Una de las características más sobresalientes del arte torero de Domingo Ortega radica en su arquitectura, en cómo construye sus faenas. Muchas veces, presenciando junto a él una corrida, le he oído decir: «Ese muchacho no tiene plan».
Esta falta de plan se deja notar casi constantemente en el toreo actual. La inmensa mayoría de las faenas son un caos. No hablemos de la falta de ligazón necesariamente derivada del toreo de perfil. Dejando aparte tal defecto, que ya es dejar, el torero instrumenta pases al buen tuntún. Domingo Ortega, desde que sale el toro, lleva su orden. Domingo Ortega, desde que despliega la muleta, sabe lo que va a hacer, por qué lo va a hacer y cómo lo tiene que ejecutar, y lo que es mejor, lo realiza.
Antonio Díaz-Cañabate, 1950
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J. R. M. / Blog Salmonetes ya no...
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