Obra del famoso pintor taurino Carlos Ruano Llopis
Ha fallecido Antonio Gordillo Monje
En Madrid, a los 84 años de edad
Madrid, 19/06/2012.- Antonio Gordillo Monje, antiguo banderillero de los años sesenta, ha fallecido esta madrugada en Madrid a los 84 años de edad.
El que fuera conocido como 'El otro Antoñete', militó en las cuadrillas de las figuras del toreo de su época como César Girón, Antoñete, Curro Romero, Curro Girón, Tinín o Paco Camino. Incluso hizo el paseíllo a las órdenes de Gitanillo de Triana en algún festival.
Sus restos mortales reposan en el Tanatorio Norte de Madrid. Desde este "Del toro al infinito", su blogspot amigo, queremos manifestar a familiares y amigos nuestro pésame por esta irreparable pérdida. Descanse en paz.
Antonio Gordillo Monje ANTOÑETE II
Adiós a un torero, Antoñete "El malo"
Por Manolo Herrero
Era tan bueno que sus amigos del arte le llamábamos "El malo" para distinguirlo de otro Antoñete, el Chenel, el del mechón blanco. Otro genio de la época, Pepín Cabrales, hasta le decía "El Chungo" con su pícara sonrisa cuando un órdago de Antonio con treinta y una en la mano se lo llevaba por delante en las noches de Gitanillo'S, santuario de la familia Vega, ante la carcajada cómplice del señorial Laureano embutido en su chaquetilla blanca.
En la soleá de mi noche sin luna… Esta copla de la Paquera (Caracolera) le gustaba mucho a él y además, cuando se calentaba, la entonaba algunas veces. Bueno, pues así es como se ha ido Antoñete “ El Malo”, como cariñosamente le llamábamos para distinguirlo del “Otro”… en la soledad de una noche sin luna, en la habitación de un hospital, tras un coma irreversible después de una fatídica caída. A los 84 años, con una vida plena de vivencias y alegrías, menos en los últimos diez o quince años en los que se vio arrastrado al olvido y que gracias a Rafael Vega y su familia, pudo estar atendido en una Residencia con posibles salidas diurnas.
Dicen que la distancia es el olvido, pero creo que no es la distancia, que somos nosotros mismos los que hemos entrado en una dinámica y en una forma de sentir, que veremos a ver a donde nos lleva. Yo soy el primero que entono el mea culpa, a pesar de que tengo “carnet de tanatorios y de hospitales”.
Y decía, que tuvo una vida llena de vivencias y alegrías, porque, era su forma de ser , era dicharachero , torero, flamenco, alegre y “sabía gastarlo” cuando lo tenía. Además le tocó vivir en la época dorada de todo. En la época que convivíamos con literatos , actores, toreros, futbolistas, artistas.
Era una forma de sentir, era parte de nuestra vida y no teníamos necesidad de esta moda de los autógrafos, ya que los teníamos siempre con nosotros. Y no como ahora , que a cualquiera que tenga un tatuaje y salga dos veces en la tele, tiene media “humanidad “( como decía Bojilla ) detrás de él, con un bolígrafo y un móvil.
Volviendo a Antoñete. Fue amigo y banderillero, en festivales, de Gitanillo de Triana. Fué amigo intimo y toreó con las figuras de su época, como Paco Camino, Curro Romero, Chenel Antoñete, Cesar y Curro Girón ,Tinín...
Era alegre e ingenioso ,y os quiero contar una de tantas anécdotas que me tocó vivir con él. En el año 1977, ganó el Real Betis Balompié la primera copa del Rey jugada contra el histórico Atlético de Bilbao. A los pocos días , organizamos una capea , Juan Moreno, Fermín Bohorquez y yo mismo, en la finca del caballero jerezano, para homenajear a los jugadores del Betis.
En la plaza los jugadores torearon unas becerras y después, también jugamos un “partidillo” de futbol, en la plaza de tientas, en el cual participaba una becerra. Antoñete, hacía las veces de subalterno de confianza, capote en mano, para evitar que tuvieran algún percance, los jugadores. Él , “colocao” en el “tercio”, de espaldas, a tres o cuatro metros del chiquero, en pleno partido… y alguien, abrió el chiquero para que hubiesen dos becerras en dicho “encuentro”, con tan mala fortuna, que embistió por detrás a Antoñete y le pegó un topetazo en “las espardas” cayendo dando vueltas. Enseguida saltó el masajista del Betis, lo sentó en el suelo, empezó a “doblarle” la espalda y el cuello , la espalda y el cuello, la espalda y el cuello … que Antoñete, levantando un poco la vista, sudando y de reojo, va y me dice:
“ ¡! Prefiero Vaca ¡!.
No dijo ni una vez ¡AY¡.
Así era su ingenio.
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