Por Juan Miguel Núñez Batlles
La Peñas Taurinas y sus ofertas culturales han sido siempre un importante apoyo en la difusión de los valores de “la Fiesta”. En todo tiempo han estado ahí, con especial relevancia por los temas que tratan. Y con ellas también los personajes que prestan sus conocimientos en las actividades que programan.
No es fácil para los aficionados moverse con tanta ilusión, a veces con el pago del sufrimiento, para seguir motivando al gran público a través de la cultura, incluso para concienciar a los políticos de la grandeza del espectáculo.....
Una Peña ejemplar en este sentido es la de "El Espontáneo", de Segovia, que tiene 69 años de existencia, se dice pronto, y que en la pasada semana ha celebrado su XXXV Ciclo Taurino Cultural.
Celebración que tiene su origen por tanto en 1985, cuando se festejaron las bodas de plata de la entidad. Entonces acudieron a la primera llamada de cultura y toros nada menos que Domingo Ortega; y con él un maestro de la palabra y el verbo taurinos, fundador del programa “Clarín” de Radio Nacional de España, el inolvidable Rafael Campos de España; además, Joselito de la Cal, el mayor especialista de la historia en encastes de la cabaña de bravo; y el más polémico presidente que ha tenido la plaza de toros de Las Ventas, Juan Font, recordado por el controvertido rabo que otorgó en esa plaza al diestro Sebastián Palomo Linares. Los cuatro ilustres ponentes, lamentablemente ya desaparecidos.
A este ciclo he acudido en dos ocasiones anteriores, atendiendo a la amistad de dos de sus grandes valedores, el compañero y maestro de periodistas Pablo Pastor, y el genial pintor LopeTablada Martín, quien atesora una de las visiones artísticas más completas y deliciosas del costumbrismo taurino.
Y este año, en mi tercer paseíllo literario, me ha tocado elogiar y poner también algún reproche a la temporada de este 2019. Una velada de mucho interés sobre todo por la educada atención taurina de los aficionados segovianos, con los que coincidí en que el nombre del año es, en letras de oro, el de Paco Ureña.
Enrique Amat, compañero en las lides periodísticas y escritor, habló el último día sobre la positiva influencia de la cultura en el toreo. Impresionante la formación de Amat y los argumentos que maneja para hacer del toreo una de las expresiones artísticas con más fuerza social.
El ganadero Miguel Hernández Zaballos, que inauguró el ciclo hablando de "los saltillos del campo charro", ensalzó la cualidades extraordinarias de este encaste.
El segundo día fue el turno del banderillero Sergio Aguilar, un grande vestido de plata, que trató del “orden en la lidia, para beneficiar al torero, al toro, y por lo tanto a la afición”.
El miércoles ocupó la tribuna el matador de toros colombiano Sebastián Ritter, que se refirió a la lucha y el sacrificio diario que requiere la profesión de torero. "Querer y poder” fue el título de su charla.
Un éxito en todos los órdenes de la Peña “El Espontáneo”, ejemplo de afición y vocación por lo taurino.
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