Paulo Campero, que sin duda es un sol en el abanico de la novillería puramente mexicana
"...Y aquí cabría señalar que esta práctica, que toreros inméritos y si pudientes, adoptan de pagar por torear como única forma de hacerlo, es una de las razones que ha contribuido para que la gente se aleje de las plazas, aunque eso a ciertos empresarios los tiene muy sin cuidado, y ante todo esto ¿Como les pinta a los mexicanos que no pagan?...?
CON DINERO Y SIN DINERO
Bardo de la taurina
Era embestida de chiflón bravío, que trataba de intimidar a los taurómacos curtidos en la legua de todas las aristas a las que la convocatoria de los treinta y dos años de alternativa de Miguel Cepeda ‘El Breco’, había hecho llegar hasta su propio cortijo, encabezados por ese inmenso pintor que lo es Ramón Reveles, quién abrió plaza haciéndole los honores al famoso tlachicotón de San Miguel Tlaixpan, al tiempo que la dinastía de Raymundo Cobos le pegaba de afarolados al elixir del agave y Diego de la Mora se la rifo con un Finis Terra y luego ya en el ruedo nos invito de los aromas más puros del arte, esos que se funden en el crisol de valor, lo que provocó que volaran las guirnaldas del triunfo que en la fiesta lo son los sombreros de ‘Manolo’, ‘Curro Plaza’ con su talle torero roció de aroma el albero, José Rodrigo se apuntó apuntando a esperanzadora esperanza y el homenajeado Miguel Cepeda, selló una faena de yemas y claras al puro estilo ‘Breconiano’, chelas y mezcal no paraban de alternar al ritmo de los ventiladores que los cornúpetas traían en purititas puntas, ya en el regazo de la bohemia taurina las preguntas brotaban como cargas de metralletas.
¿Por qué recién no han surgido novilleros hechos en México que verdaderamente interesen? - ¡Claro que si! ahí están Paulo Campero, que sin duda es un sol en el abanico de la novillería puramente mexicana y Jorge Rizo, el del toreo dimensional con el que un día va a volar a las nubes y me refiero a este par de chavales porque resaltan por encima del estándar, dado que su valor les da para pisar los terrenos del cloroformo, su arte les permite ir del clasicismo al duende, la percha y personalidad que se cargan es tal que nunca escucharan el lamentoso ¿y ese quien es?, aparte traen tatuado el toro al que le salen como ‘perros’, y entonces ¿por qué no torean con la frecuencia que deberían? Pues porque pa’ eso, pa’ salirle al toro se necesita más que de un lío de capotes y muletas descoloridos y tasajeados, se requiere de un cofre de oro, ¿Qué? ¿con dinero se hacen toreros?, ¡No! solo se torea, porque el dinero no da el arte, el valor, el temple, el tipo, la cadencia, el tranquillo, el duende, el señorío, la esencia, la técnica, el sitio, el gusto, el aroma, el don de mando, la estética, el reconocimiento, el aplauso, el linaje, ¡No, no, no nada de eso! lo que si da el dinero, es apoderados, amistades con empresarios, picaportes en la ganaderías, tinta a modo, ternos y avíos de la aguja, maestros, paleros, publicidad, camionetas de figuras, alfombras rojas, conferencias de prensa, toretes mochos, jueces de oropel, orejas voladoras y desde luego miedos e inseguridades porque todo lo banal, lo trivial, causa incertidumbre, más chínguere, más torería y viene el recuerdo de aquella letra y música que firmara el gitano de Aguascalientes Elías Rubalcaba, ‘El Sobrino’ en una de cuyas estrofas dice; ‘Ser novillero cuesta’.
Y aquí cabría señalar que esta práctica, que toreros inméritos y si pudientes, adoptan de pagar por torear como única forma de hacerlo, es una de las razones que ha contribuido para que la gente se aleje de las plazas, aunque eso a ciertos empresarios los tiene muy sin cuidado, y ante todo esto ¿Como les pinta a los mexicanos que no pagan?, pues hay que decir que la fileteada este año va a estar canija, debido al coletazo de la rescisión española la cual va a aventar pa’ acá a un bonche de coletudos hispanos que aquí sin ningún problema tendrán cabida en cuanto cartel deseen estar y esto significa que los paisanos desde ahora tienen perdido un lugar en cada cartel ¿una de las causas?, pues que siendo sincero como recuerda el maestro Reynaldo Torres, ya no hay novilleros como Félix Guzmán, cuya tesitura era tal, que una tarde los aficionados lo pasearon en hombros por el tendido, Luis Procuna cuya idolatría le alcanzó pa’ filmar cuatro películas y ‘Joselillo’ del que Pepe Alameda escribiera ‘El Torero de canela’ llenó la plaza de gente y ‘Joselillo’ la llenó de arte’ y pa’ cerrar una recordadita al último ídolo de la novillería Valente Arellano, que se canso de colgar el cartelillo de ‘Agotado el boletaje’, ¡Ah! un favor, si usted conoce un novillero de ese talante ¡Preséntelo!
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