domingo, 21 de abril de 2019

GOYO ESCAMILLA,EL ÚLTIMO DUEÑO Y BOHEMIO DEL CAF É GIJÓN. Por Juan Miguel Núñez Batlles



Por Juan Miguel Núñez Batlles

Artistas de todos los frentes del arte y la cultura -del toreo también- se han quedado un poco, o bastante, huérfanos con la muerte, hace unos días en Madrid, de Gregorio Escamilla. Goyo Escamilla, como entrañablemente se le conocía.
Quijote de la hospitalidad. Nostálgico de lo clásico y emprendedor de futuro.  Propietario del Gran Café Gijón, el establecimiento fundado en 1888 -ya con más de 139 años de existencia- que se encuentra en el madrileño Paseo de Recoletos, entre las Plazas de Cibeles y de Colón.
Goyo, como la mayoría de sus clientes, era un bohemio, bienhechor de la vida sociocultural madrileña, que es como decir de la España de la retórica y la intelectualidad que confluye en la Villa y Corte en busca de su oportunidad al estrellato.
Y de tal forma, que por el establecimiento han pasado -encontrando cobijo- representantes de todas las vanguardias, fundamentalmente de la literatura; y del toreo también. 
Una lista interminable que tiene que ver con el arte de Cúchares. De Juan Belmonte a José Tomás, pasando por muchos y notables actores en el ruedo. Biógrafos y ensayistas, novelistas del tema... y tertulianos.
La tertulia taurina más moderna (todavía activa), la de los Amigos de la Dinastía Bienvenida. 
Goyo Escamilla y su familia  -sus hijos- han procurado que las sillas y veladores del Gijón sean también magnífico aposento de lo taurino.
Y además, al Gijón acuden muchos ciudadanos de a pie. Me lo recordaba Pedro Mora, antiguo director gerente del Centro de Asuntos Taurinos de la Comunidad de Madrid, uno de esos políticos buenos y competentes que todavía existen en España: gentes anónimas, que simplemente van por allí a respirar cultura y libertad. Tiene razon Mora.
Porque Goyo (Gregorio Escamilla) les dio su sitio a todos. Y por eso, ahora, en su muerte, nuestro agradecimiento y homenaje. D.E.P.

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