Don Florencio Gómez Núñez en la histórica Plaza de Toros Maestranza “César Girón” de Maracay. Año 1993. Foto: Zapata. (Archivo Hnos. Dupouy Gómez)
UN GRAN TAURINO NOS DEJÓ HACE 17 AÑOS
Rafael Dupouy Gómez
Mi abuelo Florencio Gómez Núñez, falleció el 31 de diciembre de 1995, a la edad de 87 años, en su residencia de Caracas. Le acompañaron esa triste noche mi abuela Elena Arráiz Lossada de Gómez con quien había celebrado, una semana antes, el 60° Aniversario de su Matrimonio, mi madre Rosa Elena y sus nietos: Juan Florencio, Rafael y Miguel Dupouy Gómez.
Dios lo llamó para que viviera eternamente a su lado aquel día especial, encontrándonos reunidos en su cuarto de habitación, faltando cinco minutos para las doce de la medianoche, esperando recibir el Año Nuevo 1996.
La prensa nacional reseñó la triste noticia, siendo una de las más sentidas y emotivas, la escrita por el cronista taurino venezolano Víctor José López “El Vito”, en el Diario “Meridiano”:
MURIÓ DON FLORENCIO GÓMEZ
EL MÁS IMPORTANTE TAURINO VENEZOLANO
Víctor José López “El Vito
Diario “Meridiano”, 2 de Enero de 1996.-
Tal vez haya sido el más importante taurino venezolano. Su presencia en el escenario venezolano fue definitiva para que la fiesta de los toros creciera sobre las bases de una ganadería, de las plazas de toros que sembró su inspiración y de su infatigable estímulo que sirvió de apoyo a los primeros espadas profesionales de Venezuela. La desaparición de don Florencio Gómez Núñez enluta al país, le duele a la familia taurina a la vez que devela y desempolva las páginas de nuestra historia reciente.
Hijo del General Juan Vicente Gómez, fue don Florencio, junto a su hermano Juan Vicente, un gran impulsor de la fiesta de los toros en Venezuela. Fundó las ganaderías de “La Providencia” y de “Guayabita”, construyó la plaza de toros de Maracay y ayudó a toreros como Eleazar Sananes “Rubito” y Julio Mendoza “El Negro”, pareja angular del toreo venezolano.
La de “Guayabita” fue una empresa ciclópea, pues los hermanos Gómez Núñez, en el año de 1932, desembarcaron en el Puerto de Turiamo doscientas ochenta cabezas, seleccionadas entre Juan Belmonte y Antonio Cañero y que habían sido adquiridas en Córdoba de las dehesas de los señores Pallarés Delsors.
Trajeron vacas, sementales, pie de cría, mulas y bueyes, vaqueros, hierros, monturas, sogas, todo lo que existía en la famosa ganadería andaluza, vacada que sigue cosechando triunfos en las más importantes plazas de España bajo la divisa de Benítez Cubero y de los Hermanos Pallarés. En Venezuela se difuminó, en medio de un océano de desidia e ignorancia, el oro de aquella sangre brava, aunque a veces salta en algún rincón, escondido un berrendo aparejado, o un colorao ojo de perdiz, que denuncian los encastes originarios de este río de oro bravo que trajeron los Gómez a Venezuela.
Don Florencio, afable en el trato, reservado en el comentario, decidió junto a su hermano Juan Vicente que el joven arquitecto Carlos Raúl Villanueva realizara el proyecto de la plaza de toros de Maracay. Villanueva, quien más tarde sería ejecutor de importantes obras arquitectónicas en Venezuela, incluyendo la Ciudad Universitaria y el Museo de Bellas Artes, ambas en Caracas, viajó a España, vivió en el alma de las plazas de toros españolas, conoció los patios de caballos y los húmedos y terrosos pasadizos, así como los chiqueros y los corrales de toda Andalucía antes de ejecutar el proyecto que discutió junto a don Florencio y Juan Vicente. Es por eso que esa pequeña plaza le da lecciones de torería, arquitectura y ganadería a las grandes plazas monumentales que con sentido expansionista, aunque carentes de estilo, clase y buen gusto, invadieron la geografía taurina nacional.
La amistad de don Florencio con el diestro venezolano Eleazar Sananes “Rubito” era tal, que el hijo del general empleó al torero como “listero” en las obras de la construcción de la plaza del Calicanto y, para su inauguración, contrató a Sananes para que actuara en la primera corrida de la plaza de Maracay con Manolo Bienvenida y Pepe Gallardo.
Hoy la fiesta de los toros en Venezuela está de luto, pues perdió a un gran benefactor. Don Florencio sentó las bases más importantes sobre las cuales descansa el toreo en Venezuela.
Hasta su señora, su hija y sus nietos nuestra más sentida palabra de condolencia. Dolor por la desaparición de un amigo, querido y admirado, al que como taurino importante que fue me he sentido deudor. Los aficionados venezolanos están de luto porque ayer murió don Florencio Gómez.
Víctor José López “El Vito”
(Diario “Meridiano”, 2 de Enero de 1996)
Se guardó un minuto de silencio en recuerdo a mi abuelo Florencio Gómez Núñez en el Nuevo Circo de Caracas, durante la “Corrida de la Prensa” con un lleno hasta la bandera, actuando los diestros: José Ortega Cano, Manuel Díaz “El Cordobés” y el venezolano Leonardo Benítez, el 21 de enero de 1996.
Su recuerdo permanece en nuestros corazones.
Puede verse el video del minuto de silencio en la siguiente dirección de enlace: