domingo, 19 de agosto de 2012

EN DEFENSA DE LA FIESTA DE LOS TOROS.




 En Defensa de la Fiesta de los Toros

Arturo Casillas González
El Rincon taurino
México, 17/08/2012.-A los taurófilos nos ha llegado la hora de pasar a la ofensiva, no dejando ni una mentira sin contestar, ni una falacia sin rebatir. Es de saber que para opinar y debatir se debe tener fundamento y conocimiento de causa de lo que se pretende expresar, en esta postura descrita me atrevo a defender categóricamente a la tauromaquia y acallar así las ignorantes voces de los antitaurinos que achacan a los defensores del arte esa incultura que es patrimonio exclusivo suyo.

El toro bravo o ganado de lidia existe hasta el día de hoy por las corridas de toros y no por el contrario, el toro es el rey el eje de la fiesta, es el único animal de abasto por así llamarlo que vive hasta cinco años en estado de libertad gozando de pastar y caminar inmensas extensiones de tierra llamadas ganaderías que son importantes patrimonios ecológicos ya que resguardan y dan vida a centenas de especies que ahí habitan, podríamos decir que el ganadero de bravo es un verdadero gestor medioambiental. La carne no es costeable ya que su rendimiento a la canal es pobre comparado con las razas bovinas de carne aunado al peligroso y delicado manejo debido a sus condiciones natas de bravura, exponiendo lo anterior el toro bravo y su ecosistema estarían condenados a la extinción y todo por una ignorante moda “animalista” en defensa del toro, lo cual resulta a fin de cuentas una enorme contradicción. Valdría la pena citar en este punto a Jacques Cousteau un verdadero investigador y animalista Frances que entrego su vida al avance de la ciencia… "Solo cuando el hombre haya superado a la muerte y lo imprevisible no exista morirá la fiesta de toros y se perderá en el reino de la utopía y el dios mitológico encarnado en el toro de lidia derramará vanamente su sangre en la alcantarilla de un lúgubre matadero de reses".

Sin duda la ignorancia e intolerancia a un acto que por humano es imperfecto pero que esta lleno de matices y que genera arte, entrega y pasión deja ver la falta de cultura y falta de argumentos de los abolicionistas que sin analizar lo que es la fiesta brava y todo lo que conlleva solo utilizan los insultos como opción ya que carecen de la intelectualidad para combatir tan fuertes argumentos, si quieren combatir la fiesta que sea con bases sólidas sin engaños y con inteligencia no con vulgaridad, ni vejaciones, como lo he dicho antes con conocimiento de causa. La fiesta no tiene la culpa de que sus detractores sean cuadrillas de baja cultura y educación lo que hasta cierto punto es entendible pues en si las expresiones artísticas no son de fácil apreciación y pudieran parecer abstractas para muchos sin siquiera serlo.

El toreo es arte, lo es entre otras razones, porque lo sublime trasciende más allá de lo racional, más allá de la experiencia que cada cuál obtiene en la contemplación de la obra en sí, que en el caso de la tauromaquia es su lidia, desde que el toro es recibido por el torero hasta su muerte. El torero compone su propio ritmo mientras lidia. Si es ritmo y compás es también danza, teatro, expresión corporal, interpretación, que tiene que trasmitir para que el público se eleve, se desfogue en ese ámbito de la transcendencia que une al hombre con lo divino. El torero interactúa permaneciendo estático como eje de unión entre res y afición y en cuyas manos se encuentra ilusionar o desmotivar, lo bello y artístico o lo manufacturado y técnico.

El toreo despierta pasiones y son muchos los artistas, incluyendo filósofos, eruditos y premios Nobel que desde la antigüedad han sido inspirados plasmando la tauromaquia en la pintura, escultura, arquitectura, literatura, música, artes escénicas (danzas, zarzuelas, ópera), cine… incluso indumentaria. El toreo es, por lo tanto, un arte escénico más porque está pensado como tal con la particularidad de que cada torero compone su guión a partir del toro y donde además de la intuición y la expresividad, tenemos que unir el valor de la valentía, porque el riesgo es en el peor de los casos la muerte. Los toreros, muchos de los cuales son inmortales debido, no a que nunca van a morir sino que sus nombres quedarán grabados en la historia de los hitos culturales de nuestra sociedad, nos regalan esos momentos sublimes en los que la felicidad y la abstracción nos elevan el alma al ámbito de lo eterno.

Como prueba palpable de que la tauromaquia transciende lo cotidiano y usual para convertirse en algo excepcional se encuentran aquellos hombres y mujeres que participaron en la evolución y mejoramiento de la fiesta taurina, y de todos aquellos, muchos, que dejaron su vida en la arena de una plaza de toros.  

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