Ha terminado Pamplona con el "Pobre de mí". Y cuando empieza la cuenta atrás para el año próximo se hace necesario destacar aspectos de estos sanfermines-2019, que, sospecho, no van a contar para las estadísticas y resultados que se guardan. Me refiero a las cualidades que ha tenido el ciclo, muy sobresalientes, más allá de encierros y corridas que le dan toda la fama.
Por ejemplo, y por encima de los atributos que es obligado reconocer a los actores en el ruedo -toreros y toros-, esta Feria Universal, llamada con mucha propiedad "Feria del Toro", ha vuelto a destacar por su impecable organización.
Hay reconocimientos a la gerencia, sin duda. Pero casi siempre, el mismo y único elogio: pagan mejor que nadie. Y siendo cierto, no es suficiente. Pues hay mucho más. La llamada Casa de Misericordia, popularmente conocida como La Meca, es un ejemplo, como pocos, de promoción de lo taurino.
Es verdad que ganan dinero (saben ganarlo, con los llenos a diario), pero, al tiempo, invierten como nadie. De modo que el primer punto a destacar es que de esta feliz actualidad que vive la Pamplona del toro se proyecta un futuro de muy amplio horizonte.
Pamplona sigue siendo una plaza barata -de entradas baratas, me refiero-, pues creo que después de Madrid, en toda España, es la única que ofrece localidades muy bien situadas a muy bajo precio, con un tendido de sombra para el abonado por menos de treinta y cinco euros; las peñas al sol, componente fundamental del espectáculo, por menos de quince euros. En tanto los menores -porque en Pamplona van también los niños a los toros-, en la novillada fuera de abono, pagan sólo cinco euros.
Y no sólo eso. En el amplio programa de espectáculos que se ofrece a lo largo de los ocho días de toros en la calle y en la plaza, más los apéndices de la novillada y el festejo de rejones, hay que sumar también otras funciones que dan asimismo carácter al ciclo.
El encierro matinal, por supuesto. Discutidos este año los encierros porque, en aras de aumentar los niveles de seguridad para los corredores y garantizar que los toros lleguen a la plaza en las mejores condiciones para la lidia vespertina, se habían introducido cambios en la parada de cabestros, aumentándola, lo que, no obstante, parece que estaba quitando esencia a la carrera, según los propios mozos.
Pues no tardó la Comisión Taurina de La Meca en rectificar sobre la marcha, volviendo al esquema de carrera clásica, buscando la opción de que los toros fuesen menos agrupados. Carreras más vistosas y lucidas, como reclamaban sus protagonistas. Una decisión que a otras empresas, entidades u organismos le cuesta un mundo tomar.
Aquí, visto lo visto, la medida se implanta al momento una vez estudiados, o sopesados, pros y contras. Así es como Pamplona es diferente en la oferta taurina, tan absolutamente ágil como segura.
Una singularidad, más allá del encierro por las calles y las propias corridas en el ruedo, es la animada espera en la plaza, antes de que lleguen los toros. Un espectáculo también fascinante desde mucho antes de las ocho de cada mañana, con los tendidos abarrotados de un público de lo más variopinto; mayores y pequeños de todas las condiciones, gozando de las oportunas atracciones que contagian a todos el carácter de lo taurino.
Hay festivales matinales de entrada gratuita -ojo, que he dicho bien, de entrada gratuita- que son lo que llaman "Toros en Familia", el espectáculo Cómico-Taurino-Musical y otro día capea o tentadero.
Son famosos también los apartados; lo que en otras plazas se celebra con la más absoluta reserva, aquí se hace público. Y acude la gente en masa. El apartado sanferminero es más que un acto social, que todos los días de corrida pone el no hay billetes.
Hay igualmente Festejos Populares como Concursos de Anillas, y Concurso de Cortes con toros en puntas.
Están, en fin, todas las tauromaquias posibles del siglo XXI.
La plaza de Pamplona, ocupada siempre en sanfermines. Y con el toro como epicentro.
No es de extrañar que el toro de Pamplona tenga tan buena salud. Por ese toro volveremos.
Hasta el año que viene, Pamplona.
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