Por Juan Miguel Núñez Batlles Madrid,
viernes 16 de febrero de 2018.-
El toreo tiene magia y hermosura para dar y tomar; sin embargo, no es fácil encontrar quien lo proyecte, y anda necesitado de exhibir ese glamour, un potencial si no oculto, latente y mal aprovechado.
Porque los círculos socialmente más comprometidos con lo que llaman cultura y refinamiento no parece que estén por el discurso taurino. No se sabe porqué. O sí. Hay actualmente un notable distanciamiento de lo social con el mundo de los toros. Algo que deberíamos tener muy en cuenta, para bien, o para mal.
Y desde luego para bien, la apuesta un año más del Casino de Madrid, que acaba de celebrar un encuentro de mucho encanto, con refinado toque gastronómico, cultural y naturalmente taurino. Ha sido una velada, la pasada semana, en el suntuoso salón Real de esta sociedad histórica y de reconocida solera, que tiene su sede en la madrileñísima calle de Alcalá, a escasos metros de la Puerta del Sol.
Una celebración con cena de gala de mucha categoría. Un acto en el que se entregaron los XXIII Premios Taurinos del Casino de Madrid a los triunfadores de la Feria de San Isidro, esta vez en la edición de 2017.
Marco incomparable para muchas y muy variadas actividades, el Casino de Madrid proyecta también su carácter taurino en la tertulia que sobre el tema se celebra habitualmente en uno de sus salones con nombre tan expresivo y exacto como el de "El Torito". Así llaman a la estancia del Casino donde sus socios, entendidos y equilibrados aficionados, hablan de toros. Y de ahí sale el criterio del Jurado que falla los galardones.
El trofeo que simboliza el reconocimiento a los premiados es una preciosa obra en bronce, réplica de "El Torito", cuyo autor es el prestigioso artista francés del siglo XIX Isidore Bonheur. Una escultura que preside y da nombre a la sala en cuestión.
Podría extenderme en elogios y felicitaciones al Casino de Madrid, a su directiva y socios -con su presidente a la cabeza, Javier Torrico Torrico-, por lo que son y representan, en su forma de exhibir la cultura esta vez también con sello taurino. Aunque los protagonistas esa noche, no cabe duda, son la gente del toro.
Nombres distinguidos en la Feria de San Isidro 2017.
Triunfador: Ginés Marín.
Mejor faena: Juan del Álamo.
Toros más bravo: "Pastelero", de Victorino Martín.
Mejor estocada: Álvaro Lorenzo.
Arte del rejoneo: Diego Ventura.
Mejor novillero, Jesús Colombo.
Mejor par de banderillas: Ángel Otero.
Y Mejor Puyazo: Pedro Iturralde.
Hubo un Premio Especial del Jurado al encaste Santa Coloma, representado en la ganadería de Rehuelga.
Todos, sin excepción, tras recoger el galardón, expresaron en su corto y personal discurso el mismo deseo: volver el año que viene. Que será señal de que las cosas van bien. Está claro.
En la presentación, a cargo del secretario del Casino que lo es también del Jurado, César Campuzano Robledo, se recordó a los últimos fallecidos que tanto han hecho por el espectáculo: el matador de toros Iván Fandiño y los ganaderos Victorino Martín Andrés y Domingo Hernández, cuyos nombres han estado vinculados a estos premios en otras ediciones.
Por último, una frase que resume tanto encanto y grandeza, del ganadero Victorino Martín García, al dar las gracias con una entrañable felicitación a la entidad. Dijo textualmente Victorino: "enhorabuena por el esfuerzo que hacen Vds, al reconocer a los héroes de este espectáculo. Y, también, y sobre todo, por no tener complejos para defender la cultura del toro".
No hay comentarios:
Publicar un comentario