jueves, 11 de julio de 2013

SAN FERMIN: NUESTRO GOZO EN UN POZO.


Salió el toro, y "adiós y muy buenas..."
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NUESTRO GOZO EN UN POZO

Domingo Delgado de la Cámara
Nos las prometíamos muy felices. El cartel reunía al artista mas excelso de los últimos 40 años: Morante; al diestro mas poderoso y primera figura del momento: El Juli; y al genio de la improvisación;Talavante. Los toros ofrecían también las mejores expectativas. Esta primavera Victoriano del Rio ha lidiado una extraordinaria corrida en Sevilla y una buena corrida en Madrid. Pero como la mejor mancha cae en el mejor paño, la corrida de ayer dio un juego triste y mediocre llevándose por delante nuestras ilusiones. Y esto sí que no nos lo esperábamos, teniendo en cuenta la brillante trayectoria de este ganadero en los últimos tiempos. Una vez más se cumplió el refrán: el hombre propone, Dios dispone y luego llega el toro y lo descompone.

Dentro de una mala corrida, el lote peor fue el de Morante. Empieza a ser proverbial la mala suerte de este torero en los sorteos. Fueron dos toros esaboríos, por parados, bruscos y probones. Morante estuvo un rato haciendo como que quería, pero no tuvo la menor intención de hacer nada con ninguno de los dos. Con la espada dio un buen mitin en sus dos astados. Es probable que esta haya sido la ultima vez que Pamplona ha visto a Morante. Ha habido aficionados que se han enfadado mucho con él. Pero la mala actuación de Morante ayer es una menudencia sin importancia si la comparamos con los escándalos que protagonizaron en Pamplona, El Cordobés y Curro Romero en los años sesenta, o Antoñete en 1984.

El Juli puso todo de su parte en su primero, pero este toro se paró y se rajó muy pronto. Con el quinto estuvo francamente bien. Se trataba de un toro violentillo y sin clase. El Juli a base de consentirle y correr la mano, logró sacarle, varias series de muletazos largos y ligados. Hasta podría haber cortado una oreja, si hubiera matado bien. Pero se tiró a matar desconfiado y cuarteando.

Alejandro Talavante inició su primera faena con estatuarios manoletistas y la prosiguió con varias series de muletazos a media altura, para que el toro continuara embistiendo sin rajarse. Pero finalmente, se rajó. Si hubiera matado a la primera podría haber cortado una oreja, porque la faena, sin ser gran cosa, al menos, tuvo cierta ligazón y continuidad. Estuvo por encima de un sexto que por su blandura y sosería, no humilló. Las posibles orejas de tercero y quinto, que no se cortaron por el mal uso del acero, no hubieran tapado el fiasco de la corrida. ¡Quien lo iba a decir, con lo bueno que estaba saliendo lo de Victoriano del Rio!. La corrida de ayer sobre el papel era la corrida de la feria, por tanto la sensación de fracaso ha sido importante. Transcurrida media feria, la impresión general es mala. Esperemos que en las cuatro corridas que quedan la cosa se enderece.

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