viernes, 4 de diciembre de 2020

 “Tinín”,  qué personaje

 Por Juan Miguel Núñez Batlles

Fue "Tinín", José Manuel Inchaustti, importante torero en los años sesenta, y  actualmente ejercía como veedor de toros en el campo. 

Sus triunfos fueron de clamor en su corta pero intensa carrera, con trayectoria a la inversa, es decir, de más a menos en lo que a éxitos se refiere. Y desde luego, no fue "Tinín" un torero cualquiera. 

Ahí está su notable palmarés, con una carrera  triunfal desde su arranque como novillero. Cortó uatro orejas en su debut con picadores en Las Ventas,  y tres en La Maestranza, también al debutar en Sevilla trece días antes de que Paco Camino le diera la alternativa, el 21 de mayo de 1966, en Madrid, en San Isidro, con El Viti de testigo. A ver quién mejora el cartel en esa época, en la que dicho sea de paso había una pléyade de figuras de mucho relumbrón.

En Madrid actuó en 28 ocasiones, cortando 17 orejas y con cinco salidas a hombros. 

Cuatro "portazos" dio asimismo en Bilbao. Y cortó el último rabo concedido en el viejo y desaparecido "Chofre" de San Sebastián. 

"Tinín" triunfó también a lo grande en Valencia, Córdoba, Pamplona, Málaga..., en aquella época que tuvo tan buena, en los sesenta (tiempo de colosales toreros, hay que insistir), manteniéndose al menos cuatro temporadas en la cumbre. De modo que no había feria entonces que montase carteles sin contar con él.

Por supuesto que también toda la América taurina fue asimismo escenario de muchas tardes suyas de gloria. Y hay que significar que en este tiempo de triunfos, su carrera estuvo administrada por el todopoderoso Manuel Chopera;  aunque las relaciones entre ellos terminarían deteriorándose, y como consecuencia de sus desavenencias, la figura del torero perdió toda su fuerza, hasta verse prácticamente obligado a retirarse en 1971.  Volvió tres años después, pero nuevamente se fue.

Y, no obstante, sería ese apoderado, Manuel Chopera, luego empresario de Las Ventas, quien le iba a dar una doble oportunidad, anunciándole dos tardes en la monumental madrileña, en la temporada de 1985 (cuando su última reaparición), ya, sin embargo, en esas dos actuaciones no pasó nada importante. Y "Tinín" dejó los ruedos para siempre.

Un "Tinín" -como se aprecia- torero intermitente, protagonista de una curiosa anécdota en aquella tarde de su incontestable triunfo en Sevilla, siendo novillero.  

Sucedió que tras cortar las tres orejas requeridas para salir por la Puerta del Príncipe, los dueños de la plaza (los maestrantes), que en aquel tiempo decidían junto con el presidente del festejo quienes podían cruzar a hombros la cotizada Puerta, ¡se la negaron! Así como suena. Aunque ahora alguien trata de lavar la mala imagen y conciencia de estos señores (maestrantes, con títulos de nobleza, pero pésimos aficionados)  y dan a entender que fue el propio "Tinín" quien se negó a salir a hombros.

Nada de eso,  pues entonces no hubiera saltado la barrera para irse a pie -andando,  está claro-, pero por la mismísima Puerta negada. Y una vez en la calle, se dejó aupar por una muchedumbre de aficionados que, ahora sí, le llevaron en volandas Paseo Colón arriba hasta el hotel, como antiguamente se hacía con los toreros en las tardes memorables. 

Ese era el orgullo y el ingenio de "Tinín", tan espontáneo y riguroso en sus decisiones como diáfano y feliz con su gente (la gente del toro).

Madrileño, nacido en el Foro, que es como decir una personalidad chipén, entre lo castizo y lo atrevido, un tío marchoso con esencia romántica de la vida también por ese corazón así de grande que tenía. 

Tan estupendo en el ruedo -torero de estilo recio, valiente y muy clásico- como "revoltoso" en la calle, y entrecomillas esto de revoltoso, pues no se vaya a confundir con pendenciero. Que siendo "Tinín" un personaje novelesco, sobre todo fue explosiva su simpatía, nobleza y generosidad.

En una época de su vida ejerció también de manager de artistas, como Juan Manuel Serrat y Camilo Sesto. Fue la suya, para entendernos, una vida muy vivida. 

Su última faceta, como veedor de toros en el campo, trabajo que sacó adelante con brillantez, seriedad y responsabilidad.

"Tinín" era amigo de todos. Todos le queríamos. 

 Porque además, esa ingenuidad confiada que le caracterizó, cobijaba un gran talento y afición.

 Locuaz conversador y acertado analista de los pormenores del toreo: en las tertulias con él, su argumento taurino era una delicia.

 Te vamos a echar mucho de menos, "Tinín". Dios te tenga en su Gloria.



CODA.- "Tinín" murió de cáncer en Valencia, el pasado día 2 de este mes de noviembre. en casa de una de sus hijas.

Al día siguiente fue trasladado su cuerpo a Madrid para ser incinerado en el cementerio de La Almudena. Y al llegar el coche fúnebre a Madrid, antes de ir al tanatorio, la familia y un reducido grupo de amigos le acompañaron en una última y muy emotiva vuelta al ruedo en Las Ventas. No más de quince o veinte personas (no se hizo público para poder respetar las recomendaciones sanitarias, guardando escrupulosamente las distancias de seguridad).

El féretro, a hombros de su hijo varón, Lucas,  sus sobrinos y su cuñado, el bailaor Diego Llori, cruzó finalmente la Puerta Grande.

Allí estaban sus hermanas, hermano y unos amigos muy escogidos, entre ellos el escritor y letrista de toros y flamenco, su "hermano del alma" Manuel Herrero. La representación taurina la ejercieron los matadores de toros, Andrés Caballero, Miguel Abellán y "El Javi" de Fuenlabrada; además de los apoderados Antonio Vázquez, Pascual Banegas, Gerardo Roa, Manuel Martínez Erice y José Luis Blanco; los banderilleros Juan Gimeno Mora y Fernando Galindo; y quizás alguno más no identificado bien por el obligado uso de mascarillas.

Una despedida sencilla pero muy sentida y elocuente. "Tinín" por última vez a hombros en Madrid. 


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