La Tauromaquia de Goya y Picasso
La visión de Francisco de Goya y Pablo Ruiz Picasso sobre la tauromaquia se expone a través de sus grabados en una muestra inaugurada en el Castillo de Santa Catalina de Cádiz.
Dentro de la programación prevista para la celebración de la Capitalidad Iberoamericana de la Cultura de Cádiz, abrió este miércoles sus puertas la exposición titulada La tauromaquia de Goya y Picasso, que tiene como punto de partida el tratado La tauromaquia o el arte de torear, escrito por José Delgado.
Según los organizadores de esta exposición, entre los que se encuentra el Ayuntamiento de Cádiz, el grupo Banca March y el Colegio Médico de Cádiz; ambos pintores, con un siglo de diferencia, expresaron a través de sus grabados la importancia e integridad del ritual al que eran grandes aficionados e intentaron plasmar la visión de una escena imponente, al margen de cualquier nota folclorista.
Acusados por sus contemporáneos de vivir al margen de la guerra, en el caso de Goya la batalla contra los franceses y en el de Picasso la I Guerra Mundial, ambos artistas recurrieron «a las escenas taurinas como respuesta a la búsqueda alternativa a un panorama desolador y la identificación, en tiempos convulsos, con sus orígenes y el pueblo español».
La guía de la muestra relata que la utilización del grabado surge, tanto para Goya como para Picasso, de la necesidad de dialogar y conectar con el público a pesar de los aspectos polémicos de las corridas de toros, una técnica de la que ambos fueron innovadores.
Así, Goya optó por el grabado al aguatinta con la finalidad de obtener efectos de fondos sombríos, de un negro o gris uniforme, así como el uso de tintas plantas, sobre las que recortar las siluetas.
La serie expuesta fue realizada por Goya fue entre 1814 y 1816 y se puso a la venta a través de la publicación de un anuncio en el Diario de Madrid el 28 de octubre de 1816.
Si bien constaba de 33 láminas inicialmente, debió grabar unas 44, mientras que la serie actual está conformada por unas 40 estampas que tiene como punto de partida la edición francesa en 1876.
Por su parte, Picasso, inmerso en las tendencias vanguardistas, experimentó con la técnica del aguatinta al azúcar, ampliando así las posibilidades expresivas.
La serie que se muestra en el Castillo de Santa Catalina consta de 26 aguatintas al azúcar que fueron grabadas directamente al cobre por el artistas y estampadas en el papel nacarado Moli Well de Guarro en los talleres Lacourière de París.
La exposición La tauromaquia de Goya y Picasso permite ver no solo el tratamiento temático basado en la misma fuente escrita y similar pasión ante la vida, sino un diálogo entre ambos artistas que tiene como hilo conductor el género creativo y la habilitad para aplicar nuevas técnicas.
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