Tras la metedura de pata del año pasado de ofrecer corridas sin espada, viene como consecuencia la suspensión de la feria de este año. Ponce y Castella, colaboracionistas en el 2011 y dispuestos a repetir otra vez, se han lucido. No supieron estar en su sitio.
Llorad por Quito, matadores sin espada
Ricardo Díaz-Manresa
Ay todopoderoso Ponce, ay disidente Castella : llorad por Quito. Matadores sin espada que colaborasteis en la mutilación de la feria 2011 y estábais apuntados a ésta : sollozad por Quito. Don Ponce y don Castella : estaréis contentos. El valenciano diciendo que era lo menos malo para mantener los toros en la capital del Ecuador y el francesito, siempre disidente y puntilloso, afirmando –él, matador de toros, supongo- que matar era importante antes, que lo importante ahora es hacer arte. Él, un valiente en las temporadas buenas y un pegapases en las otras (bastantes), mencionando el arte.
Me quejé mucho en su momento, en los artículos “¿Con que lo de Quito no era nada?” o “En Quito, no matarás”. No mataban los toros, pero han matado las corridas de toros. Y esto es un crimen.
Quiero recordar al Juli, contrario a participar en las mascaradas y que toreará en Latacunda, ciudad cercana a Quito, en corrida completa para reforzar y reivindicar el espectáculo íntegro. Anunciado ya mucho tiempo antes de esta supensión de la serie de la capital. Y a Perera que intervenir en eso le parecía rematadamente mal. Dos ejemplos de toreros, de fieles a la norma, a la liturgia, a la tradición, a la cultura, a la verdad del espectáculo. Tendrán su premio. Al menos el respeto de la afición y el mío.
Lo de Barcelona y el maldito argentino, que Dios tenga en su gloria taurina, ha abierto brechas en todo el mundo taurino. Colombia, Venezuela, México donde hubo, hay y habrá brotes nefastos. Los catalanes no nos pudieron hacer más daño. ¿Los catalanes? Serán los que se hicieron responsables. Sí y también los catalanes que votaron a esta charca de impresentables, corruptos, dañinos y dictatoriales. Y los que no les cerraron el paso dejando de votar. ¡Vaya tsunami antitaurino que crearon!. Se habrán preguntado los hispano-americanos : si lo hacen en España, ¿por qué no nosotros?
Pero hay más. No lo prohibió el alcalde, ni otros políticos ni grupo anti alguno, sino la misma empresa, la repulsiva Citotusa que –por muchas adversidades que tuviera- es de cobardes tirar la toalla. Ya el nombre se las trae: Citotusa. Y dar las gracias al asustado Sancho Dávila, aquel Sancho Álvaro de nuestros pecados.
Llorad como mujeres lo que no habéis sabido defender como hombres, frase histórica de la gran España que no se parecía en nada –afortunadamente- a la de ahora. No supisteis ni quisisteis pararlo el año pasado y ahora sí, consecuencia de vuestra irresponsabilidad maldita de la temporada anterior.
Claro que va menos público. Como que a nadie gustan las mutilaciones. Los habéis defraudado. Y os dieron la espalda.
El mal es tan importante y rápido que no se comprende que una afición que llenaba día tras día la plaza en una feria tan larga, se haya desentendido tan pronto y a esta velocidad del espectáculo. Qué, Ponce, ¿ “había que ayudar”?. Qué, Castella, ¿”no pasaba nada”? El pobre Ponce, ahora que debía estar por encima del bien y del mal y defendiendo lo que debe, no da una. El otro, Castella, siempre ha ido a la contra. Le gusta incordiar con su carácter difícil. Os habéis lucido con todos los de los carteles del año pasado y de los anunciados este.
¿Quiero decir que ellos han sido los únicos culpables? No. Podían haberse negado en 2011 y ocurrir esto de ahora. Total, un año de adelanto y el mismo nefasto resultado. ¿Y qué más da una feria, solo una, sí o no, en la inmensidad del tiempo? Pero siempre se les podrá señalar y pedirles cuentas.
El virus venenoso, diabólico, que ahora asola al mundo, se ha incrustado de tal manera en el espectáculo taurino, que se lo come por días. Quito y Bogotá son estas fechas los grandes y tristes exponentes de la voracidad antitaurina jamás vista, tan extraña como repentina. Destruir es ahora la moda que manda. Hacer daño, la actividad más extendida.
Que se fijen todos los demás en los malísimos ejemplos de Ponce y Castella y los otros colaboradores y juren nunca más. Y en los buenísimos de El Juli y Perera y los imiten.
Llorad por Quito matadores sin espada, toreadores que tragáis lo que os pidan. Por recular tanto, habéis hecho mucho daño. Y es que admitisteis jugar un partido de fútbol sin porterías. ¿A quién le puede interesar?
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