo ver en la Monumental de Las Ventas,

 como en esta fotografía, en compañía del gran cronista 

taurino venezolano Pepe Cabello, disfrutando las corridas

 de toros que tanto le apasionaban. Foto: Cuevas. Año 1998. 

(Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

RECORDANDO EL ORIGEN DE SU AFICIÓN TAURINA

Arturo Uslar Pietri en compañía de su fraternal amigo de toda

 la vida, Florencio Gómez Núñez, quien le transmitió su 

gran afición taurina. Año 1928. MaracayEstado Aragua,

 Venezuela. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

El Doctor Arturo Uslar Pietri, vivió su infancia y juventud

 en Maracay, Estado Aragua (Venezuela). Siendo hijo

 primogénito de doña Helena Pietri Paúl y del General

 Arturo Uslar Santamaría, quien fue funcionario del 

gobierno del Gral. Juan Vicente Gómez, Presidente de

 la República de Venezuela, ejerciendo el cargo de 

Diputado al Congreso de la República y Fiscal General 

del Estado Aragua.

La desbordada afición taurina de los hijos del General

 Gómez, Juan Vicente y Florencio Gómez Núñez,

 contagió al notable escritor apasionándose por la 

Fiesta Brava. Arturo Uslar Pietri, fue cronista 

taurino en sus años mozos y utilizaba el seudónimo 

de “Don Critias, el exiguo”. Los hermanos Gómez 

Núñez, fundaron “Guayabita”, la primera ganadería 

de toros de lidia pura casta española en Venezuela

 y fueron propietarios e impulsores de la 

construcción de la hermosa plaza de toros 

Maestranza de Maracay, joya arquitectónica 

encomendada a su gran amigo, el arquitecto Carlos

 Raúl Villanueva.

Su primera novela “Las Lanzas Coloradas”, fue 

publicada en París en 1931, enviándoles dos ejemplares

 con sentidas dedicatorias de amistad y admiración,

 al General Juan Vicente Gómez, Presidente de la

 República de Venezuela, y a su fraternal amigo Florencio

 Gómez Núñez. 

A su regreso a Venezuela, acudió a presenciar las 

ferias de Maracay de 1934 y 1935, organizadas por los

 hermanos Gómez Núñez, a quienes les dedicó un hermoso

 poema sobre la Maestranza de Maracay (Venezuela).

Arturo Uslar Pietri, fue invitado muchas veces por Juan 

Vicente y Florencio Gómez Núñez, a la ganadería 

“Guayabita” y tuvo la oportunidad de conocer, conversar

 y fotografiarse con los famosos diestros Manuel Jiménez

 “Chicuelo” y Vicente Barrera en la dehesa aragüeña.

En raras ocasiones, el notabilísimo escritor, se atrevió a

 poner en práctica su afición ante la cara de una vaquilla

 en las haciendas “La Providencia” y “Guayabita” de los

 hermanos Gómez Núñez. Amenas tertulias y sabrosas 

terneras formaban parte de la vida sana en el campo, 

en compañía de sus amigos Efraín Gómez, Mario 

Pacheco, Roberto Santana Llamozas, Ramón Martínez

 Ruí, Vicente Martínez Ruí, Heriberto Ramírez, Alejandro

 Funes, Abelardo Martínez Machado y los comandantes

 Diego Rodríguez Garmendia, Pedro Francisco Pereda 

Bermúdez y Francisco Leonardi.

Arturo Uslar Pietri, conversando muy sonriente en 

compañía del maestro del toreo Andrés Vázquez, 

en Madrid, España. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).  

El maestro Sebastián Palomo Linares, gran amigo del

 intelectual venezolano y de su hijo Federico Uslar Braun,

 le regaló un capote que conservó el escritor en un lugar

 especial de su hogar. 


Rafael Dupouy Gómez en compañía del Doctor

 Arturo Uslar Pietri. Caracas, año 1994. 

 Dedicatoria del escritor que dice: “Para los

 hermanos Dupouy Gómez con el afecto 

hereditario de Arturo Uslar Pietri. Caracas, 

año 1984”. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

Entre los innumerables premios y condecoraciones

 nacionales e internacionales, el Doctor Arturo 

Uslar Pietri en 1959, fue elegido Miembro 

Correspondiente de la Real Academia Española 

de la Lengua. En 1973, conquistó el Premio 

Hispanoamericano de Prensa Miguel de Cervantes,

 le concedieron la Gran Cruz de la Orden de Isabel La

 Católica en 1984, el Instituto de Cultura Hispánica de

 Madrid, promovió la “Semana del Autor” en 1986 y 

recibió el Premio Príncipe de Asturias de las Letras

 en 1990 como un merecido homenaje al más 

importante exponente de la intelectualidad venezolana.

 Falleció el 26 de febrero de 2001, a la edad de 94 años

 en su residencia caraqueña.

Rafael Dupouy Gómez

 “Tinín”,  qué personaje

 Por Juan Miguel Núñez Batlles

Fue "Tinín", José Manuel Inchaustti, importante torero en los años sesenta, y  actualmente ejercía como veedor de toros en el campo. 

Sus triunfos fueron de clamor en su corta pero intensa carrera, con trayectoria a la inversa, es decir, de más a menos en lo que a éxitos se refiere. Y desde luego, no fue "Tinín" un torero cualquiera. 

Ahí está su notable palmarés, con una carrera  triunfal desde su arranque como novillero. Cortó uatro orejas en su debut con picadores en Las Ventas,  y tres en La Maestranza, también al debutar en Sevilla trece días antes de que Paco Camino le diera la alternativa, el 21 de mayo de 1966, en Madrid, en San Isidro, con El Viti de testigo. A ver quién mejora el cartel en esa época, en la que dicho sea de paso había una pléyade de figuras de mucho relumbrón.

En Madrid actuó en 28 ocasiones, cortando 17 orejas y con cinco salidas a hombros. 

Cuatro "portazos" dio asimismo en Bilbao. Y cortó el último rabo concedido en el viejo y desaparecido "Chofre" de San Sebastián. 

"Tinín" triunfó también a lo grande en Valencia, Córdoba, Pamplona, Málaga..., en aquella época que tuvo tan buena, en los sesenta (tiempo de colosales toreros, hay que insistir), manteniéndose al menos cuatro temporadas en la cumbre. De modo que no había feria entonces que montase carteles sin contar con él.

Por supuesto que también toda la América taurina fue asimismo escenario de muchas tardes suyas de gloria. Y hay que significar que en este tiempo de triunfos, su carrera estuvo administrada por el todopoderoso Manuel Chopera;  aunque las relaciones entre ellos terminarían deteriorándose, y como consecuencia de sus desavenencias, la figura del torero perdió toda su fuerza, hasta verse prácticamente obligado a retirarse en 1971.  Volvió tres años después, pero nuevamente se fue.

Y, no obstante, sería ese apoderado, Manuel Chopera, luego empresario de Las Ventas, quien le iba a dar una doble oportunidad, anunciándole dos tardes en la monumental madrileña, en la temporada de 1985 (cuando su última reaparición), ya, sin embargo, en esas dos actuaciones no pasó nada importante. Y "Tinín" dejó los ruedos para siempre.

Un "Tinín" -como se aprecia- torero intermitente, protagonista de una curiosa anécdota en aquella tarde de su incontestable triunfo en Sevilla, siendo novillero.  

Sucedió que tras cortar las tres orejas requeridas para salir por la Puerta del Príncipe, los dueños de la plaza (los maestrantes), que en aquel tiempo decidían junto con el presidente del festejo quienes podían cruzar a hombros la cotizada Puerta, ¡se la negaron! Así como suena. Aunque ahora alguien trata de lavar la mala imagen y conciencia de estos señores (maestrantes, con títulos de nobleza, pero pésimos aficionados)  y dan a entender que fue el propio "Tinín" quien se negó a salir a hombros.

Nada de eso,  pues entonces no hubiera saltado la barrera para irse a pie -andando,  está claro-, pero por la mismísima Puerta negada. Y una vez en la calle, se dejó aupar por una muchedumbre de aficionados que, ahora sí, le llevaron en volandas Paseo Colón arriba hasta el hotel, como antiguamente se hacía con los toreros en las tardes memorables. 

Ese era el orgullo y el ingenio de "Tinín", tan espontáneo y riguroso en sus decisiones como diáfano y feliz con su gente (la gente del toro).

Madrileño, nacido en el Foro, que es como decir una personalidad chipén, entre lo castizo y lo atrevido, un tío marchoso con esencia romántica de la vida también por ese corazón así de grande que tenía. 

Tan estupendo en el ruedo -torero de estilo recio, valiente y muy clásico- como "revoltoso" en la calle, y entrecomillas esto de revoltoso, pues no se vaya a confundir con pendenciero. Que siendo "Tinín" un personaje novelesco, sobre todo fue explosiva su simpatía, nobleza y generosidad.

En una época de su vida ejerció también de manager de artistas, como Juan Manuel Serrat y Camilo Sesto. Fue la suya, para entendernos, una vida muy vivida. 

Su última faceta, como veedor de toros en el campo, trabajo que sacó adelante con brillantez, seriedad y responsabilidad.

"Tinín" era amigo de todos. Todos le queríamos. 

 Porque además, esa ingenuidad confiada que le caracterizó, cobijaba un gran talento y afición.

 Locuaz conversador y acertado analista de los pormenores del toreo: en las tertulias con él, su argumento taurino era una delicia.

 Te vamos a echar mucho de menos, "Tinín". Dios te tenga en su Gloria.



CODA.- "Tinín" murió de cáncer en Valencia, el pasado día 2 de este mes de noviembre. en casa de una de sus hijas.

Al día siguiente fue trasladado su cuerpo a Madrid para ser incinerado en el cementerio de La Almudena. Y al llegar el coche fúnebre a Madrid, antes de ir al tanatorio, la familia y un reducido grupo de amigos le acompañaron en una última y muy emotiva vuelta al ruedo en Las Ventas. No más de quince o veinte personas (no se hizo público para poder respetar las recomendaciones sanitarias, guardando escrupulosamente las distancias de seguridad).

El féretro, a hombros de su hijo varón, Lucas,  sus sobrinos y su cuñado, el bailaor Diego Llori, cruzó finalmente la Puerta Grande.

Allí estaban sus hermanas, hermano y unos amigos muy escogidos, entre ellos el escritor y letrista de toros y flamenco, su "hermano del alma" Manuel Herrero. La representación taurina la ejercieron los matadores de toros, Andrés Caballero, Miguel Abellán y "El Javi" de Fuenlabrada; además de los apoderados Antonio Vázquez, Pascual Banegas, Gerardo Roa, Manuel Martínez Erice y José Luis Blanco; los banderilleros Juan Gimeno Mora y Fernando Galindo; y quizás alguno más no identificado bien por el obligado uso de mascarillas.

Una despedida sencilla pero muy sentida y elocuente. "Tinín" por última vez a hombros en Madrid.