Uno le corta la coleta al otro y los dos cortan
la coleta a lo que huela a toros
"...La violencia que hemos ido anidando en nuestros corazones por ese amor a la fiesta de los toros, a tanta tortura y sinrazón, nos ha ido despojando de la sensibilidad de los seres humanos normales. Los aficionados a los toros estamos endurecidos con tanta crueldad y no vemos con claridad los otros beneficios que proporciona la vida..."
PODEMOS Y PSOE, NUESTROS AMIGOS
Desde hace unos años, de un tiempo a esta parte, recibimos el cariño de nuestros amigos, PSOE y Podemos, a manos llenas. Nos estamos refiriendo, naturalmente, a los aficionados a los toros. No es que no sean amigos de otros colectivos, u otros colectivos de ellos, pero los aficionados a los toros no podemos estar más contentos con ellos.
Ocupan, por milagro de la aritmética (la suma y la división son las operaciones que más practican), muchos gobiernos de comunidades y ayuntamientos de España, y desde ellos reparten favores a manos llenas a nuestra querida Fiesta. Todo cuanto hacen, o deshacen, es por nuestro bien, ya que lo que pretenden es que la brutalidad de lo que representa la fiesta brava se despoje de ella, que tanto daño ha hecho a las distintas generaciones de aficionados. Un comportamiento ejemplar su actuar.
La violencia que hemos ido anidando en nuestros corazones por ese amor a la fiesta de los toros, a tanta tortura y sinrazón, nos ha ido despojando de la sensibilidad de los seres humanos normales. Los aficionados a los toros estamos endurecidos con tanta crueldad y no vemos con claridad los otros beneficios que proporciona la vida.
Por ese hábito de ir a las plazas de toros, hemos olvidado de ir y de llevar a nuestros hijos a los títeres que se ofrecen en las plazas de los pueblos o ciudades. Evitamos que nosotros y las nuevas generaciones se eduquen en la libertad que proporcionan las violaciones, las ejecuciones, los apuñalamientos y los mensajes de apoyo a los grupos más terroristas.
Sabemos que estos amigos lo hacen por nuestro bien, pero seguimos obstinados en ignorar sus mensajes y acudir a las plazas de toros donde todos los días nos regocijamos con la sangre de los toros e incluso de los toreros. El próximo domingo, sin ir más lejos, muchos irán a ver reaparecer a dos toreros que casi dejaron sus vidas en ese espectáculo brutal. Qué falta de sensibilidad. Es seguro que en las puertas de la plaza habrá algunos mensajeros de la paz, de esa paz tan generosa que nos quieren imponer, que nos lo recuerden.
Baleares, Madrid, Córdoba, Alicante, Coruña… quieren seguir la estela que dejó Barcelona, con la sana intención de hacer de nosotros personas más cultas y educadas. Poner obstáculos para el desarrollo de espectáculos tan lamentables no es un ejercicio de imposición, es sencillamente un necesario cambio que estos amigos nos proponen allá por donde tocan el poder.
Podríamos decir que se vayan a tomar por el c…, pero eso hoy, en lugar de proporcionarles una ofensa, lo que haría sería recordarles que hay que ponerse muy pronto a preparar la gran fiesta de la libertad a través del orgullo gay. Pueden existir espectáculos mucho más edificantes que las corridas de toros.
Nuestros amigos solo quieren nuestro bien, y ya mande uno u otro, o los dos, seguirán procurándonos una vida mejor a través de los actos culturales, sí, esos si que son cultura, que nos programan día si y día también. De ingratos está el mundo lleno y los aficionados a los toros no sabemos estar a su altura por culpa de la brutalización a la que hemos sido sometidos desde hace siglos.
Cierto que el prohibir o limitar la libertad de los demás no es precisamente muy democrático, pero tratándose de lograr un bien muy superior estos partidos hacen muy bien en marcarnos el camino, en llevarnos de la mano hacia la única felicidad, la que ellos nos proporcionan.
Quejarse es solamente un defecto más de fábrica con el que salimos al nacer los aficionados, de ahí que estos amigos estén para corregir esas taras con las que nacimos. No hay otra cuando de lo que se trata es de procurar el bienestar del conjunto de los ciudadanos. Las minorías se suman, y dividen, para alcanzar esa tan alta y necesaria misión.
El PSOE podría poner coto pero no quiere y, además, ‘no podemos’ te contestan.
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