domingo, 12 de mayo de 2013

MADRID LAS VENTAS 10-05-13 CRONICA DE LA 2ª CORRIDA.




Este momento significó el inicio del momento emocionante citado

"..David Mora pechó con el incierto grandote, en el que ya caliente apretó el acelerador, pero el toro tenía poco de amigo y pasó sus apuros con la muleta y mucho más con la espada después. En el otro, un sosito descastado, tampoco era como para obtener triunfo alguno..."

EL SOBRERO, EL QUITE Y LA RÉPLICA

Antolín Castro
S.I. Llegábamos a la segunda de feria y, mira que es curioso, ya había cansancio en algunos y es que lo de ayer pesaba en el ambiente. Pero era una tarde nueva y una nueva historia para vivir y contar.

De entrada deberemos decir que mereció acertar nuestro compañero García Losada, quien en su pronóstico nos indicó que era tarde de una ovación y dos pañuelos verdes. Si no hizo pleno pregúntenle al presidente Julio Martínez, quien dejó en el ruedo al cuarto, inválido total. Sería por fastidiar a nuestro pronosticador.

Pero ese fue su pronóstico y no mi titular. La emoción y el punto fuerte de la tarde llegó cuando en el sobrero, que hacía segundo, un grandullón de Fraile Mazas, enorme de cornamenta y nada claras sus intenciones, entró al quite Nazaré para realizarlo por ajustadas chicuelinas. No fueron bellas pero sí se notó la emoción de pasarse tan cerca el riesgo de aquel sobrero. 

Hasta ahí nada nuevo. El más nuevo del cartel hace su presentación en la plaza en un quite al toro del compañero que le antecede, obviando lo poco claro del animal y la gente se calienta ovacionando al sevillano. El matador al que corresponde el toro se pica, no le gusta la ovación cedida al compañero y quiere replicar. Lo hace con el capote a la espalda. El toro va y viene, pero sin sometimiento alguno, y en un lance lo empitona y lo levanta del suelo, buscándole en él después; se levanta y vuelve a echarse el capote atrás, la plaza vibra y cierra con una larga torera.

En un rato, dos minutos quizá, se vive la fiesta. Un toro sobrero, que también forman parte del cartel, un torero hambriento, otro que no quiere dejarse pisar el terreno y el toro que cumple con la obligación de coger -por suerte, sin hacer sangre a pesar de la saña- y cierra el ciclo de esos breves minutos un público emocionado que aplaude. Así de fácil.

Los toros si no son aptos para la lidia por flojedad se deben devolver, de ahí que el compañero debiera haber acertado su difícil pronóstico, y eso pasó con el cuarto. Tejela pagó las consecuencias con ese inválido. Tejela no aprovechó debidamente la otra condición del primero de su lote, mostrando aparentes ganas pero no apreturas.

David Mora pechó con el incierto grandote, en el que ya caliente apretó el acelerador, pero el toro tenía poco de amigo y pasó sus apuros con la muleta y mucho más con la espada después. En el otro, un sosito descastado, tampoco era como para obtener triunfo alguno.

El mejor parado fue el sevillano Nazaré, tras de su disposición en el quite citado, tuvo en sus manos el toro más interesante del encierro. No estuvo mal pero tampoco bien, pecó de acelerado y hasta de despegado y eso, aún gustando a mucho público, cayó enseguida que el toro se paró. Las manoletinas no levantaron en demasía lo logrado hasta ese momento y la media estocada y larga espera para que doblara el toro no contribuyó a mayor premio. El público le ovacionó por el conjunto.

El sexto, en el que a ratos toreó más relajado y mejor, se acabó muy pronto y no hubo premio. Propio de nuevos y con ilusiones los nervios y las prisas, pero hay que relajarse a la hora de torear en Madrid si se quiere gustar, y convencer, a todos.

En resumen, mejor resultado, algo más de gente -era viernes- y a esperar a los de Escolar el domingo para los de a pie. Ese día los toros, seguro, ofrecerán otro tipo de juego… y otro tipo de lidia. 
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