La corrida de San Antonio supuso una dura prueba para el joven torero, pues la mayoría de los toros, fuertes y bien comidos, se pararon pronto, acusaron querencias y fueron complicados.
Tres orejas y puerta grande
Víctor Ramírez “Vitico”
Jesús Enrique Colombo tenía ante sí el reto de lidiar seis toros, con tan sólo dos corridas toreadas hasta el momento en su corta trayectoria como matador de toros, al final cortó tres orejas y salió a hombros. Reto superado.
La corrida de San Antonio supuso una dura prueba para el joven torero, pues la mayoría de los toros, fuertes y bien comidos, se pararon pronto, acusaron querencias y fueron complicados.
Para abrir plaza Colombo lidió un toro hondo que se paró pronto. Buenos lances a la verónica y un garboso quite por chicuelinas fueron el prólogo de un lucido tercio de banderillas. Abrió por alto la faena para aliviar al astado, pero en la primera serie tras dos buenos derechazos el toro se coló y se fue a tablas. Optó por abreviar el torero, que mató de pinchazo y estocada.
Larga cambiada de rodillas para saludar al segundo, y buenos lances semignuflexo rematados a una mano. Tras un espectacular tumbo en el que el picador cayó encima del toro, Colombo se lució en un rítmico quite por navarras y tres pares de banderillas, el tercero al quiebro. La faena, corta pero ligada, tuvo buenos momentos sobre todo con la mano derecha. Por ese lado Colombo ligó muletazos largos y de mano baja. Por el izquierdo no hubo conjunción porque el toro se quedaba corto. Asfixiantes manoletinas y una gran estocada para las dos orejas. La segunda sin duda por la espada.
Al tercero Colombo lo recibió con verónicas voluntariosas, tras una excelente vara de Goyo Prieto, el matador clavó dos buenos pares de banderillas aguantando una barbaridad los parones del toro, fallando el tercero. En el último tercio el astado echó el freno de mano, se paró en seco y Colombo abrevió. Certero a espadas.
Colombo saludó al cuarto a la verónica con mucha voluntad y se lució en un visto quite por lopecinas. Tres emotivos pares de banderillas para ligar algunas tandas de buen corte limitadas por el poco recorrido del astado. Faena corta rematada de buena estocada que provocó una tímida petición de oreja.
El quinto fue un toro más terciado, alegre y con movilidad. Buenos lances a la verónica y espectacular remate a una mano de Colombo, que banderilleó en esta ocasión con más voluntad que acierto. El comienzo, vibrante, con el torero de rodillas en los medios levantó pasiones. Los muletazos ceñidos, buenos y largos, demostraron las ganas y valor del joven espada, que con un toro con más recorrido se lució en una variada faena, con muy buenos momentos, intercalando adornos, péndulos y desplantes para aderezar el trasteo. Faena variada que remató con una estocada arriba pero el toro no dobló pronto y tuvo que emplear una vez el descabello. Así llegó la tercera oreja.
Cerró plaza un toro colorado, fuerte y hondo que se paró en seco. Colombo le saludó a la verónica, volvió a colocar tres pares de banderillas y muleta en mano, se percató que su oponente estaba parado y sin ganas de pelea. El diestro, lo probó por ambos lados y optó por cerrar su tarde con otra contundente estocada precedida de un pinchazo.
Jesús Enrique Colombo cerró su gesta, lidiando seis toros, clavando dieciocho pares de banderillas, sólo dos pinchazos, un descabello y seis contundentes estocadas. Reto superado.
FICHA DE LA CORRIDA
Plaza de toros de San Cristóbal
Sábado 27 de enero.
Segunda y última corrida de feria.
Más de media entrada en tarde fresca.
Toros de San Antonio, bien presentados, serios y hondos. Desiguales de juego. Parados, tardos y mansurrones primero, tercero, cuarto y sexto. Nobles y con movilidad segundo y quinto.
Pesos: 450, 470, 475, 470, 440 y 470 kilos.
Jesús Enrique Colombo, de azul marino y oro: Silencio, dos orejas, palmas tras leve petición, silencio tras leve petición, oreja tras aviso y palmas. Salió a hombros.
Jesús Enrique Colombo se presentó en Venezuela con el toro “Rubencho”, número 45, negro.
Actuaron como sobresalientes los matadores de toros Marcos Peña “El Pino” y Antonio José Ramos.
En las cuadrillas destacaron los dos soberbios puyazos del picador Goyo Prieto y la brega de Gerson Guerrero y Eduardo Graterol.