El diestro mexicano Sergio Flores durante la cogida que sufrió al entrar a matar a su primero. / CARLOS ROSILLO
‘Costasol’, un sobrero de bandera
Antonio Lorca / El País
Madrid, 96/06/2013.- Sergio Flores sufrió dos cogidas en el toro de su confirmación, aguantó en el ruedo hasta acabar con él y demostró que tiene clase
La nota triste y heroica de la tarde la protagonizó el mexicano Sergio Flores, que sufrió dos cogidas en el toro de su confirmación, aguantó en el ruedo hasta acabar con él y demostró que tiene clase y agallas para ser alguien en este mundo.
La clase, la bondad, el ritmo, la casta y el temple llegó de la mano de un sobrero de la firma González Sánchez-Dalp, Costasol de nombre, que salió al ruedo con la firme intención de elevar a los altares a aquel torero que estuviera dispuesto a jugarse el tipo y acompañar el compás de su dulce embestida. Bien presentado, astifino, guapo de hechuras, metió la cara en el capote, cumplió sin exceso en el caballo, galopó en banderillas y llegó a la muleta hecho un bombón para ser deleitado. Embistió largo y de manera repetidora, entregado, la cara humillada, buscando y persiguiendo el engaño con exquisita nobleza; y así, en un tercio extenso en el que el animal dejó claras sus muchas cualidades para que su lidiador saliera en volandas por la puerta grande henchido de gloria.
Uceda Leal, que es torero maduro, lo vio con prontitud, y lo recibió erguido y firme a la verónica; cuatro fueron los lances dibujados con gracia y pasión, cerrados con dos medias de cartel. No satisfecho con su obra, aún trazó dos medias más, preciosas, arrebujadas en su cintura, para dejar al toro en suerte ante el caballo.
Había que mandar y torear, y Uceda Leal prefirió dar pases
Y llegó la hora de la verdad: la muleta. Y el toro esperaba con la mirada fija en el torero, dispuesto a realizar juntos una obra de arte. Comienzo por alto, y muleta en la mano izquierda para que surgieran dos naturales largos -solo dos- y el de pecho, que confirmaron la buena disposición del animal. En la siguiente tanda, Uceda prefirió utilizar el pico, y citar fuera de cacho y muy despegado, y la pretendida obra se fue emborronando y oscureciendo. Algún pase tuvo calidad, pero el conjunto se deslizó por la pendiente de la vulgaridad, mientras el toro seguía embistiendo. Claro que había que ponerse en el sitio donde el toreo es grandeza y no donde es bisutería barata, que fue el elegido por Uceda. Había que mandar y torear de verdad, y Uceda prefirió dar pases. Mató bien de una gran estocada y le concedieron una oreja.
Un fracaso sin paliativos del torero, que da la impresión de que está plenamente amortizado, y de que ya es incapaz de cortarle dos orejas a un toro como Costasol, que se las puso en bandeja. Una pena, pero así es la vida. Otra oportunidad como la de ayer será difícil que se la vuelva a encontrar. Ayer, un gran toro se fue al desolladero sin torear.
Tampoco estuvo a la altura de su primero, otro toro noble, ante el que se mostró acelerado, desconfiado, despegado y por debajo de su oponente. Y se justificó ante el que mató por cogida de Flores, muy desclasado.
Le acompañaba otro torero de su quinta, Curro Díaz, un artista contrastado, de maneras finas y elegantes, también amortizado, al que no le acompañan ni el corazón ni la ambición. Es ventajista, parece buscar el detalle más que la faena, y su credo es conformista y escaso de fundamento. Naufragó ante su noble primero, mal colocado y despegado siempre, y el deslucido sexto justificó su falta de mando.
La mala suerte se alió con un joven mexicano, valiente y pundonoroso, que dio la impresión de venir a por todas. Un toro serio y cuajado era el de su confirmación, noble pero con poco celo. Y Sergio Flores se plantó ante él seguro, firme y con templadas y suaves maneras. Se colocó bien, cruzado siempre, tiró de la embestida y demostró su buen gusto con ambas manos. En un descuido, cuando citaba para un pase de pecho, el toro lo empaló por la pierna izquierda, lo volteó y lo hirió en el muslo contrario. Se levantó desmadejado, cojeando y la herida sangrante. A pesar de ello, se empeñó en seguir en la cara de su oponente y aun trazó dos tandas por la derecha claramente mermado de facultades.
Se perfiló para matar, se volcó de verdad sobre el morrillo y nuevamente salió volteado después de dejar media estocada. Tras la tremenda paliza en el suelo, Flores salió con la taleguilla destrozada, el cuerpo magullado y el dolor reflejado en su cara. El animal tardó en morir, y a punto estuvo el torero de derrumbarse antes que su oponente, al que pudo descabellar con gran esfuerzo y totalmente desmadejado. Quiso llegar hasta el centro del ruedo para saludar al público, pero no pudo. Sus compañeros se lo llevaron en volandas a la enfermería, donde los médicos certificaron que no era un rasguño lo que llevaba, sino una cornada con dos trayectorias, además de una contusión en la articulación de la rodilla derecha, otra herida en la región superciliar derecha, ligera conmoción cerebral y contusiones y erosiones múltiples. Lo que no dice el parte médico, porque es obvio, es que este Sergio Flores tiene un corazón torero así de grande y que antes o después le dará la alegría torera que merece.
- Plaza de Las Ventas. 6 de junio. Tercera corrida de feria. Más de media entrada.
Criado/Uceda, Díaz, Flores
Toros de Juan Manuel Criado, -el cuarto, devuelto-, bien presentados, mansos y nobles los tres primeros, y desclasados quinto y sexto; sobrero de Sánchez-Dalp, bien presentado, noble y encastado.
Uceda Leal: media atravesada (ovación); gran estocada (oreja); estocada y un descabello (silencio).
Curro Díaz: metisaca y estocada (ovación); dos pinchazos, media baja y dos descabellos (silencio).
Sergio Flores, que confirmó la alternativa: media _aviso_ y dos descabellos (ovación). Resultó cogido.
Parte médico: El torero sufrió una herida en el muslo derecho con dos trayectorias; una, hacia adentro y arriba, que causa destrozos en el músculo aductor y alcanza el fémur, y otra, de 15 cm, hacia fuera. Pronóstico grave.
OVACIÓN: Sergio Flores demostró que tiene buen gusto y un corazón torero que, antes o después, le dará el triunfo que merece.
PITOS: Ni Uceda Leal, a pesar de la oreja, ni Curro Díaz estuvieron a la altura de la nobleza de sus toros.
DESTACADOS: Costasol salió al ruedo con la firme intención de elevar a los altares a su lidiador
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