En Fallas está esa Feria de los Encastes, en Castellón será el Desafío Ganadero
"...Poder leer en los carteles los nombres de Miura, en las dos ferias que no son largas, Victorino Martín, Cuadri, Adolfo Martín, Fuente Ymbro y Alcurrucén es una buena noticia. .."
LOS ENCASTES, LOS DESAFÍOS Y EL DESPERTAR
Antolín Castro
España
Metidos de lleno en las ferias en este mes de marzo, se abre hueco, se abre una luz, entre las nubes, entre las sombras. En dos ciudades cercanas, en el Levante español, sus dos ferias clásicas, la de la Magdalena en Castellón y la de Fallas en Valencia, anuncian -no sabemos si es un despertar hacia la autenticidad o pura coincidencia- a bombo y platillo dos apartados que quieren llamar la atención de los aficionados: El Desafío Ganadero y la Feria de los Encastes.
Si no es pura coincidencia, lo que deseamos, sería un despertar, el volver a presentar la Fiesta Brava como nunca debió de dejar de ser. Toros y Toreros anunciados en los carteles, no solo figuras y toros comerciales cuando no aborregados.
Poder leer en los carteles los nombres de Miura, en las dos ferias que no son largas, Victorino Martín, Cuadri, Adolfo Martín, Fuente Ymbro y Alcurrucén es una buena noticia. En el espacio de una semana los aficionados tendrán la ocasión de sacudirse la modorra habitual y conectar con el mundo del toro y sus cualidades naturales. Es decir, la casta, el peligro, la emoción, características todas que elevan el interés por cuanto suceda en el ruedo y que hace imprevisible lo que con otro ganado es tan previsible.
Frente a esos toros, hay anunciados toreros que saben lo que es el ponerse delante del toro íntegro, del toro en plenitud. Lo que garantiza que el espectáculo goce de garantías para vivir las emociones propias de las corridas de toros, esas que nuestros mayores nos trasladaron y que se han ido suavizando en las últimas décadas hasta llegar a ser predecible mucho de lo que uno puede ver en una tarde de toros.
Esa falta de incertidumbre, de emociones, son la causa de la deserción de las plazas; el apretón que se da algunas veces cuando tres de las figuras se anuncian juntas en una feria no es producto de las emociones a vivir, sino de la fiesta que van a gozar espectadores para los que el toro no es el eje del espectáculo, sino el torero. Legítima la elección, pero limitada a esas figuras y a esos festejos, la Fiesta Brava es otra cosa, hay otros tercios y no solo el de la muleta. Se vive desde el toro y cuanto pueda suceder con él, sin que sea un colaborador necesario, ya que nació para el enfrentamiento y no para el acompañamiento.
Y si hemos nombrado ganaderías que darán lustre a esos desafíos o a esa feria de los encastes -hay mucho de subliminal pero también de aceptación de la auténtica realidad en sus pretenciosos títulos- hay que nombrar a los toreros que aceptan los encastes variados y los desafíos ganaderos.
Diego Urdiales y Javier Castaño, dos de los toreros llamados a ocupar los puestos cimeros del escalafón, serán protagonistas en las dos ferias. Si hace dos temporadas fueron Fandiño y Mora quienes se abrieron camino, se augura que esta temporada lo sean estos dos diestros. Cualidades les sobran a los dos para demostrar dónde se encuentra la verdad del toreo a través de la máxima verdad del toro.
Con ellos, Rafaelillo y un emergente Eduardo Gallo, ambos también en las dos ferias, completan los distintos desafíos. Junto a los cuatro citados se pueden añadir Fandiño, Robleño, Uceda, Bolívar y otros capaces de salir del monoencaste.
Esas dos ofertas por si solas merecen mucha más atención de la que aparentemente le quieran dar. Los enfrentamientos, si los toreros salen con bien de ellos, pueden revitalizar la alicaída Fiesta e invitar al resto de empresas a comparecer ante las distintas aficiones con carteles que nos saquen de la rutina y la monotonía. Vemos que ganaderías y encastes hay, toreros también, solo queda que la moneda salga cara y pueda ser el principio del despertar.
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