lunes, 19 de noviembre de 2012

MÉXICO: TRIUNFO DE DANIEL LUQUE.

Daniel Luque a hombros en la méxico / Foto Alejandro Villa

HERMOSA FAENA DE DANIEL LUQUE, GARIBAY PUSO VOLUNTAD Y ANAYA, REPROBADO. SOLO UNA GRAN RES DEL ENCIERRO DE LA ESTANCIA. 


JARDINERO DE SAN MATEO. 
4ª corrida de la Temporada Grande de la Plaza “México”.
Un día despejado y templado fue escogido por la mesnada de los antitaurinos para provocar en la puerta de la plaza, acosaron desde la mañana y antes de la corrida, haciendo demasiado alboroto ante la escasa audiencia que acudía ante un cartel de pocas esperanzas. Ojalá que las autoridades tomen medidas enérgicas para evitar alborotos de este tipo. 

Garibay con su primero, “Luna Negra”, negro bragado, abierto, delantero y vuelto que fue pitado a su salida, poco tenía que hacer pese a su voluntad, el toro se iba y mostraba su querencia en tablas. Un solo destello con una media verónica y el capitalino lo tanteó por el derecho, pero el toro miraba y se colaba, quizá por un defecto de vista, haciéndose muy peligroso, además soplaba el viento. Garibay que llevaba cinco años sin volver a la plaza mostró su natural calidad con la derecha, en los pocos pases que le permitió el morlaco, siempre al acecho. Intentó por el izquierdo y el toro se quedaba corto. Por allí se anotó una dosantina. Entró a matar dejando una estocada entera, caída y delantera y la familia pidió la oreja, siendo suficiente con una salida al tercio. Con su segundo, “Luna Llena”, mostró su voluntad al recibirlo a porta gayola con un farol, la res de mucho mejor lámina -en el corte de las reses de Tlaxcala-, era cárdeno claro, botinero, caribello y astifino. Al probar que no tenía malas ideas, especialmente por el lado derecho donde iba bien humillado, le recetó muletazos de muy buen trazo, por abajo, bien templados y a muleta planchada. Repitió por el mismo lado y remató con un airoso pase de pecho, provocando el “olé” en la concurrencia. Como el toro trasmitía y era bravo, le recetó después excelentes naturales y otro pase de pecho, coreados. Sin embargo, el animal cambió de lidia, rajándose después. Le instrumentó varios pases por la espalda y concluyó con una entera ligeramente trasera, mostrando esfuerzo y calidad innegables. La petición de oreja volvió a corresponder a una minoría identificable, el juez no cayó en la trampa y sólo saludó al tercio. 

Alejandro Amaya cuya presencia en la plaza se remontaba a varios años atrás, no se le vio con el suficiente sitio, a más de que le tocaron dos reses aciagas. Con “Luna Turca”, cárdeno, bragado, meano, delantero y vuelto, como sus hermanos abanto, poco había que hacer, era débil, manso y gazapón. Un buen par de banderillas de Gustavo Campos, el aire acabó con todo, él se vio medroso y con un toro sin trasmisión y con la cara arriba, fracasó estrepitosamente. Primero pinchó y luego mató con entera, trasera y desprendida entre pitos de una concurrencia que le rechazó. Con el quinto, “Luna Rociera”, cárdeno obscuro, cornipaso y abanto , intentó lances con la capa sin ninguna ilusión, no encontró ni el sitio ni la embestida al animal, que era poca, y como sopló el aire, se llevó hasta una maroma. Tenía sin duda el peor animal del encierro. Pinchó cinco veces hasta lograr una entera defectuosa que con el segundo descabello concluyó entre pitos generalizados su penosa presencia y seguramente su despedida en esta temporada. ¿Qué hacen ese tipo de toreros en la Plaza México? 

Daniel Luque, de Girona, con 38 corridas, 37 orejas y dos rabos, ocupa el 12° lugar en el escalafón europeo, sólo atrás de El Fandi, 74, Juan José Padilla, 71, Ivan Fandiño, 58, David Mora, 54, Alejandro Talavante, 53, El Cordobés, 46, Sebastián Castella, 46, Paquirri, 46, El Cid, 42, El Juli, 39 y Miguel Angel Perera 38. Con su primero, “Luna Brava”, logró la mejor faena de las cuatro corridas que llevamos. Era una res cárdena obscura, que dio un magnífico juego y que constituyó la consolidación de un torero español que no había tenido éxito en México pero se lo merecía. Tan pronto salió el morlaco, Luque jugó sus brazos con el trapo dándole tres delantales rematados con una media que pusieron de pie al público. Repitió con el capote otros mandiles, una media y un recorte soltando la punta del capote, destilaba arte y el público respondió. En chicuelinas se vio artista y ajustado y sus recortes tuvieron arte y unidad. Trajo un buen banderillero que después de un par se le ovacionó, Antonio Punta. A diferencia de los cambiados tradicionales, él se fue a tablas y se pasó al animal por alto y en el momento oportuno le recetó cuatro dosantinas que pararon al público cuando remataba con un pase del desdén y un trincherazo. El toro tenía todo, alegría y recorrido. Dio varios pases en redondo, cambiándoselo por la cara y remató nuevamente con un hermoso pase de pecho. Sin perder la unidad, toreó por abajo con lentitud y templanza, destacando además un molinete y otro pase de pecho. La res iba por ambos lados, de allí que le diera también excelentes naturales, algunos a pies juntos y otros abriendo el compás con mucha solera. Volvió a una tanda compuesta por vitolina, natural y de pecho y arrojó el ayudado para instrumentar un pase muy poco usual y extraordinariamente bello, el natural por la derecha. Tardó un momento en decidirse a matar y al hacerlo lo logró con una entera ligeramente desprendida que le mereció justificadamente dos orejas y a su socio el arrastre lento. Dio una vuelta al ruedo con grandes muestras de entusiasmo de la clientela que lo sitúa ya para los carteles principales. Con el sexto, “Luna de Barro”, cárdeno, claro, bragado, delantero, de lámina serio y rematado, abanto, le ofreció mandiles ajustados y lo llevó al caballo donde se le castigó brevemente. Volvió a lucir con el capote y una media de distinción. A pierna flexionada probó en tablas al animal que resultó sin clase, quedado y con la cabeza arriba, el toro no repetía, además, por lo que poco pudo hacer el andaluz, le extrajo algunos pases con la derecha, pero a la res le pesaba la media tonelada y comenzó a rajarse hasta que Luque decidió concluir con un pinchazo y una media en lo alto, finiquitando en el segundo descabello. Silencio en este toro. Afortunadamente a los de casa no se les ocurrió el toro del regalo, al que este cronista en rechazo, dejará de narrar, salvo en circunstancias excepcionales. 

Mañana el monstruo de Puebla volverá a la Plaza México y optimistas, esperamos que por lo menos esté tan bien como con su segundo toro del domingo pasado en Guadalajara, que ha dicho fue para él la faena más completa que ha instrumentado en nuestras tierras. Mucho lo admiran aquí, y seguramente por él harán una muy buena entrada en la Monumental.

RESEÑA DEL FESTEJO
4ª corrida de la Temporada Grande de la Plaza “México”. Tarde despejada, entrada regular sólo en numerado. 

Ignacio Garibay. Azul rey y oro. Saludo al tercio / saludo al tercio. 
Alejandro Amaya. Negro y Azabache. Pitos y aplausos familiares / Pitos. 
Daniel Luque. Marino y Oro. Dos orejas / silencio. Salida en hombros. 

6 TOROS DE LA ESTANCIA. Desiguales en presentación. El 3° magnífico y con arrastre lento, no así los demás. El 1° justo en trapío y peligroso, el 2° débil y manso, el 4° de no malas ideas, lidiable, el 5° derrotaba y brincaba y no se prestó para la lidia y el 6° sin clase, con la cabeza arriba y no repetía. Pesos: 475, 472, 485, 470, 477 y 500 kilos. 

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