martes, 8 de enero de 2013

EL PANA SIGUE VIVO.


Increíble, "El Pana" regresa a la México


EL PANA SIGUE VIVO

Plá y Ventura
Es ilusionante saber que, en el día de ayer, festividad de los Reyes Magos, Rodolfo rodríguez El Pana reaparecía en una plaza de toros en su tierra mexicana. Y hablo de la ilusión, la de él y la de todos los aficionados que le siguen a diario puesto que, sin duda, El Pana es el estigma de lo que entendemos como el sueño hecho realidad y, tras haber soportado un año, el pasado, de absoluto calvario debido a su cruel enfermedad, es alentador verle de nuevo en los ruedos.

El Pana es, sin duda, el icono que representa la magia de un artista en los ruedos; todo en él es imprevisible puesto que, de lo ridículo a lo genial, en sus manos y sentidos, apenas existe una fina línea que lo separa. Ayer, por lo que pudimos saber, Rodolfo Rodríguez rayó en lo genial hasta tener la fortuna de cortar un rabo en su reaparición. Y no son los trofeos los que le definen, sin duda, el resultado, como tal, evidencia toda la genialidad que el Brujo de Apizaco inundó ayer el ruedo de Arandas.

Si nosotros, en España, todavía gozamos de la torería del más decano de los toreros en activo, el artista Carlos Escolar Frascuelo, en México es El Pana el referente mágico en los ruedos. Su reaparición, sin duda, certifica toda la alegría que podemos sentir cuantos le admiramos; alegría elevada a lo más alto tras conocer y saber de todas las desdichas que la salud le reportó a Rodolfo todo el pasado año.

Ciertamente, una salud a la que sabíamos resquebrajada por completo y de la que, por lógica, nos hizo temer por la pérdida del torero puesto que, El Pana podía recuperarse como hombre pero, que lo haya hecho en calidad de artista, la dicha que sentimos es infinita.

Convengamos que, El Pana, como torero, está muy lejos del bien y del mal; en su persona, nada importan los cánones ni reglas establecidas puesto que, su personalidad va más allá de lo estereotipado y, en ocasiones, hasta de lo soñado. Como digo, con semejante diestro, puede ocurrir de todo; no de ahora, más bien de siempre. Pero ello es patrimonio de los artistas que, sin duda, nada tienen que ver con el resto de los mortales. Y ser distinto, único y mágico, en ocasiones, le ha tocado pagar un altísimo precio porque la torería de México, desde siempre, nunca quisieron saber de él que, sin duda, gracias a su magia era un estorbo para todos, razón por la que le apartaron una y mil veces de los grandes festines del toreo.

Pese a todo, más de treinta años después de su alternativa, todavía seguimos hablando de un artista irrepetible que, ni los empresarios, ni los compañeros, ni el alcohol, ni las enfermedades, nadie ha podido con El Pana, un genio vilipendiado que, como digo, hasta ha vencido a las circunstancias para seguir deleitándonos con su arte.

El Pana sigue vivo lo que evidencia que, una vez más, un día de Reyes ha sido otra vez una fecha mágica en su vida y, en esta ocasión, muchísimo más puesto que, además de vencer los imponderables de su profesión, los malditos intereses que le relegaron al ostracismo, como explico, ahora ha vencido hasta una maldita enfermedad que, como digo, por momentos, hasta nos hizo temer por su vida. Que Dios le siga bendiciendo, maestro.***

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