"...Hernán Cortés, glosado como el pintor del poder por sus muchos retratos de importantes dirigentes políticos de distintas ideologías, nos ha metido un pase robado en los lienzos con el cartel oficial de la temporada taurina de 2013. Intencionado o no, doctores tienen las Artes y la Tauromaquia, pero pase robado en tanto que no es original..."
Carlos Navarro Antolín
Saben los taurinos que el pase robado lo pega el torero que aprovecha la querencia del burel para colocar la franela con ventaja y parecer que manda sobre la res, cuando la res simplemente es que iba por allí. Ese toreo no es que sea de mentira, es que simplemente no es toreo. Ocurre que a veces la perspectiva hace que el tendido par crea que el pase es de verdad, mientras que el impar se percata y protesta el oportunismo del matador. El pase robado se castiga como al pescador que recoge el anzuelo y se lleva un pez por delante por pura casualidad. Al toro hay que ahormarle la embestida y someterlo. Y al pez se le pesca por la boca. Lo demás son trucos. Cuando se encarga un cartel se busca la originalidad, el compromiso y una obra acorde con el estilo propio. Si se repite justo lo que ya hicieron otros sólo hay dos explicaciones para el entuerto: o se ignoraba la temática ya realizada, por lo que cabría invocar la pura casualidad, o se ha apostado por una faena de aliño porque el encargo no merecería mayor empeño.
Hernán Cortés, glosado como el pintor del poder por sus muchos retratos de importantes dirigentes políticos de distintas ideologías, nos ha metido un pase robado en los lienzos con el cartel oficial de la temporada taurina de 2013. Intencionado o no, doctores tienen las Artes y la Tauromaquia, pero pase robado en tanto que no es original. Se trata de una idea ya ejecutada en 1934 con ocasión del cartel anunciador de la inauguración de la madrileña plaza de toros de Las Ventas. Como aquí no damos pases robados, hay que decir alto y claro que Gloria Sánchez lo ha revelado en su blog tras hallar en un cortijo un ejemplar del cartel de hace casi 80 años. En plena República ya hubo quien uso el rostro de Belmonte en primerísimo plano para anunciar nada menos que el festejo inaugural del coso venteño.
Quién sabe si la honda crisis económica agota las ideas de los artistas, un gremio que en otras coyunturas históricas de fuertes depresiones ha apostado por el escapismo y la denuncia, tratando de subir el ánimo de los corazones o de reivindicar justicia. Esta crisis parece traer consigo el ERE de las musas. Hace unos días se presentó el cartel de las Fiestas de Primavera de 2013, de Chema Rodríguez, presidido por una bella dama de rostro melancólico y ataviada con un mantón, el mismo motivo que ya empleó Félix de Cárdenas en 1999. Y otro ejemplo: el cartel de la Semana Santa de 2005, de Francisco Cárceles, repetía el primer plano de la cabeza de la Buena Muerte dentro de una composición rectangular que ya usó una década antes Ricardo Suárez para el pregón universitario.
El mundo es de los que tienen ideas. Quien pintó a Felipe González en actitud desenfadada en la Moncloa, sacándolo de la habitual querencia del poder hacia la ortodoxia y la estética plana, ha usado ahora el calco para salir de un compromiso que merecía asumir más riesgo y un estudio previo más pausado y riguroso, como hicieron Francesco Clemente, Botero o Pérez Villalta cuando recibieron el mismo en cargo de la Real Maestranza. El tendido par elogió un “cartelazo”. El impar se ha dado cuenta del fiasco. Pañuelo verde.
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