- Clásico y espectacular, Diego Ventura volvió a cruzar la puerta grande de Madrid tras cortar tres orejas.
- El público de rejoneo valora mucho más los números circenses que la ortodoxia a caballo
El clasicismo circense
Antonio Lorca / El País
Indudable es la maestría inconmensurable de Diego Ventura, un torero a caballo que ha alcanzado la cima de su carrera y muestra una regularidad extraordinaria en cada una de sus actuaciones. Se ha convertido, sin duda, en una garantía de éxito, y contemplar sus evoluciones en el ruedo es un auténtico deleite. Ayer, sin ir más lejos, volvió a alcanzar un clamoroso triunfo en Las Ventas y salió a hombros por la puerta grande. Honor y gloria, pues, a un gran torero.
Las dos orejas de su segundo toro no las cortó por su forma perfecta de parar a un animal tardo de embestida, o de banderillearlo a lomos del gran Pegaso, que marca la diferencia sobre los demás equinos. Dicho lo cual, se debe aclarar que el entusiasmo provocado no fue la lógica respuesta a una actuación pletórica, sino a los números circenses que Ventura lleva en su espectáculo y que él domina a la perfección en función de la respuesta del público.
El entusiasmo lo provocó Ordóñez,experto en llamar a su enemigo con su mano derecha, y, sobre todo, Morante, que muerde a los toros, al que sacó al final para enardecer al público. ¡Y vaya si lo enardeció! Mientras los tendidos no se inmutan ante un par de banderillas clavado según los cánones, se vuelven locos cuando Moranteaprovecha el encuentro para lanzar un mordisco a la testuz del toro, que se queda pasmado y sorprendido ante tan extraña reacción. Lo último que se espera el toro, se supone, es que un caballo le lance un bocado.
En fin, dos orejas gracias a sus concesiones a la galería, porque el público de rejoneo ha evolucionado tanto que aprecia mucho más la heterodoxia que el clasicismo.
Por eso, el clásico se tornó en circense y se ganó la salida a hombros. ¡Lo que es entender a los públicos…!
Clásico estuvo Ventura en su primero. Sencillamente extraordinaria fue su actuación ante el toro más codicioso y manejable de la mansa corrida de Carmen Lorenzo. Lo paró en el espacio de una moneda, y montando a Nazarí explicó de manera magistral lo que es parar y templar a dos bandas, con los pitones del toro imantados en los pechos del caballo. Los quiebros fueron clamorosos de la mano deMilagro, pero la calidad suprema no produjo la apoteosis esperada.
Tras diez años en activo, confirmó la alternativa Mariano Rojo. Con sobriedad y entrega aprobó la reválida y cortó una oreja. Grande y consolidado, también, sobre todo en el sexto, Leonardo Hernández, en racha ascendente. Sensacional un par de banderillas a dos manos.
- Plaza de Las Ventas. 11 de mayo. Tercera corrida de feria. Lleno
Lorenzo / Ventura, Rojo, Hernández
Toros despuntados para rejoneo de Carmen Lorenzo, bien presentados, mansos y parados; muy manejable el segundo.
Diego Ventura: rejón bajo (oreja); rejón en lo alto (dos orejas). Salió a hombros por la puerta grande.
Mariano Rojo, que confirmó la alternativa: pinchazo y rejonazo contrario (ovación); rejón en lo alto (oreja).
Leonardo Hernández: rejón trasero y un descabello(silencio); pinchazo, rejón trasero y dos descabellos (silencio).
- Ovación y pitos
Clásico y espectacular, Diego Ventura volvió a cruzar la puerta grande de Madrid tras cortar tres orejas.
El público de rejoneo valora mucho más los números circenses que la ortodoxia a caballo.
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