Enrique Ponce hacía el paseíllo esta tarde en la localidad segoviana de Cantalejo donando sus honorarios a la familia de Víctor Barriopara contribuir al monumento en su honor que tiene previsto construirse en su localidad natal de Sepúlveda. En el cartel lo acompañaban Daniel Luque y David Mora frente a un encierro de José Cruz. Los tres salieron a hombros
De toros en libertad - 18.08.2016
Impresionante minuto de silencio que se ha tributado en Cantalejo en memoria de Víctor Barrio. El diestro segoviano no había faltado en los últimos años a esta plaza y llevaba triunfando desde 2013 de forma constante. Entre los presentes, sus padres, su esposa Raquel Sanz y todos los amigos y familiares de Víctor que no han querido faltar a la cita
La corrida comenzó con un sentido homenaje al diestro Víctor Barrio, que perdió la vida de forma trágica el pasado 9 de julio. Enrique Ponce cumplía hoy con su compromiso de donar sus honorarios para perpetuar la memoria del joven diestro de Sepúlveda. El recuerdo de este diestro estuvo muy presente durante esta emotiva tarde, que acabó con el triunfo de Enrique Ponce después de otra de sus lecciones magistrales. Una gran lección en una tarde muy especial de emociones a flor de piel.
Ponce fue capaz de aprovechar al bruto y desclasado primero y de componer una bella faena con el nada humillador cuarto. Una más de sus incontables demostraciones de sabiduría y capacidad torera, de su virtud de inventar faenas prácticamente de la nada.
La poca fuerza del primero de la tarde limitó el recibo de capa de Ponce, que procuró no forzarlo y destacó en la media. El toro recibió un solo puyazo medido de Quinta y Ponce brindó a los familiares de Víctor Barrio, que presenciaron la corrida desde una barrera. El toro embistió muy bruto por el lado derecho, de ahí que el maestro cambiara pronto a la zurda, por donde se quedaba corto y reponía. Intentó alargarle la embestida a base de temple pero al toro le costaba seguir en engaño. En la tercera atacó más y logró una emocionante serie de enorme mérito. Siguió por ese lado tragando y exponiendo, logrando otra serie de gran valor. Fue una faena de autoridad en la que Ponce se impuso a un animal con complicaciones. Mató de pinchazo y estocada.
El cuarto no humilló nada en el capote, que Ponce manejó con soltura llevando al toro a los medios para rematar con una bonita media. Brindó la faena al público y entendió al toro a la perfección, llevándolo a su altura primero para construir su embestida y no forzarlo. Siguieron tres series en las que ya el torero se abandonó, gustándose y haciendo un toreo encajado en el que ya le bajo la mano al toro y le obligó a seguir la muleta a base de dejarla siempre puesta. La faena creció y solo tuvo el paréntesis de una serie al natural, pitón imposible por el que Ponce acabó literalmente por obligar a embestir al de José Cruz. Después volvió a la derecha para acabar de firmar una enorme faena plena de temple, compostura y sentimiento torero. Preciosa también la forma de rematarla ligando doblones con la derecha antes de adornarse con un abaniqueo. Pinchó antes de dejar una estocada y cortó una oreja aunque el público pidió con fuerza la segunda.
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