domingo, 1 de diciembre de 2013

LATACUNGA - ECUADOR: ¿LA CULPA? AL EMPEDRADO.... POR: BOCANEGRA.





El esfuerzo de empresarios y ganaderos nacionales, en el caso de Latacunga recae en la misma persona, debe ser correspondido por los profesionales foráneos para el logro de los mismos objetivos en una situación de acoso y derribo de la Tauromaquia en Ecuador por parte de la Administración.

¿La culpa? al empedrado....

Bocanegra
Latacunga-Ecuador, 30/11/2013.-No deja de sorprender, por mucho que se emplee, la capacidad humana en este planeta de los toros para buscar a quién y echarle la culpa de los ineptitudes, negligencia, desidias o errores propios en su proceder profesional.

¿Comprensible quizás resulte cuando el torero tras la tensión de la lidia se excuse ante su fracaso en los insalvables defectos de la res, eso es muy humano, aunque algunas veces suene a reflexiva y pícara coartada. Pero como se explica esas crónicas donde, erre que erre, contumaces en buscar culpas ajenas a los toreros en tardes que no alcanzan el triunfo que se les ofrece a mano?

¿Y quien el culpable? pues quien va a ser: EL TORO

"Importante fulano, pero sin opciones", o "un lote imposible para zetano", o "los toros se cargan el espectáculo", repetitivos titulares que sin en ocasiones responden a la realidad, en las más procuran tapar a los matadores que se han puesto ante sus denostados enemigos.

Pues así ocurre con el mano a mano de ayer en Latacunga entre Padilla y El Juli, ¿la culpa? al empedrado.... en curiosa unanimidad en esas crónicas que se leen. Una corrida de los hierros de Huagrahuasi y Triana donde los cuatro toros anunciados que saltaron al ruedo ofrecieron posibilidades a sus matadores de cortarles orejas. Escasamente picados derrocharon nobleza, siendo los dos primeros los de mayor y humillada embestida y con menos raza y al final refugiados en tablas los dos últimos.

Todos ellos fueron sometidos a variados tercios de capa, recibieron prestos la totalidad de banderillas reglamentarias, y les endilgaron largas faenas con infinidad de pases de todas las marcas.

Alguien comentaba en el callejón que el publico estaba frío, y otro le respondió que si, pero que eran los toreros los que tenían que calentarlo. Y esa fue la verdad, Padilla, el crack, el  encomiable y admirado Ciclón de Jerez puso toda la carne en el asador como es habitual en él, pero no siempre el acierto de lidia presidió su actuación, alternando fases de buen toreo y acoplamiento con momentos destemplanzas y desarmes que luego no arregló con el acierto con los aceros.

Sorprendió Julián López El Juli al no emplearse por la senda de la formalidad y sí por la populista y ventajosa del destoreo de moda de pata pátrás, toro p'afuera en dosis abundantes, y aderezado con su gesticulación histriónica. Hasta el julipié falló en esta ocasión.

El regalo de dos torillos no hubiera sido necesario si antes hubieran cumplido con el objetivo a todas luces posible de triunfar con los respectivos lotes. 

Una finalidad necesaria y de vital importancia para el apoyo de la Fiesta en Ecuador, en una época, tras la eliminación de la mejor feria de América que fue la de Quito, es que las figuras del toreo que acuden a estas corridas que le proporcionan pingües y cómodos ingresos económicos debieran ser conscientes de la responsabilidad que contraen con la causa taurina. El esfuerzo de empresarios y ganaderos nacionales, en el caso de Latacunga recae en la misma persona, debe ser correspondido por los profesionales foráneos para el logro de los mismos objetivos en una situación de acoso y derribo de la Tauromaquia en Ecuador por parte de la Administración.

El Juli, en la feria del año anterior así se mostró y dispensó al público una tarde memorable con la positiva consecuencia de aumentar este año una corrida más. ¿Que pasó esta vez? la culpa no fuer del ganado.


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