Remedios Gago (en el centro, de negro), el día que se inauguró el monumento de su marido. /FOTO: FERNANDO RUSO/
Viuda del torero sevillano Manolo Vázquez
"...Ha fallecido Remedios Gago, Remedín para los amigos que fueron todos quienes la conocieron y trataron. Hija del apoderado Andrés Gago fue un ejemplo de esposa y compañera ideal para Manolo Vázquez, que hace diez años que la espera para continuar un idilio que se prolongó desde que se conocieron, hasta la muerte del gran torero sevillano..."
Remedín Gago (in memoriam)
Cuando Manolo Vázquez hablaba de su esposa se le iluminaba la mirada. Eran la pareja perfecta, y Remedín la mujer ideal para un torero de raza. A ambos les deseo un feliz reencuentro desde aquí
Ha fallecido Remedios Gago, Remedín para los amigos que fueron todos quienes la conocieron y trataron. Hija del apoderado Andrés Gago fue un ejemplo de esposa y compañera ideal para Manolo Vázquez, que hace diez años que la espera para continuar un idilio que se prolongó desde que se conocieron, hasta la muerte del gran torero sevillano. Conocí a Remedín en el teatro de la ópera montado para la Expo de Sevilla, al que asistí en varias ocasiones con mi esposa Montse, invitados por Prado y Colón de Carvajal. Tuvimos como vecinos de butaca a Manolo y Remedín, Manolo hizo las presentaciones y la verdad es que la pareja tuvo con nosotros un comportamiento especial.
Conocía al hermano de Pepe Luis desde los años noventa en que Antena 3 me encargó una serie de reportajes que tenían como base la grabación de diez tentaderos en ganaderías importantes. Invité a Manolo Vázquez al que se grabó en la del Conde de La Maza. Desde entonces mantuvimos una cordialísima amistad ambas familias, y con Manolo tuve largas y sabrosas conversaciones, siempre que coincidíamos en los tiempos en que él formó parte del equipo que transmitía corridas de toros para una nueva cadena –que duró muy poco- que se denominaba “Quiero televisión”.
Tengo muy vivo un encuentro en el hotel Astoria Palace de Valencia, en el que Manolo me manifestó su pesar por el ninguneo de que la Sevilla taurina le hizo objeto durante casi toda su carrera. Sólo al final, Sevilla se volcó con él y le reconoció su categoría de torero extraordinario. “Para Sevilla solo existían Chicuelo, Pepe Luis Vázquez y Curro Romero; yo era como un extraño para la mayor parte de la afición sevillana”. Y se notaba cómo le dolía el recuerdo de aquella realidad. Cuando hablaba de su esposa Remedín se le iluminaba la mirada. Eran la pareja perfecta, y Remedín la mujer ideal para un torero de raza. A ambos les deseo un feliz reencuentro desde aquí.
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