Cuentan que en los cafés se han promovido los más importantes sucesos históricos de la vida húngara, sirviendo de inspiración a intelectuales y artistas. Salones como el Café Central de Budapest donde, una vez dentro, uno parece aislarse del mundo y el tiempo transcurre más lento. Sin prisa… ¡Abramos bien los ojos!; espera el pintor húngaro Sándor Tirpák con mucho que contar de pintura y... de la Fiesta.
Sándor cuéntenos algo sobre su origen y sus inicios ¿recuerda la primera vez que tuvo la necesidad de expresarse pintando?
Según mis padres llevo dibujando desde mi niñez, desde que sabía coger un lápiz para hacerlo.
Tengo entendido que ha pintado sobre roca andesita ¿por qué?
Empecé a pintar sobre roca volcánica por un encargo. No fue mi idea utilizar este material, pero reconozco que me gusta mucho. La roca volcánica cristaliza en láminas y así podemos encontrar trozos con superficies totalmente lisas aptas para pintar. Pero todos los trozos tienen alguna formación única, no sé, una grieta... Estas características se pueden aprovechar muy bien a la hora de pintar, porque llegan a ser partes integrantes de mis obras. También me atrajó la conexión del origen ancestral de las piedras y de la representación de la naturaleza sobre ella, la cual forma parte de la cultura humana desde tiempos prehistóricos.
Interesante sin duda. Y teniendo en cuenta su origen húngaro, ¿cómo llegó a tomar contacto con el mundo de la tauromaquia?
De mis muchas estancias en España, un amigo (Paco Camacho) me llevo a una corrida de toros en Madrid. Era la reaparición de José Tomás y ¡cortó cuatro orejas!. Desde entonces se despertó mi pasión.
¿Se entiende en su país la afición a la Fiesta?
Sólo puedo hablar en nombre propio y en nombre de mis amigos. Nos impresiona la tauromaquia y la consideramos como parte de la cultura.
Por otro lado se da la circunstancia de que es un amante declarado de la naturaleza. En los tiempos que corren es algo difícil de entender para los antitaurinos ¿cómo lo explicaría?
Me cautiva ver un toro bonito en la plaza, y no sólo veo al animal sino también el esfuerzo, cuidado y trabajo de muchos años del criador de los animales. Cuando el toro entra a la arena es el final de un largo proceso. Yo nací y crecí en un pueblo, dónde mis padres y abuelos criaban animales, cosa que no se puede hacer sin amor hacia ellos. He leído todos los libros del gran escritor húngaro István Fekete, autor de muchas novelas y narrativas sobre la vida de los animales. Él supó describir el sentimiento de los animales de una manera excepcional. Pero al mismo tiempo era un cazador. En mi país los cazadores tienen mucho respeto a la caza abatida, y lo mismo veo en las corridas de toros. El hecho de que todo esto ocurra delante de miles de espectadores lo hace más festivo.
Creo que es un error dotar a los animales con características humanas y que el humano recibió un privilegio de Dios sobre los animales. Esto no sólo significa derechos sino también obligaciones.
Manolete visto por Tirpák
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