(Foto: Archivo) PABLO HERMOSO DE MENDOZA |
Plaza de Toros Coliseo Yucatán, Mérida, México: 1 Marzo 2015 - Tres cuartos de Plaza
RESEÑA: Pablo Hermoso de Mendoza (oreja y oreja); Arturo Saldívar
(silencio y oreja); Fermín Espinosa “Armillita” (palmas y silencio).
GANADERIA: Toros de Fernando de la Mora (1,2,3,5,6) y Los Encinos (4)
CABALLOS UTILIZADOS:
Primer toro de la Ganadería de Fernando de la Mora, número 94, 530
Kg, de nombre Pájaro Azul. De salida CHACMAT (2 rejones de castigo);
en banderillas DUENDE (2 banderillas) y HABANERO (2 banderillas); y
para el último tercio PIRATA (3 cortas, dos pares de banderillas a dos
manos y un rejón de muerte).
Segundo toro de la Ganadería de Los Encinos, número 93, 588 Kg, de
nombre Montejo. De salida CHURUMAY (2 rejones de castigo); en
banderillas DISPARATE (3 banderillas) y VIRIATO (2 banderillas); y
para el último tercio PIRATA (3 cortas, un par de banderillas a dos
manos y un rejón de muerte tras pinchazo).
OTROS CABALLOS DESPLAZADOS: NAPOLEON y DALI.
COMENTARIO:
Pablo Hermoso de Mendoza hizo su presentación en el flamante escenario
del Coliseo Yucatán y la efeméride quedó marcada para la historia con
la impronta de la sublime faena que le realizó a un extraordinario
toro de los Encinos.
Cuando el cuarto de la tarde, de nombre Montejo, apareció en la arena
de inmediato llenó el ruedo con su bella lámina e imponente trapío, un
torazo hondo, serio, cuajado y con una romana cercana a los 600 kilos.
Pero lo mejor lo llevaba en sus adentros, un mar de bravura expresado
en el recorrido y en la clase con la que metió la cabeza ya desde los
primeros tanteos que le planteó CHURUMAY, que disfrutó de llevar en su
largos galopes al astado embebido en su cola, reduciéndole
progresivamente los terrenos para después castigarlo yendo de frente
en dos reuniones de gran exposición y de indudable mérito por la
fuerza del burel. Habiendo quedado perfectamente atemperado el de Los
Encinos la escena estaba puesta para una fiesta grande con la llegada
de DISPARATE al ruedo, y así fue, el castaño brindó una inolvidable
sinfonía de toreo ante un ejemplar que se venía arriba y que embestía
sin descanso, siempre con calidad y transmisión, así aquello resulto
inmenso, galopes a dos pistas, hermosinas, piruetas y remates, todo
ello como parte de tres banderillas de perfecta e inmejorable
ejecución técnica, demostrando el hijo de GALLO que es muy difícil
superar su tauromaquia cuando enfrente tiene materia prima de real
valía como la de esta tarde.
DISPARATE se retiró con una cerrada ovación de por medio y en su lugar
apareció VIRIATO, que de inmediato se enroscó a Montejo y lo llevó
enganchado prácticamente a su cuerpo, describiendo ambos una sola
línea de desplazamiento como si de una coreografía se tratase, una
improvisada coreografía de valor, de arrebato, de poder a poder y de
total proyección estética que prácticamente conmocionó a un público
embelesado con lo que estaba viviendo. A estas alturas el burel tenía
todavía fuelle suficiente, a pesar de los kilos que llevaba a cuestas,
para ofrecerle pelea a un PIRATA que en verdad disfruta este tipo de
astados, así las cortas, sin solución de continuidad, fueron
emocionantes y monumentales, como monumental resultó el par de
banderillas a dos manos, todo un dechado de templanza y despaciosidad.
Y aquí necesariamente vamos a entrar al terreno de las suposiciones y
de lo que pudo o debió haber pasado; la primera de ellas es que para
muchos de los asistentes, entre quienes nos incluimos, el toro era
indiscutiblemente de indulto, más sin embargo es el público quien en
este tipo de situaciones se manifiesta y presiona para solicitarlo a
la autoridad, y esta tarde no fue el caso; así que pasando a la
segunda estamos hablando definitivamente de una faena que era de rabo,
solo que el rejón de muerte encontró hueso en el primer viaje,
quedando sepultado al segundo intento, haciendo rodar al notable burel
que recibió los honores del arrastre lento, si bien insistimos en que
muchos nos quedamos con la sensación de que merecía habérsele
perdonado la vida. Por cuanto a la premiación Pablo recibió una oreja,
su segunda de la tarde y que le abrió la Puerta Grande, aunque de
igual forma más que con el trofeo nos quedamos con el recuerdo de
semejante obra tauromáquica.
Con el que abrió plaza, un buen toro de Fernando de la Mora, el jinete
navarro se explayó en una lidia emotiva y de perfecto conocimiento de
terrenos y distancias, CHACMAT tardó en hacerse con su embestida ya
que el burel salió enterándose, pero tras el primer rejón comenzó a
embestir tras la grupa del tordo. DUENDE abrió tercio y lució tanto en
las preparaciones de las suertes como a la hora de reunirse, con
clase, con elegancia, viéndose sobrado el caballo ante un oponente que
tendía a frenarse en los embroques.
HABANERO llegó para hacer cimbrar los cimientos del Coliseo con dos
banderillas temerarias y espectaculares, consintiendo y dando todas
las ventajas al toro, aguantando en verdad para poder hilvanar sus
piruetas que fueron coreadas una y otra vez por el respetable. La
faena estaba en su punto álgido cuando apareció PIRATA para hacerla
crecer aún más con la rueda de cortas, dos pares de banderillas a dos
manos seguidos de desplantes a máxima cercanía y cerrar la lidia con
un rejón hasta la empuñadura que terminó con la existencia del de
Fernando de la Mora. Siguiendo en la línea de lo anteriormente
comentado creemos que esta labor era para dos orejas más sin embargo
el palco no lo consideró así y concedió solo una al jinete en plaza.
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