viernes, 24 de marzo de 2017

Murió la ejemplar Mariantonia , viuda de Curro Fetén Por Juan Miguel Núñez Batlles

(Emitido en el programa "Clarín" de RNE, el 19 de marzo)


Nos ha dejado una mujer ejemplar. Una persona de una extraordinaria y elegante condición humana: María Antonia Esteban, la viuda de Curro Fetén.
Mujer prudente y, a la vez, vigorosa y eficaz en las tareas indispensables en todas las circunstancias de una figura de la comunicación como fue su marido: el añorado y grande Curro Fetén.
Diecisiete años hoy que se nos fue Curro Fetén. Y el viernes pasado despedíamos a su Mariantonia.
¡Qué dos grandes personajes!
Fue Curro sobre todo un gran aficionado, un hombre culto, conocedor de la historia y la actualidad de su tiempo. Como cronista taurino, su autoridad fue absoluta.
En más de cincuenta años que estuvo en activo, hizo sin interrupción las temporadas de España (con las correspondientes y oportunas incursiones a Francia y Portugal) y América, en las que vivió y contó todos los grandes acontecimientos de las plazas y ferias importantes. Sus tribunas más fuertes las tuvo, aquí en España, en Radio Intercontinental, y en América, en el diario “El Tiempo” de Bogotá.
Su cálido sentido de la amistad, su devoción por la familia, su distinguido gracejo, y la profundidad y rigurosidad de sus conocimientos taurinos, fueron su mejor patrimonio humano y profesional. Algo que al cabo de 17 años seguimos echando de menos.
Un dato: todas las figuras del toreo, empresarios, apoderados y ganaderos, aficionados y hombres de bien, de su tiempo, fueron sus amigos, leales y legales.
Ahora, en este aniversario de su adiós en Valencia, cuando el latigazo del infarto fue certero e implacable con él, en el Hotel Astoria donde se hospedaba para cubrir la feria de Fallas, a Curro (Gonzalo Ángel Luque del Pino, que era su verdadero nombre) lo volvemos a recordar.
Y esta vez también por ese reencuentro que ha tenido hace dos días, encuentro ya definitivo, con su querida esposa, Mariantonia. La mujer imprescindible en su vida, absolutamente amorosa y necesaria por tanta generosidad como dispensó –a él, a Curro- y a quienes también tuvimos la suerte de estar cerca de ellos en muchos encuentros de carácter taurino.
María Antonia y Curro Fetén está ya más vivos que nunca… y para siempre.
Descansen en paz

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