Antigua plaza de Los Tejares, en Córdoba - 25 de Mayo de 1963
Alternativa de Manuel Benítez "El Cordobés" con Antonio Bienvenida de padrino, y de testigo José Maria Montilla, con el toro “Palancar”, de Samuel Flores
El Cordobés, 50 años de alternativa
José Luis López Marín / Sevilla toro
Queridos amigos, el pasado sábado, 25 de Mayo se cumplieron 50 años de la alternativa de Manuel Benítez “El Cordobés”, un torero que marcó una época en la historia taurina. La alternativa de un torero, que revoluciono el mundo del toro y que no tuvo términos medios. Benítez, fue idolatrado por los públicos, dentro y fuera de las plazas, y denostado por las plumas más puristas del momento. Su popularidad fue mas allá de lo estrictamente taurino, para convertirse en un autentico fenómeno social.
En el corto espacio de tres años, desde que el torero de Palma del Río, debuto con picadores en Córdoba, el 16 de Octubre de 1960, hasta que tomo la alternativa en esa misma plaza, el 25 de mayo de 1963, pasó de ser un eterno espontáneo en capeas y festejos taurinos, que mas veces de las deseadas, terminaba en los calabozos de pueblos en feria, a ser requerido por la alta sociedad española, para asistir a sus saraos y fiestas mayores, sin que el mismísimo general Franco, que gustaba de invitarlo a sus celebres cacerías, fuera una excepción.
La fama del rubio torero, se fue acrecentando por todo el orbe taurino, basada en el natural temple de sus prodigiosas muñecas, en la quietud de su peculiar toreo, en la ligazón de sus muletazos y en la dirección, en estos primeros años, de su paisano Rafael Sánchez “El Pipo”, que supo aplicar en el particular aspirante a figura del toreo, los claros conocimientos de marketing, que poseía.
La tauromaquia de Benítez, que podría gustar o no gustar, contaba con los más furibundos detractores, y con los más recalcitrantes partidarios, pero en lo que todo el mundo estaba de acuerdo, es que a nadie dejaba indiferente. Su natural simpatía y espontaneidad, perfectamente encauzada por El Pipo a través de sus particulares historias, jugaron un papel importante en el desarrollo del torero que, antes de doctorarse, ya había rodado dos películas, “Aprendiendo a morir”, de Pedro Lazaga y “Chantaje a un torero”, dirigida por Rafael Gil, que tuvieron un gran éxito de publico y que le llevaron a la cima de la popularidad. La última se estreno la misma mañana de su alternativa.
La fama de Manuel Benítez Pérez, que antes de apodarse “El Cordobés”, se anuncio como “El Renco” y como “Palmeño”, traspasó fronteras con la magnifica biografía “…O llevaras luto por mi”, que escribieron en la década de los 60, Larry Collins y Dominique Lapierre, libro que dio la vuelta al mundo convertido en best seller internacional de la época.
El pasado 25 de Mayo, se cumplieron 50 años de la cesión, por parte de Antonio Bienvenida, actuando como testigo José Maria Montilla, del toro “Palancar”, de Samuel Flores, al toricantano de Palma del Río, en la antigua plaza de Los Tejares, en Córdoba.
La plaza cordobesa que sirvió de marco a la alternativa, del que después seria distinguido como V Califa del Toreo (Lagartijo, Guerrita, Machaquita y Manolete, le antecedieron en el califato, máximo reconocimiento que puede tener un torero cordobés) vivía, sus últimos años, antes de ser cerrada definitivamente el 18 de Abril de 1965, para que unos grandes almacenes edificaran allí un gran centro comercial. Esta plaza, inaugurada en 1862, pasó por muy diversas y difíciles vicisitudes, entre ellas un incendio al año de su apertura que la destruyó por completo, siendo levantada y reinaugurada en 1866. En ella tomaron la alternativa, además de El Cordobés, toreros como El Pireo, José Maria Montilla, Parrita, Calerito, José Maria Martorell, o Serranito de Córdoba.
La actual, denominada “Coso de Los Califas” fue inaugurada por el propio Cordobés, José Maria Montilla y Zurito, el 9 de mayo de 1965. Para que los que no vivieron la época de máximo esplendor del torero de Palma de Río, hay que recordar que a pesar de llegar con 27 años al doctorado, participo en mas de mil corridas de toros, marcando hitos muy difíciles de igualar en una época en que los toros cotizaban a la baja. Gracias a la aportación de este torero, verdadero revolucionario de la fiesta, esta se vino arriba, y las plazas donde se anunciaba se colmaban de un público heterogéneo que le idolatraba.
Benítez consiguió salir a hombros en ocho ocasiones de la plaza de toros madrileña de Las Ventas, llegando a cortar ocho orejas en dos tardes, donde también paladeo la amargura y el dolor de la cornada, como la sufrida la tarde de su confirmación, en la que se produjo el caso insólito de concederle una oreja, sin entrar a matar, por la cogida. También supo lo que es salir por la Puerta del Príncipe de La Maestranza sevillana, después de cortar dos orejas y un rabo. Toreo antes que nadie 121 corridas en un año (1970), y 31 en un mes (Agosto de 1965). Lidero el escalafón durante cuatro años, a pesar de que su heterodoxia fue cuestionada por un amplio sector de la crítica especializada.
Como toreo que mandaba en la fiesta, y con la rebeldía por bandera, no se supeditó nunca a los empresarios, y tuvo diferencias importantes con ellos. También tuvo grandes problemas con algunas plazas, como la de Pamplona, donde las relaciones con los seguidores de San Fermín, fueron malísimas y la tarde del 13 de Julio de 1965, después de una monumental bronca en el sexto, llegó a sacudir el polvo de sus zapatillas y torear con una almohadilla a los mozos, jurando no volver jamás a Pamplona, cosa que cumplió al pie de la letra. Cuando su hijo, Manuel Díaz “El Cordobés” se presentó en el coso navarro de novillero, el publico le demostró la misma hostilidad que a su padre, y el joven Cordobés, en clara alusión a su progenitor, también se sacudió el polvo de las zapatillas, no volviendo mas a Pamplona, por lo que Díaz, no ha toreado jamás como matador en la capital de Navarra. “De tal palo, tal astilla”
Deseamos larga vida a este torero septuagenario, con una preparación física envidiable, que logró levantar la fiesta en momentos difíciles, y que lo hizo con las armas que poseía: pundonor, raza y unos conceptos del toreo, muy diferentes a los que se consideran puros, pero que sirvieron para darle años de esplendor a la tauromaquia.
Que Dios reparta suerte, torero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario