PACO CORPAS |
Por Juan Miguel Núñez Batlles
Profesionales y aficionados del toreo debemos un reconocimiento a una época que las nuevas generaciones tienen, no sé si decir aparcada, u olvidada, o simplemente ignorada, por las prisas con las que manejamos la historia y los recuerdos propios.
Vaga memoria la que mueve en ocasiones la crónica del pasado, y no tan pasado.
¿Pues acaso se ve tan lejana la década de los cincuenta del anterior siglo, en la que están muchas y muy importantes referencias del toreo de la modernidad?
Yo diría que por acontecimientos, y figuras que le dieron vida y carácter a los mismos, los años que van del cincuenta al sesenta son clave para entender esa notable consideración y consiguiente repercusión que tuvo y tiene el toreo.
La generación actual evoca con facilidad nombres a partir de los sesenta, como Jaime Ostos, Puerta, Camino, El Viti, Mondeño, Ordóñez y El Cordobés (Benítez), entre los más sonados.
Y a partir de estos, se adentra ya en la actualidad previa notable y grata observación, está claro, a las hornadas que van de los setenta hasta la primera década de la actual centuria.
Pero yo me quiero parar ahora en aquellos años cincuenta, en los que brillaron nombres de excelsa torería, por el poder y el valor, el arte y el oficio, la destreza y la profesionalidad mostrada y demostrada en tantos toreros, digo, que ahora están relegados o pasan casi desapercibidos en los anales de la gloria.
Injusto olvido que quisiera remediar trayendo aquí una lista condensada en nombres de mucha transcendencia y significación entonces.
Eran tiempos ya de Luis Miguel Dominguín y Antonio Bienvenida, de Ordóñez y los hermanos César y Curro Girón (los mejores toreros, estos dos, que ha tenido Venezuela), del portugués Manuel Dos Santos, del mexicano Joselito Huerta y de Manuel Jiménez "Chicuelo", y de Gregorio Sánchez, entre otros.
Una nómina de toreros que han dado mucha gloria al espectáculo y que no se pueden arrinconar o negar mandándolos al olvido.
Esa es la razón por la que quiero dedicar una loa muy especial, a uno de esos toreros de los cincuenta, que afortunadamente sigue entre nosotros, con una salud envidiable, con mucha fuerza mental y afición en aumento.
Un hombre que en los ruedos ha alternado con mucha brillantez con todos los citados, y por supuesto con más toreros también importantes de su generación. Y que además ha defendido a sus compañeros como nadie en temas sociales.
Me estoy refiriendo a Paco Corpas. ¿Verdad que hago bien en acercar su nombre a la alabanza y el elogio, más aún cuando Corpas, además de ser un extraordinario torero, ha sido y es un personaje altruista excepcional?
Paco Corpas es refundador de la Asociación Benéfica de Toreros, la entidad que creó en 1909 (hace 108 años) Ricardo Torres "Bombita", una obra social ideada a finales del siglo XIX por el genial Don Luis Mazzantini (el político que fue torero, o viceversa, el torero metido a político: llegó a ser gobernador civil), quien a su vez contó con el entusiástico apoyo de Enrique Vargas "Minuto".
Todos estos nombres vienen con detalle de sus generosas aportaciones en el "Historial de la Asociación Benéfica de Auxilios Mutuos de Toreros" que el propio Paco Corpas ha recogido en un libro de reciente aparición, en el que rinde homenaje a todos ellos y al toreo mismo. Y donde se pone de manifiesto el altruismo excepcional de este Paco Corpas,, que tanta lucha ha librado para defender a sus compañeros de profesión, desde diferentes entidades e instituciones, ya que fue también algo muy transcendente su tarea en la antigua Agrupación Sindical de Toreros y en la Federación de las Organizaciones Profesionales Taurinas.
Un Paco Corpas con mucho temple en las negociaciones, quizás la más transcendente fue aquella que significó el paso del régimen Especial de los Toreros del año 1972 al Régimen General de la Seguridad Social del año 1978. O lo que es lo mismo, que los toreros gocen en la actualidad de la mejor Seguridad Social que existe en España. Así de claro.
Pero yo quería hablar también del Paco Corpas torero, que estuvo 23 temporadas consecutivas vistiendo el traje de luces, dieciséis de las cuales fueron como matador.
Ciento veinte novilladas con picadores entre España y Francia. Una alternativa de lujo en Pamplona, el 7 de julio de 1956, anunciándose como su padrino Antonio Ordóñez, que después no pudo actuar por cogida (le sustituyó Joselito Huerta, y con Gregorio Sánchez de testigo).
Confirmó la alternativa, un año después, en 1957, en una corrida de la Feria de San Isidro, el 12 de mayo.
Ha toreado en todos los países con tradición taurina que incluyen Francia, Latinoamérica y Portugal, amén de Las Azores y colonias exóticas de la África oriental Portuguesa, como Angola y Mozambique, y hasta en la mismísima China de Mao Tse Tung.
Torero muy completo en los tres tercios, quizás para contratarse fue algo especial, muy exigente, y eso le frenó para torear más.
Así y todo tiene un envidiable palmarés.
En Madrid, en su presentación de novillero, un 28 de abril de 1955, tuvo que dar una vuelta al ruedo antes de coger la muleta, con el público en pie aclamándole tras poner cuatro pares de banderillas. Hazaña que repetiría, en la misma plaza, pero ya como matador, en 1964. Y en 1965, igual proeza en La Maestranza de Sevilla.
De Parco Corpas hay mucho y muy bueno que contar. Como de unos pocos toreros que como él no vale aparcar fácilmente en la memoria.
La historia, con sus datos justos. Y los que aporta Paco Corpas son absolutamente necesarios para entender lo que hay en la actualidad.
Larga vida, maestro.
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