lunes, 10 de noviembre de 2014

LIMA: PONCE ¡TORERO¡ TORERO¡ TORERO !...



"...La sensible afición de Acho ya no sorprende, sabe aquilatar con sus silencios, con sus olés desgarrados, con sus aplausos y ovaciones, la categoría de espectáculo que se le presenta y al cual asisten en la Catedral de América, la histórica Plaza de Acho del barrio del Rímac. Este domingo le corearon a Ponce ¡torero! ¡torero! ¡torero! Fue al final de la faena del cuarto de la tarde, y durante la vuelta al ruedo hacia el final, con las dos orejas del cuarto..."

Ponce ¡torero! ¡torero! ¡torero! sale a hombros con Castella, en tarde de triunfal regreso de la ganadería Roberto Puga.
  • ¿Y qué podemos decir del maestro valenciano? Jamás vimos un torero tan grande como Enrique Ponce, torero de época completamente vigente a 25 años de su alternativa.

Lima, 09/11/2014.-
Después del espectáculo previo al paseíllo de la marinera norteña, bailada en el ruedo de Acho a pie y sobre caballos peruanos de paso, el famoso ganadero de Perú Roberto Puga envió este domingo durante la tercera corrida de la Feria de Lima, como antaño, toros de 5 años, bien presentados, con poca fuerza un par de ellos, pero con nobleza y notable calidad en la embestida, encastados, humillando de largo con recorrido, muy poco picados, luchando hasta el final, yendo y viniendo sin cansancio. ¡Felicitaciones ganadero! La excepción fue que Enrique Ponce (de negro y oro) lidió un primero del hierro de Galdós de Santa Rosa, que fue a menos, pero con quien lo intentó, y vaya de qué manera.

El público aficionado que cubrió tres cuartos de aforo, aplaudió a la mayoría de los cinco de Roberto Puga de salida y en el arrastre; un público atento que observó el comportamiento de los animales durante la lidia, el fondo, forma y estructura de las faenas de los toreros, y todos los detalles que sucedieron en el ruedo. Un enhorabuena a la gestión de la empresa Citotusa, por el respeto que le merecen los aficionados que sostienen el espectáculo. La sensible afición de Acho ya no sorprende, sabe aquilatar con sus silencios, con sus olés desgarrados, con sus aplausos y ovaciones, la categoría de espectáculo que se le presenta y al cual asisten en la Catedral de América, la histórica Plaza de Acho del barrio del Rímac. Este domingo le corearon a Ponce ¡torero! ¡torero! ¡torero! Fue al final de la faena del cuarto de la tarde, y durante la vuelta al ruedo hacia el final, con las dos orejas del cuarto.

La tarde soleada de la quinta de abono, el domingo 9 de noviembre del 2014, en su conjunto fue de triunfo artístico en grande, con tres toreros, uno peruano Alfonso de Lima (de plomo y oro), que hicieron paladear su arte a los aficionados. Alfonso Simpson de Lima mostró su toreo un tanto frío con el bien presentado tercero, al que no supo cuajar, siendo silenciado. Con el notable sexto del hierro peruano de Roberto Puga, Alfonso de Limapicó al animal desde el caballo, en la faena de muleta estuvo templado, pero el toro con transmisión le exigía el carnet, iba a más, en nuestra opinión lo desaprovechó. Dos descabellos y aplausos por el esfuerzo. 

Sebastián Castella, el francés tan querido en ruedos americanos (de celeste y oro) – sustituyendo aManzanares hijo por duelo – venía de triunfar en la Monumental Plaza México. Toda la tarde muy en Castella, categórica actuación de este torero, destacó en sus lances de capote con el segundo de la tarde; fue una faena lenta y pausada, por la condición del animal que no duró mucho, obteniendo una oreja. Con el quinto, Castelladestacó por naturales, recibió una oreja pedida por la plaza, llevándolo a salir por la Puerta Grande de Acho junto al maestro valenciano.

¿Y qué podemos decir del maestro valenciano? Jamás vimos un torero tan grande como Enrique Ponce, torero de época completamente vigente a 25 años de su alternativa. Con el cuarto de la tarde de Roberto Puga, actuación templada y llena de torería de Ponce frente al tendido 9, faenón obteniendo las dos orejas que le podría asegurar un bien ganado Escapulario de Oro del Señor de los Milagros 2014. Pero falta más feria, hay más después de lo visto este domingo. Aún faltan los toros de César Rincón de Las Ventas del Espíritu Santo, para Alejandro Talavante, Perera en su mejor año, y Finito de Córdoba el próximo domingo 16; y cerrojazo el 23 con el mexicano Joselito Adame, y los españoles Luque y Del Álamo, con hierro colombiano de Achury Viejo.

Ponce con su primero, “Liberal”, con 487 kilos, bien presentado de Santa Rosa de Lima, sustituyendo a uno de Puga que al parecer se inutilizó antes o durante el trayecto desde Lambayeque, cerca de Chiclayo al norte del Perú. Cuatro verónicas de recibo del maestro valenciano, y lo lleva al caballo, el toro yendo de largo metiendo la cabeza, acusaba de inicio nobleza en la embestida y buen estilo. Pero habríamos de equivocarnos, más adelante cambiaría su comportamiento a totalmente deslucido. El picador aguanta la reunión, siendo aplaudido. Lo brega el propio Ponce con cinco lances y pide el cambio. No hay brindis. Siete lances iniciales por el derecho del valenciano sacándolo de tablas, los primeros aplausos se hacían escuchar. Cambia la muleta a la mano izquierda, no va con clase por ese lado, pues es bruscote, un poco rebrincado, deteniéndose otras veces, o salía con la cara alta. Vuelve por el derecho, todo cerca de tablas, el toro andarín dificultaba el lucimiento, y se produce un intento de colada. Hay desconcierto en la plaza, pifias al toro por la falta de calidad en la embestida del de Santa Rosa de Lima, calidad que, de otro lado, sí mostraron los ejemplares de Puga en el resto de la corrida, durante la lidia desde el segundo al sexto. 

Castella habría de cortar una oreja en cada uno de sus ejemplares de Roberto Puga; y Simpson habría de desperdiciar el notable sexto, es más, antes había pasado de puntillas con su primero, incapaz de meterse o pelearse con él para someterlo, y a pesar de ejecutar bien la suerte suprema, fue silenciado. Regresando a la parte final de la lidia del primero, Enrique Ponce lo intentó una vez más. Natural suelto y el toro le levanta la cara, desistiendo por ese lado nuevamente. Un espectador de sombra, algo le reclama injustificado al torero. Buena estocada a la segunda, silenciado.

El cuarto para Ponce, que sería el faenón de lo que va el serial, “Furtivo” de nombre, castaño con 482 kilos, número 81 de Roberto Puga, muy bien presentado con cuajo, con transmisión, de salida con muchos pies, dio un par de vueltas al redondel. Ponce logra siete lances ceñidos, verónicas y la media, los dos primeros flexionando la rodilla de uno en uno, el toro iba de largo humillado al capote del valenciano. Lo lleva al caballo, el toro estaba con él. Apenas lo señala el picador. Otro lance más de Ponce, y pide cambio de tercio. El propio torero dirige la lidia en los primeros pares de banderillas. Brindis al respetable en el centro del ruedo y al cielo al maestro Manzanares, a quien tanto admiraba. Serie inicial inmejorable, cadenciosa y de lances variados del valenciano a la altura del tendido 9, trayéndolo desde tablas. Y se da a torear sin miramientos, el toro iba con fuerza y ritmo en la embestida, cuatro derechazos templados con cadencia de Ponce, el toro haciendo el avión, pero en el último salió rebrincado. Para la tercera serie el pasodoble en las alturas, la plaza era ya un hervidero, con el maestro Ponce citando de lejos, el toro acomete al tercer intento, la muleta planchada primero a media altura y después bajándola un poquito en serie de cinco derechazos y dos de remate, muy reunida la serie, el toro con fuerza prestigiaba a su ganadero, ¡qué clase en la embestida! Cerca de tablas entre el 9 y el 10, tiene que reponer un instante Enrique después de dos derechazos muy largos, se acerca al animal y cita muy en corto, cinco derechazos y remate, el toro peleaba por su vida, los olés y la música, con el público de sol aplaudiendo de pie al valenciano al terminar la serie. Y solo estábamos en mitad de faena. Ponce mira al tendido un instante, y en la quinta serie cita de frente muy erguido, asentado de riñones, y cerca del animal que rompe a embestir sin miramientos, el torero sometiéndolo, como una pintura en movimiento, el arte vivo……hasta que se detiene el animal. Ponce parece va a intentar por redondos, pero no es el momento. El animal sigue en la pelea, serie de cuatro derechazos jugándosela, Acho aplaudía a su maestro que cada año se acuerda del Perú porque ama esta tierra, sus taurinos, su cultura. Cambia por el estoque de acero a la altura del tendido 11, cerca de la Puerta Grande que habría de abrir, junto a Castella. Es la séptima serie y el maestro valenciano con la muleta plegada en la izquierda a lo “cartucho de pescado”, citando para “darle de comer”, lo prueba con tres lances por el izquierdo, abaniquea y sale con inusitada torería tan típica de este torero de época. En las alturas un grito destemplado que interrumpe, pero es un reventador sin argumentos, prontamente silenciado por los aficionados. Se perfila, “va por uvas”, y logra un estocadón. La plaza se viste de pañuelos blancos, el juez prontamente otorga las dos orejas. Para el próximo domingo se espera otro corridón, pero la tarde que hemos vivido jamás será olvidada en la historia de esta plaza.

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