El Fandi con su característico repertorio salvó artísticamente la tarde tras aprovechar el astado más potable de ayer en Pueblo Nuevo. Foto: EFE
En la segunda corrida de la FISS 2015
El Fandi en hombros, lo torero Ventura
El debutante rejoneador en esta plaza cortaría una oreja, mientras de vacío y poco de trascedentes Fandiño y el local Castañeda.
Rubén D. Villafraz
La materia prima en este espectáculo que es la fiesta brava, tiene como elemento principal el toro. Si este falla o se viene abajo, es el acabose. Y parte de ello ocurrió en la segunda corrida de abono de la Feria de San Sebastián. Solo un astado, salvaría de la quema el comportamiento en los engaños de pupilos que embarcaron para estos predios los conocidos e influyentes Hermanos Matilla.
La materia prima en este espectáculo que es la fiesta brava, tiene como elemento principal el toro. Si este falla o se viene abajo, es el acabose. Y parte de ello ocurrió en la segunda corrida de abono de la Feria de San Sebastián. Solo un astado, salvaría de la quema el comportamiento en los engaños de pupilos que embarcaron para estos predios los conocidos e influyentes Hermanos Matilla.
Dos rejones clavaria Diego Ventura al que abrió plaza, a lomos de «Demonio», con facilidad y cercanías de terrenos en el morrillo del toro de El Capea, quien lidia a nombre de San Mateo. Al quiebro clavo primeras banderillas, para luego sobre «Morante» elevaría interés, encelando en su grupa las nobles embestidas del burel, desplegando espectáculo al máximo el jinete hispano luso con las “mordidas” del famoso equino al toro. Cerró intervención con «Alcaraván» necesitando dos viajes con el rejón de muerte y descabello para recibir palmas.
Sobrio y más templado lucio Ventura ante su segundo, con la espectacularidad de siempre, exponiendo sus cabalgaduras a milímetros de los mutilados pitones. Dosificó castigo con los de castigo, para luego en banderillas lucirse, en especial con el desafiante «Morante». Una pena que mencionada obra del toreo ecuestre moderno se emborronara con los aceros, para recibir sola una oreja –cuando pudo haber sido mucho más- tras aviso.
El Fandi abrió lidia ordinaria con el acapachado astado del hierro de sus apoderados, los mismos hermanos Matilla, quien en banderillas iniciaría su repertorio, con sus clásicos pares de rehiletes. Nobleza supina la demostrada por el burel «Aguileño», un carretón para seguir los engaños a la velocidad del rayo por parte del atlético espada. Fijeza, nobleza, bondad y en especial largo recorrido, lo que desató fuerte petición de indulto del ejemplar denegada por el palco presidencial, yéndose tras la espada, dejando espadazo trasero, fulminante para el corte de par de orejas tras dos avisos, y vuelta al ruedo al bravo «Aguileño» de 529 kilos.
Variedad capotera la desplegada por el granadino coleta en su segundo, por lopecinas, en el quite tras el minúsculo castigo en varas. Labor de intermitencias de EF, torero de innumerables recursos técnicos, de escaso emotividad para el tendido, en especial por naturales, donde se explayó en pases de uno en uno, con más efectismo que contenido artístico. Le despachó con celeridad requiriendo el verduguillo, para ser silenciado tras aviso.
Bello de lámina el primero del lote de Iván Fandiño, el cual en los medios endilgó sabroso toreo por gaoneras. Luego con la muleta Fandiño brindaría lección técnica de toreo, ante un astado de remolonas embestidas, metiéndolo en la muleta a base de temple, colocación, conocimiento de terrenos y mando. El espadazo, ligeramente desprendido, para ser silenciado tras aviso.
El séptimo de la larga función, de censurable conformación de pitones –para el dineral que se ha gastado en traerlo-. Pero en la muleta, poco pudo extraer un torero del poderío de Fandiño, que tesonero lo intentó por ambos pitones. Le despenó con la brevedad que ya requería la dilatada tarde.
Voluntad y deseos de agradar las demostradas por el tachirense Fabio Castañeda, pechando un toro de exigente condición el que hizo cuarto de función, el cual puso a prueba su aun bisoñez. En banderillas pasaría con más pena que gloria, pero en la muleta supo reponerse a las exigencias del serio morlaco en especial por la mano diestra, donde basó en su mayoría trasteo dilatado. Le despenó con brevedad siendo silenciado tras aviso.
Destellos los que dejaría el joven tachirense Fabio Castañeda ante otro lote de astados a contraestilo de las maneras y formas bisoñas del espada en mención. Igualmente fue silenciado, en el que cerró plaza tras dos avisos.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de Toros Monumental “César Girón” de San Cristóbal. Jueves 29 de enero.
Toros españoles de Hermanos García Jiménez y para rejones de San Mateo (1º) y (4º), en su conjunto desiguales de presencia, y juego, destacando la nobleza del 2º, premiado con la vuelta al ruedo. Pesos: 470, 529, 443, 460, 456, 460, 482 y 442 kilos.
Diego Ventura, palmas y silencio tras aviso. El Fandi, dos orejas tras dos avisos y silencio tras aviso. Iván Fandiño, silencio tras aviso y silencio. Fabio Castañeda, silencio tras aviso y silencio tras dos avisos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario