viernes, 14 de octubre de 2016

Carta a Don Fernando Claramunt / por Hilario Taboada

Fernando Claramunt a la verónica

"...soy un admirador de toda su obra literaria taurina. A través de sus libros, no solo entendí la intrínseca filosofía de nuestra fiesta más nacional, si no que comprendí mucho mejor la historia de nuestro país, pues cada capítulo de sus libros son una página de la historia de España..."

El médico y escritor Don Fernando Claramunt es presidente 
del Círculo Taurino Amigos de la Dinastía Bienvenida.


Carta a Don Fernando Claramunt

Hilario Taboada*
Castelldefels, 12 de Octubre ( Día de la Hispanidad )
Es con mucho respeto y reconocimiento que dirijo esta carta al doctor Claramunt.
Respeto y reconocimiento, porque desde que leí su primer libro, y van más de veinte, soy un admirador de toda su obra literaria taurina. A través de sus libros, no solo entendí la intrínseca filosofía de nuestra fiesta más nacional, si no que comprendí mucho mejor la historia de nuestro país, pues cada capítulo de sus libros son una página de la historia de España. Tenía razón Ortega y Gasset cuando dijo que no se podía entender la historia de España, sin conocer la del toreo.

Respeto y reconocimiento también porque sin hacer dejación de sus obligaciones profesionales, en las que alcanzó altas cotas de prestigio en el campo de la psiquiatría, mantuvo y expresó siempre, con mano maestra, su buen gusto por el arte más genuinamente taurino: literatura, poesía, pintura, etc. Su erudita pasión al hablar de las obras de ciertos artistas, despertó en mí las ansias de conocer al gran pintor coruñés Marcial J. Ortiz, que hoy me honra con su amistad. Pero el sueño dorado de Don Fernando, ( Para mí, siempre será Don Fernando ) lo que verdaderamente le hubiera gustado , es haberse vestido de torero y hacer el paseíllo en el albero de alguna plaza con sol y moscas, como decía Guerrita que tenían que ser las corridas de toros. Conocido de todos es que D. Fernando ha toreado mucho en el campo; ha compartido tentadero incluso con Luis Miquel Dominguín, como nos recuerdan algunas anécdotas de sus libros.


Estamos en el Otoño de la temporada taurina y de las vidas de algunos de nosotros, y al hacer balance, corrida a corrida, se constata que son muy pocos quienes tienen el privilegio de dejar huella para futuras generaciones. Aunque sé que hay otros muchos que también contribuyeron a irradiar la tauromaquia y, a todos ellos hay que agradecérselo, quiero referirme hoy aquí especialmente al Doctor Claramunt. 

¿ Cómo habrían llegado hasta nosotros las hazañas de los grandes mitos del toreo sin la inspiración de una pluma que contara sus proezas ?. Lo que no se escribe se olvida, es como si no hubiera existido, por esto, en los hechos de historia, junto a los héroes están los cronistas que relataron sus hazañas. En este sentido, mi modesta opinión es que Federico García Lorca y su poema “ A las cinco de la Tarde “ dedicado a Sánchez Mejías, hizo más por el toreo que varias generaciones de toreros.

Muchos sabemos del puntual contratiempo de movilidad física por el que pasa Don Fernando y, yo quiero desearle de corazón que se mejore y que siga dibujando con su pluma filigranas taurinas para ilustrar los libros que aún le quedan por escribir. El Cielo puede esperar. Somos muchos, me consta, los que por distintos motivos debemos reconocimiento a tan insigne señor. En nuestra profesión es bastante corriente dirigirnos a nuestros colegas en lenguaje coloquial, como “ hijo de … “ calificativo que sin duda algunos merecen, con perdón de sus madres. Pero esa chanza un tanto moderna, jamás se habrá empleado, ni siquiera en sentido figurado, con una persona como Don Fernando que por su honor y formación cultural, es un autentico caballero español. 

Ojala el futuro nos siga deparando escritores de su talla, que buena falta nos harán para seguir defendiendo la fiesta de las animaladas de los “animalistas “. Igualar al animal con el hombre, e incluso desear, como está pasando estos días, la muerte de un niño enfermo solo por querer ser torero, es una animalada que ofende incluso la nobleza de los animales. 

Don Fernando, que siga usted viviendo muchos años, mal que les pese a los irracionales y, hoy y siempre, !!VIVA ESPAÑA!! 

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Hilario Taboada es auténtico, no hay intermediario ninguno entre su yo y nuestro Yo. Se atreve a relatar esa segunda mitad de su vida, las etapas que llevan al otoño y al invierno de la propia existencia. Tal vez cueste comprender hoy su España, los trozos de ella, que él ha vivido y cuenta con toques zuloaguescos, valleinclanescos, y hasta barojianos. describe larga décadas de su vividura taurina y postaurina. Los lectores más jóvenes, se pueden preguntar cual de sus Españas fue o es más esperpéntica. Un motivo más para entrar en el hondón de este apasionante y apasionado libro.

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