Aquilino Sánchez Nodal
Madrid, 20/02/2012.- Un buen día del mes de Enero, en un hotel de un pueblo de Segovia, Santa María la Real de Nieva, se acerca a la mesa que ocupábamos algunos aficionados una mujer joven. Tímidamente se dirige a los reunidos. - "El camarero me ha comentado que ustedes andan en eso del toro. Seguramente hayan conocido a mi abuelo". Aquella muchacha de cabello rubio era la nieta de Rafael Ortega, Gallito. Durante más de una hora estuvimos charlado sobre la vida y arte del último sevillano rey de espadas, anécdotas y recuerdos del torero y sus circunstancias.
Lo primero que se me vino a la memoria fue una frase que el famoso crítico taurino K-Hito había dicho sobre el matador - "Cuando quiere, canta; cuando no, enmudece". En aquellas palabras se definía perfectamente al torero ya desaparecido. Su profesión se fundamentaba en las dos caras de la moneda que, cada tarde lanzaba al aire y a esperar la que saliera. Con estas contradicciones era imposible que llegara a cotas más alta. Además, en la proa del toreo estaba Manuel Rodríguez "Manolete". En mis breves encuentros con el matador descubrí que se trataba de un hombre bueno, la cara de aquella moneda. Su cruz, ya en su retiro, la amargura del conflicto judicial, por "dimes y diretes" con Vicente Zabala Portolés. Todo este asunto que tanto preocupó a estas dos figuras del toreo carece de sentido cuando los dos han enmudecido para siempre.
A modo de introducción repasamos los antecedentes taurinos de Gallito VI. Era hijo de Enrique Ortega "El Cuco" y de doña Gabriela Gómez, hermana de los Gallos. Por consiguiente, era nieto del señor Fernando "El Gallo" y sobrino carnal de Rafael y José. No podría ser de otra manera en el ambiente que le rodeó desde su nacimiento, entre toreros, artistas y flamencos. Ortega fue un torero técnico, imprevisible, irregular, grande en tardes gloriosas y otras con actuaciones deplorables, él mismo lo reconocía en tertulias. Tampoco llegó a ser un lidiador consumado. Por encima de todo era, simplemente, un artista del toro al que, el pavor le gastaba bromas con cierta frecuencia. Resultó ser fiel a las palabras con que definía su tío Rafael y que Ortega repetía con entusiasmo en todas sus conversaciones -"Un periodista preguntó a Rafael "El Gallo" en su lecho de muerte, - ¿Que es torear? - El Divino Calvo respondió, - "El arte de torear es de aquel que tiene un misterio que decir y lo dice" Rafael Ortega se sentía participe y continuador del toreo de su tío.
Con aquellos encuentros que tuvimos en el hotel Wellington de Madrid llegué a sentir una profunda admiración por aquel hombre. Cuando me hablaba, su cabeza se iluminaba y adquiría un tono de patricio romano dirigiéndose al senado. Me contó la anécdota de su tío Ignacio Sánchez Mejías que tenía tan asustado a Rodolfo Gaona que, un día, en el patio de cuadrillas de la plaza en que toreaban juntos, el mejicano lucía un vestido nuevo, impecable como siempre, grana y oro. Sánchez Mejías nada más verle le comenta - "Rodolfo vienes igual, igualito, que el día que el toro mató a El Espartero". Desde el comienzo de las corridas, mi tío Ignacio empezaba la presión a los compañeros de cartel.
A Rafael Ortega se le podría considerar un matador de los llamados geniales. Estaba aquejado de molestias hepáticas y con cierta frecuencia visitaba la consulta del doctor Olive Gumá. El médico ante la falta de explicación a estas dolencias pregunta al enfermo - Pero bueno ... ¿que es lo que te sienta mal? - "A mi ... el toro, doctor" - respondió Rafael.
El Semanario Dígame publicaba una sección titulada: ¿Cual ha sido su mejor y su peor tarde? Rafael Ortega contestó: -"Los dos resultados los tuve en una misma novillada. Fue en el Puerto de Santa María en 1.939. Actué junto a Miguel del Pino y Pepe Luis. Me salió un novillo de Guadalest con un par ... aunque noble. Lo "hise" de todo lo que había que "hase". Hasta me dio pena matarlo- Pero su hermano ¡juy su mare! Cogió al del Pino que lo hirió muy malamente en la cara. Resultó ser un "dige" de "mardá". Nos buscaba las hombreras, mordía. huía de los capotes y hasta se comía las astillas de la barrera. Solo pude tirarme a matar dos veces ... pasó el tiempo. Usted ya me entiende ..."
Los datos de libro.- Alternativa en Barcelona el 22 de Septiembre de 1.939, padrino Marcial Lalanda, testigos, Domingo Ortega y Pepe Bienvenida, toro "Pegajoso" de Sánchez Fabrés.
Confirmación el 6 de Octubre del mismo año. Padrino Marcial, testigos, Curro Caro y Juanito Belmonte con toros de don Antonio Pérez de San Fernando. El de la confirmación, de nombre, "Pavito".
Rafael Ortega "Gallito" nació en Sevilla el 22 de Enero de 1.917 y falleció en Madrid el 25 de Junio de 1.989. Contaba 72 años de edad.
Refiriéndose a la corrida celebrada en Madrid el 12 de Octubre de 1.944, Ricardo K-Hito escribió -"Este Gallito con voz potente, canta cuando le place con cante grande, y elige la obra, aunque esta se represente en tarde lluviosa y a fin de temporada. Él es así. Ahora que cuando canta da gusto oírlo".,
Sentí su muerte porque con él, había desaparecido un hombre leal al toro, a sus amigos y a los aficionados. En sus últimos años gastaba más tiempo en los demás que en vivir su propia vida.
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