miércoles, 17 de octubre de 2012

FALLECE EN BILBAO A LOS 80 AÑOS, EL MATADOR DE TOROS MANUEL CHACARTE.


Foto: Manu de Alba.

UNA BONITA HISTORIA DIGNA DE LEER.
Hijo de torero y hermano de torero, Manolo Chacarte se rebeló como novillero destacado en la década de los cincuenta. Barcelona, Madrid y Bilbao fueron escenarios de sus éxitos. Tras la alternativa sus compromisos fueron en descenso hasta que decidió retirarse de matador y ayudar a su hermano Rafael. Fue carnicero y su vida transcurrió en la ciudad que lo vio nacer ejerciendo como asesor del palco presidencial del coso de Vista Alegre.

Cuando acababa de cumplir los 76 años, Manolo Chacarte fue entrevistado por nuestra compañera Isabel Donet en la sección de la revista APLAUSOS "Qué fue de...". A continuación, reproducimos en su integridad aquella interesante charla.

-Manolo Chacarte, ¿qué es de su vida?
-Ahora estoy jubilado. Vivo con mi familia en un buen barrio de la ciudad de Barakaldo. En el Bakacaldo de los Hornos Altos, un pueblo de obreros donde había fábricas que llegaron a tener hasta catorce mil obreros. Ahora la vida es aquí muy tranquila.

-¿A qué se dedicó cuando dejó de torear?
-Ayudé a mi hermano Rafael y me puse a trabajar en la carnicería. Me casé y tuve dos hijos. Ahora me queda sólo la hija, pues el chico murió a los veinte años de un derrame cerebral.

-¿Ha seguido vinculado al mundo de los toros?
-Como asesor de la plaza de Bilbao, donde llevo treinta y cinco años. Éste será el último, he decidido que lo dejo definitivamente.

-¿Tenía antecedentes taurinos en su familia?
-Mi padre era novillero. Un día del año 1920 se fue a Sevilla a hacer un recado y no volvió hasta el año treinta y uno. Era un señorito hijo de zapateros. Ser zapatero a principios del siglo veinte no era como ahora. Entonces los zapatos no los hacían los chinos, mis abuelos  tenían catorce oficiales haciendo zapatos, botas para los mendigoizales vascos.

-¿Cómo era su padre?
-Se llamaba Castor Echevarría Chacaltegui. Toreó en Sevilla, Madrid, Barcelona y Ronda. Era muy cachondo y fue él quien me metió en la cabeza las ideas sobre los toros. También a mi hermano Rafael. Al otro hermano le dijo que no valía para torero y lo mandó a trabajar. En casa había capotes, muletas y una cabeza de toro para entrar a matar. Con diez años ya me enseñaba a torear.

-¿Cuándo empieza a torear en las plazas?
-En 1948, y un año después toreé una novillada concurso en Bilbao y gané un capote de paseo. Aquel día corté dos orejas. Poco a poco empezaron a anunciarme por los pueblos de Burgos, de La Rioja, de Santander, de Vizcaya... Eran novilladas sin picadores y ya ganaba dinero.

-Cuéntenos.
-Ganaba para comer donde comía Franco. En el año cincuenta comía por cincuenta pesetas en el mejor sitio de Bilbao. ¡Con el hambre que había entonces en España! Nada que ver con los chavales que hoy en día quieren ser toreros.  Ahora tienen padrinos y amistades que los traen y los llevan.

-¿Con picadores qué plazas fueron importantes para usted?
-Barcelona, donde fui en el año 1952, en el debut corté tres orejas, toreé con Manuel Jiménez “Chicuelo” y con Manuel Cascales. Tres seguidas toreé y triunfé en la Monumental. También en las Fallas, fue con El Turia. En Francia, en las plazas de Perpiñán, Beziers y Arles, allí le brindé un toro a Picasso.

-¿Conocía a Pablo Picasso?
-En aquella época en el colegio no hablaban de Picasso, nos hablaban de Velázquez, Goya o Murillo. Fuera del colegio tampoco hablaban de Picasso porque estaba vinculado al Partido Comunista. Me regaló un apunte de carboncillo.

-¿Lo conserva?
-Ya me gustaría porque seguro que hubiese adquirido un gran valor. Lo metí entre las páginas de alguna de las novelas que siempre llevaba conmigo y con las maletas para arriba y para abajo, el apunte se extravió.

-¿Le gustaba leer?
-Novelas cortas de las de El Coyote y de Marcial Lafuente Estefanía. No había televisión ni nada y leer en los viajes me distraía.

-¿Cómo valora su etapa de novillero?
-Con picadores estuve desde 1951 a 1955 toreando la reoca. Entonces se tomaba la alternativa muy tarde. Tuve buen cartel en una época en la que coincidieron muchas figuras desde Dominguín, Arruza, Parrita, Ordóñez, Manolo Vázquez, Litri, o Aparicio. En comparación a la época actual no hay nada, excepto Ponce, El Juli y El Cid, ¿qué figuras hay ahora?

-De todos, ¿quién le gustaba más?
-Siempre me encantó el toreo rondeño de Antonio Ordóñez. Además de admirarle le he tenido mucho cariño porque fue muy buena gente conmigo.

-¿De matador cómo transcurrió su carrera?
-De matador de toros sólo toreé 15 corridas. La última fue en 1958 en Cuenca, corté un rabo y no volví a torear más. Cuando después de aquel triunfo no me quedaba ni para pipas supe que no había nada más que hacer. Además, como tenía a mi hermano Rafael que venía apretando le empecé a ayudar. Estuve con él hasta que se retiró.

-¿Cómo era Rafael?
-A él no le cogían los toros. Era él quien cogía a los toros. Si yo tuve tres cornadas de novillero y una de matador, él tuvo 17. Tantas que cuando se retiró se quedó un poco  fastidiado. Se marchó a vivir y a trabajar a Espinosa de los Monteros, en Burgos.

-¿Qué es lo más bonito que han dicho de usted?
-Que era torero de cante grande y que toreaba por soleares. También que era torero de yunque y de fragua. Cuando debuté en Barcelona, La Vanguardia me hizo una crónica impresionante.

-¿Le enorgullece que le recuerden?
-La mayoría de los que me vieron torear se han muerto. Hace dos años estuve en Valladolid gracias al Círculo Taurino y el pasado mes de noviembre me invitaron en Burgos donde nos hicieron un homenaje a Rafael Pedrosa, Andrés Vázquez y a mí.

-¿Si tuviera que escoger con qué se quedaría?
-Con la época de novillero. Fue muy bonita, toreé en muchos sitios y tuve muchos éxitos. Me quedo con Barcelona, donde salí diez tardes a hombros, con Madrid con el recuerdo de cuando me sacaron en hombros por la calle de Alcalá y con Bilbao donde también tuve triunfos importantes como matador de toros. Eso es lo más bonito que me queda.

PUBLICADO EN APLAUSOS, Nº 1594 DEL 14 DE ABRIL DE 2008
Aplausos

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