Antolín Castro
España
Los ganaderos andan a la gresca en su “unión”, los toreros del G10 con las empresas; su representante para la defensa de los derechos de imagen ponen a las mismas entre la espada y la pared; las grandes empresas taurinas intentan salvar los muebles, hacen números como nunca, y contratan a unas figuras si y a otras no; los aspirantes a figuras, se proponen para matar seis toros en Bilbao y la Junta no lo ve claro porque existen otras opciones; el nuevo ministro de Cultura dice que hay que poner la Fiesta en valor y un diputado de ERC, catalán independentista, le dice que en Barcelona no habrá toros si no llevan la legión…
Ya lo ven: malestar general. Nadie hay que esté contento en este nuevo periplo de la tauromaquia moderna. No es buen síntoma, aunque es lo que tienen las enfermedades, que los síntomas no son buenos, aunque lo más importante tras detectarlos, y hacer el diagnóstico, es buscar la medicación adecuada.
Se podría poner en práctica en el caso taurino, como pasa en el caso de los individuos, pero es mucho más difícil. A saber: no se trata de un solo malestar general, sino de muchos malestares y de todos los individuos. La fiebre es muy alta, consecuencia de haber dejado que el virus se haya instalado tan dentro y durante tanto tiempo que atajarlo será duro y duradero. Además, por si faltaba algo, no creo que coincidan en encontrar el médico que a todos les guste, de la confianza de tantos involucrados, con lo que las soluciones a cada uno se le antojarán de una manera y ponerlas en común será harto difícil.
Todo esto que repaso al escribir al que me está viniendo bien es a mi, que según voy escribiendo percibo que mejoro por momentos. Me doy cuenta que lo mío es más leve, menos trascendente, y que podré curar con la ayuda médica y la férrea voluntad de hacerlo en poco tiempo. No así será para la Fiesta cuyo mal se ha hecho endémico y veremos como acaba.
Una cosa siempre es buena cuando el mal es identificado. Al menos se paran a pensar que no son inviolables, que no son únicos, que todos no son insustituibles y aquellos que creían que tenían derechos para estar en todas las ferias ahora se quejan de que están siendo ‘castigados’, cuando para castigados, estos sin estar entre comillas, está claro que lo son los que nunca están en esas ferias, digo yo.
Como digo, bueno es que todos recapaciten y del conjunto del malestar general salga algo nuevo. Los derechos de imagen hay que respetarlos, los dineros de la televisión repartirlos justa y equilibradamente, hay que salir del sota caballo y rey en los carteles de las ferias, etc., Pero, por encima de todo, esperemos que la fiebre que aqueja esta Fiesta, la fiebre es el peor de sus males, sea atajada con el antibiótico más adecuado: El Toro. ¡Ah! y si hay que mandar la legión a Barcelona, se manda y ya está.
Quizá salgamos ganando todos de este proceso si todos se someten a las medicinas apropiadas.
Con estos síntomas que llevo días padeciendo y de los que no termino de curar, me apresto a escribir un nuevo artículo de opinión. Ni es mi mejor momento ni las ganas son enormes, pero el compromiso con los lectores de OyT me empujan a no dejarles una semana sin mis opiniones.
El caso es que el titular le cuadra todavía más a la Fiesta taurina que a mi mismo. Nunca que yo recuerde nos hemos encontrado con una situación de malestar general entre sus protagonistas, lo de la fiebre le viene de que está muy agarrado por dentro el mal.
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