martes, 24 de julio de 2012

EL INICIO DEL FIN DE UNA ALCADADA ?



La administración de Gustavo Petro ya nos tiene acostumbrados a sus permanentes contradicciones, una decisión tomada un día, no tiene reparo alguno en reversarla al siguiente, en lo único que parecía estar lleno de intransigencia, o como se le llama de una manera ‘políticamente correcta’: inamovibles, era en el tema taurino. 
Tras una constante presión mediática por esta página así como insistentes opiniones por las redes sociales, como la solicitud de ser recibidos para una entrevista, ésta finalmente se dio hoy.
Fui recibido en la oficina del Secretario General de la Alcaldía, Eduardo Noriega de la Hoz, a discutir entorno a la prohibición en Bogotá, esperé escuchar más de lo mismo: el ya desgastado discurso de una “Bogotá humana”, que le presta más atención a la muerte del toro en una tradición artística, que a quienes mueren víctimas de la inseguridad, o a quienes están sumidos en la pobreza, o al caos que azota las calles capitalinas, y de una “política del amor” y la diversidad, que usan según su propia conveniencia.
Sin duda el inicio de la reunión fue más de lo mismo, la justificación de una ilegalidad, de un atropello a las minorías taurinas defendidas por la Corte Constitucional y reconocidas como una tradición artística y cultural de la nación.
Luego la discusión giró en torno al contexto taurino internacional, discusión que quedó terminada al explicarle al Señor Secretario que en México no se prohibió, como erróneamente lo dice en su artículo de justificación de la medidas en la capital colombiana, que la prohibición en Barcelona obedeció a causas políticas y no a gestas animalistas, y que la eliminación de la muerte del toro, en Quito, fue una decisión vía referendo, no la imposición de un solo funcionario como se realizó en el caso Bogotá
Tendría que llegar entonces el argumento de la ‘crueldad’ presente en el espectáculo taurino, una muestra de un desconocimiento por parte de la administración bogotana del simbolismo y del rito que envuelve la tauromaquia, quien no la conoce sin duda verá en ella crueldad antes que arte, pero de persistir en estos argumentos habría que llegar a extremos como la prohibición de la muerte de corderos en la pascua judía, o la eliminación de la alegoría a la muerte y sufrimiento de Cristo, eje central de la religión cristiana, y que algún ignorante en su simbolismo y ritualidad, podría también tildar del cruel o bárbara.
Para cerrar el ya conocido discurso de las mayorías, que no le queda bien a quienes siempre se han hecho llamar defensores de las minorías, de la democracia, de la cultura y la diversidad. Pero tal vez lo que más llamó la atención, es que ahora la administración dice estar dispuesta a continuar los diálogos sin que sea un inamovible la muerte del toro, condición inmodificable para ellos en los diálogos con la Corporación Taurina de Bogotá,  esgrimida por el Alcalde, en un sinnúmero de entrevistas, como causa de la terminación del contrato con la Corporación Taurina, pues en la interpretación del alcalde, y valga la pena reiterar que es su personalísima opinión, ‘morigerar los tratos crueles en un futuro’ es mutilar, de tajo, el último tercio.
Al parecer ya esta condición es negociable para la administración. Surgen entonces una serie de dudas:   ¿por qué cuando se cierran los diálogos con la Corporación taurina, lo antes inamovible deja de serlo?, ¿era la única intención de la administración quitarle la plaza al actual empresario?  ¿Empieza la Alcaldía a darse cuenta de su arbitrariedad frente a las minorías taurinas, protegidas por la Corte Constitucional y por ello entra a reconsiderar su decisión? O finalmente ¿será que el equipo del burgomaestre acomoda su discurso dependiendo del interlocutor, y así darle gusto a todos para distraer la atención?
Lo cierto es que los taurinos de Bogotá debemos permanecer unidos, no es hora de crear fricciones entre empresarios, toreros y aficionados, como tampoco es tiempo para de manera oportunista acabar la tradición y el arte mutilando la fiesta con el ánimo de ganarse unos pesos. Los taurinos debemos seguir unidos, por las vías legales, demostrando el equívoco de la administración con la prohibición de las corridas en la Plaza de Toros de Santamaría. 
Burladero Colombia. Firma: Santiago Garcia Jaramillo.

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